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Blog El atril

Fray Antonio Praena Segura, OP

de Fray Antonio Praena Segura, OP
Sobre el autor

19
Feb
2008
HArte
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-Llora un poco más, y completamos la colección de este otoño.

El agente de arte había encontrado la fórmula perfecta para relacionar el arte religioso con el arte contemporáneo. La colección de este año se llamaría “Santo Llanto” y constaba de una serie de preciosos pañuelos marcados y bordados en el histórico convento en el que la joven artista había ingresado para discernir de una vez por todas su verdadera vocación.

 

Cada uno de los pañuelos, de lino o algodón cien por cien naturales, estaría impregnado con un llanto distinto de la artista. La razón del llanto daría título a cada una de las piezas: “Incertidumbre nº. 1”, “Emoción”, “Llanto místico (Serie extraordinaria)”, “Compasión nº. 5”, “Ruptura 2ª”, “Éxtasis 3”, y así sucesivamente.

 

-De esta forma confluirán, en unos sencillos trozos de tela, la tradición y la modernidad, la idea y su realidad, la reflexión y la acción, la performance y el minimalismo, la fe y la cultura, la intimidad y el espectáculo... ¿No te parece fabuloso? Ya me veo leyendo las críticas: “La niña terrible se hace mística”, “Nuevo arte religioso”, “El convento entra en ARCO”.

-Ya, pero dime cómo se llora de fe o de amor.

-Verás, talento, tampoco es necesario que te vuelvas loca.

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13
Feb
2008
Matisse
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En las pasadas Jornadas de Mariología enla Basílicade Candelaria, donde está la patrona de todos los canarios,la Virgende Candelaria, dedicamos la última de las conferencias, titulada La belleza de María, a hacer un recorrido por la figura de María enla historiadel arte. Preparándolas me encontré con el repertorio diseñado por Matisse (1869-1954) para la Capilla del Rosario de las dominicas de Vence, en Provenza (1947-1951). Algún historiador del arte cristiano señalaba que sigue siendo una de las muestras más originales e inspiradamente cristiana del arte religioso hasta hoy. Según él, esta obra maestra se ha convertido en un punto de referencia de la intimidad religiosa que, en su sencillez elemental, casi de renuncia, responde a una exigencia que hoy se siente de manera particular: Quiero –escribía de su arte Matisse en 1908- un arte de equilibrio, de pureza, que no inquiete ni turbe: quiero que el hombre cansado, encadenado, extenuado, saboree delante de mis pinturas la calma y el reposo.

 

Parece que lo logró en esta obra que abarca todo un programa de azulejos, vidrieras, frescos, puertas... Hay en los trazos sencillez, pero no simplismo. Es una sencillez que brota de la meditación y la inspiración. El trazo se acerca al que un niño pudiera hacer. Pero ya sabemos, como decía Miró, lo difícil que es llegar a pintar como un niño. De los mínimos recursos extrae grandes sugerencias y consigue abrir esa parte pura de la conciencia y del alma que la vida poco a poco nos va cerrando o manchando.

 

 

 

¿Quién se atrevería hoy a encargar a un nuevo Matisse una obra sacra?

 

O, del otro lado, ¿cuántos artistas, sea cual sea su fe o su moral, se atreverían a ambarcarse en una obra religiosa sin prejuicios, desde la espiritualidad, la búsqueda sincera, la disponibilidad y docilidad para con la inspiración divina?

 

Nuestro arte cristiano de hoy está tan depauperado que, o bien recurrimos a imágenes de otras épocas y estilos, o bien nos limitamos a salir del paso con una estética miedosa y epigonal. Que estas imágenes nos inspiren.

 

 

 

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6
Feb
2008
Guionistas
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La huelga de guionistas de Hollywood ya dura meses. Parece que la principal reivindicación de éstos es la de una mayor participación en los beneficios que genera una película. No conozco exactamente las cifras del negocio, pero me informan de que la industria cinematográfica es, tras el negocio de las armas, la segunda industria –hay que considerar los asuntos económicos indirectamente ligados a ella- de Estados Unidos. Y sobre todo: el cine y la producción de series es el principal escaparate de la mayor potencia política y económica de la tierra. Eso de la alfombra roja que vemos como algo secundario y trivial es, en el fondo, muy importante para la economía, la imagen y la capacidad de infiltración de una cultura en el resto del planeta. Esta cultura y este arte tienen un papel fundamental dentro del sistema.

 

Y, por lo que al arte se refiere, a mí me parece bien la huelga. Ya está bien que sean las grandes productoras, las estrellas y los grandes directores los privilegiados del séptimo arte. Sin guión no hay película ni hay nada. El escritor inventa la trama, construye los personajes y sus personalidades. Su sicología, su evolución. El vestido de sus palabras y el fondo de sus intenciones. El guión es el cimiento y la estructura de una película. Con un guión bueno, muy malo debe ser el director para que la película resulte definitivamente mala.

