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Feb2008HArte
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Feb
-Llora un poco más, y completamos la colección de este otoño.
El agente de arte había encontrado la fórmula perfecta para relacionar el arte religioso con el arte contemporáneo. La colección de este año se llamaría “Santo Llanto” y constaba de una serie de preciosos pañuelos marcados y bordados en el histórico convento en el que la joven artista había ingresado para discernir de una vez por todas su verdadera vocación.
Cada uno de los pañuelos, de lino o algodón cien por cien naturales, estaría impregnado con un llanto distinto de la artista. La razón del llanto daría título a cada una de las piezas: “Incertidumbre nº.
-De esta forma confluirán, en unos sencillos trozos de tela, la tradición y la modernidad, la idea y su realidad, la reflexión y la acción, la performance y el minimalismo, la fe y la cultura, la intimidad y el espectáculo... ¿No te parece fabuloso? Ya me veo leyendo las críticas: “La niña terrible se hace mística”, “Nuevo arte religioso”, “El convento entra en ARCO”.
-Ya, pero dime cómo se llora de fe o de amor.
-Verás, talento, tampoco es necesario que te vuelvas loca.