 

En el fondo, la reivindicación de un guionista pone sobre la mesa la cuestión acerca de las fuentes del arte y de la creatividad. ¿Quién piensa las cosas? ¿Quien vive experiencias que se acaban convirtiendo en historias? ¿Quién saca de su vida, su alma o su imaginación las realidades irreales? Donde está el cimiento de las cosas cuando esta cultura se queda en la idolatrización de las mediaciones mediáticas. Es un síntoma de nuestro tiempo: ¿Quíen piensa en el Creador más allá de la idolatrización de las cosas creadas? Sin literatura, difícilmente sería el cine. Sin Dios no hay mundo, ni cuerpo, ni lenguaje, ni seres humanos, ni belleza del arte o la naturaleza.

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25
Ene
2008
Expiación (y II)
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No sé en qué ocasión leí o escuché de Benedicto XVI que es muy importante para un joven desear y procurar realizar algo grande, importante, en su juventud. Nada mejor contra vacíos y sin-derivas que mantener el esfuerzo por dejar algo apreciable, aportar a este mundo algo digno, una huella, incluso corriendo el peligro -¿quién puede ser joven si no?- de incurrir en la vanidad.

 

Yo quería haber realizado, escrito,  una verdadera obra de arte antes de cumplir los 35. Y voy, jeje, camino de no conseguirlo. Por lo que, en esta vida dominicana que he tomado, tendré que consolarme con incluir ese deseo incumplido como una más de las renuncias de mi voto de pobreza. (El que no se consuela es porque no quiere).

 

Y lo cuento en este blog de cultura y fe –no es un blog de discusión de problemas sociales ni eclesiales...- porque me alegra y me sorprende ver que son artistas irritantemente jóvenes los que han realizado algunas de las películas más maduras y profundas que he visto últimamente. El director y adaptador de la densa y compleja novela Expiación, Joe Wright, tiene 35 años. Y más sorprendentemente aún, la que quedará como una de las mejores películas de la década, La vida de los otros, es la obra prima de Florian Henckel-Donnersmarck, y la realizó con 33 años. Claro, se trata de un tipo que desde su adolescencia ha devorado la obra de Thomas Mann, Stefan Zweig, Tolstoy, Dostoyevsky, y pierde el sueño porque no conoce más que un par de ensayos de Kleist. ¡Necesita las obras completas!

 

Las dos películas derrochan inteligencia y buena construcción. Consiguen ese milagro de, al final, con-fundir vida y arte. Muchas horas de lectura, esfuerzo, síntesis... En España, por ser este país de ricos nuevos que hemos llegado a ser, se nota que nos alimentamos de mala cultura –no generalizo- y nuestras creaciones son planas, tópicas, poco originales, ancladas en la trasnochada dialéctica progre versus carca y viceversa, subvencionadas... Véanse, si no, los pésimos resultados del cine español de este año.

 

Como expiación por tantas horas perdidas, por tantas lecturas a medias, por la falta de disciplina, por la falta de valor y riesgo, por no haber aportado una verdadera obra de arte ni a mi tiempo ni mí mismo ni a la Gloria de Dios, me dedicaré a escribir mediocres post. Y a recomendar, eso sí, las cosas buenas de los buenos de mi generación.

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18
Ene
2008
Expiación (I)
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Es un gran error ese que, movidos por cierto complejo y cierta culpa, hemos cometido en nuestro catolicismo con pretensiones de actualidad. Consiste en dejar fuera de nuestras categorías conceptos que no son sólo conceptos sino realidades contundentes de la vida. Por ejemplo: relegar al olvido palabras como sacrificio o expiación.

 

Y es un gran error porque el sacrificio y la expiación están presentes irremediablemente en la vida. Si nuestro cristianismo los margina o relega, se queda sin responder a algo que, de suyo, ya está marcando nuestra existencia. La expiación existe, nos demos o no cuenta de ella. Expiamos errores, expiamos decisiones, expiamos opciones, expiamos culpas, expiamos omisiones, expiamos maldades, expiamos cegueras. Las cosas se pagan. Aunque nadie nunca lo sepa, las podemos estar pagando durante toda nuestra vida. La fe lo que hace es inundarlas de sentido. Sin ser asumidas por la fe, se expían demasiado humana, desesperada y angustiosamente. La fe las transmuta en partos de redención, de renacimiento, de superación y de esperanza. Las santifica.

 

Pero por aquello de querer agradar, de actuar clientelistamente, omitimos nombrarlas y por lo tanto rebajamos la vida y su carga existencial inherente a un cristianismo light y sentimentaloide que al final acaba por no ser atractivo para quien busca respuestas rotundas y vive su condición humana a todo riesgo.

 

Tienen, claro, que venir algunos artistas o simplemente algún buscador de intensidad para retomarlas. Y entonces nos queremos incorporar a la actualidad de aquello que nosotros mismos habíamos defenestrado.

 

Se acaba de estrenar la película Expiación, la versión de la novela homónima de Ian MacEwan. Me parece conmovedora. Volveré a hablar de ella. Porque ahora sólo quería apuntar a ese pseudoprogresismo para con la fe que lo único que hace es depauperarla y, lo más triste, dejarnos sin redención experiencias que son y que se imponen como puños en la vida, con tal de que queramos reconocerlas.

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13
Ene
2008
Ha muerto Ángel González
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Durante los años que estudié en Salamanca formé muy activamente parte de la tertulia literaria Papeles del Martes, que tenía lugar en el convento de San Esteban y en Sotomayor. Una tarde, al acabar la tertulia, el poeta Salmantino José Manuel Regalado me pidió que le acompañara a una tradicional librería. Cogió la edición del año 2000 de Palabra sobre palabra y allí mismo me la regaló. Me dijo que era fundamental que leyera a Ángel González.

 

Efectivamente: sin que sea un poeta que me haya influido directamente, su lectura es fundamental para atravesar esa línea a partir de la cual se comienzan a percibir las posibilidades poéticas del tono menor, de la ironía, del humor... Su obra es importante para pasar de una poesía engolada o vociferante a la apreciación positiva de cuanto de poético y rítmico puede existir en el tono coloquial y prosaico. Y no como rebaja de estilo, sino como ejercicio de llaneza, una llaneza y simplicidad, lejos de lo que a primera vista parece, llenas de esfuerzo, trabajo, complejidad bien escondida.

 

Ángel González dijo de sí mismo: me acostumbré muy pronto a quejarme en voz baja, a maldecir para mis adentros, y a hablar ambiguamente, poco y siempre de otras cosas. (...) Si acabé escribiendo poesía fue (...) para aprovechar las modestas habilidades adquiridas por el mero acto de vivir.

 

Dado que este es un blog para escuchar la voz de nuestro tiempo, ya que sin ello difícil es dialogar con nuestro siglo, les dejo con unos poemas de Teoelegía y Moral (de su libro Prosemas o menos, todo recogido en Palabra sobre Palabra). Cosas que no gustan pero están dichas. Y con todos los premios.

 

REVELACIÓN

 

Dios existe en la música.

En el centro

de la polifonía

se abre su reino inmenso y deslumbrante.

Incesante, infinita,

la creación extiende sus fronteras.

¿Qué improbable

constelación

se atrevería a brillar

más allá de sus límites?

Escalas luminosas tienden puentes

de firmamento a firmamento,

fundan el poderío de la evidencia.

                                                     Asombro.

Es la verdad:

                     ¡Dios existe

en la música!

 ( Cuatro compases más, y otra vez solos.)

 

EPÍLOGO

 

Cuando el músico guarda el violochenlo

en su negro sarcófago,

el cadáver de Dios huele a resina.

 

 

INVITACIÓN DE CRISTO

 

Dijo:

          Comed, éste es mi cuerpo.

          Bebed, ésta es mi sangre.

 

Y se llenó su entorno por millares

de hienas,

de vampiros.

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6
Ene
2008
La belleza de las cosas pobres
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En encontrar la belleza de las cosas pobres reside parte del secreto de la vida.

 

Paso la víspera de reyes en casa de mi familia y, antes de abrir nuevos regalos, descubro que mi sobrino ha estado jugando estos días con los mismos juguetes que jugábamos mi hermana y yo. Y algunos aún parecen nuevos. Además Emmanuel ha sembrado la casa con las figuritas del belén que nosotros poníamos: las mismas casitas, el mismo pozo, los mismos pajes, las mismas ovejas salen a relucir por todos los rincones. De pequeños nos enseñaron a cuidar las cosas, pero nunca pensé que muchos de aquellos juguetes sin marca registrada pudieran pasar a la próxima generación.

 

En la limpieza, delicadeza y cuidado de las cosas más simples y menos valiosas reside la dignidad del pobre. Las mujeres de mi pueblo que aún vivían en sus cuevas siempre tenían en alguna esquina un cubo con cal y una brocha con la que procuraban devolver la blancura a la fachada cada vez que salía un desconchón o chorreaba barro desde los cerros. La limpieza y el aseo era su dignidad. Las madres de los niños pobres lavan los juguetes, los cosen, los ponen en un lugar seguro, enseñan a sus hijos lo afortunados que son de poder jugar con ellos y custodiarlos a pesar de su poco valor material. Porque las cosas valen el cariño y el esfuerzo puestos en ellas.

 

Se pierde la ilusión cuando no se deja de abrir un paquete tras otro. Al final todo nos cansa. Y, al crecer, nuestra costumbre posesiva y utilitaria se ha instalado ya en nuestras manos y corremos el peligro de abrir con ellas corazones y vidas como se desempapelan paquetes de regalos. Y, una vez abiertos, la ilusión no dura más que unas horas y entonces arrojamos a un rincón los corazones desnudados y las vidas que fueran entregadas a nosotros en obsequio.

 

En descubrir la belleza y dignidad del más sencillo y pobre de los regalos está el secreto de, en la vida, recibirlo siempre todo como un tesoro inmerecido y todo agradecerlo porque nada en realidad nos pertenece en exclusiva.

 

Espero que los juguetes de la infancia de mi hermana y mía sigan poblando los juegos de mi sobrino. Y que en abrir con infinito asombro cada cosa recibida, por más pobre que sea, encuentre el tacto justo con que en la vida abrir cada corazón que al suyo se le entregue.

 

¡Feliz día de Reyes!

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26
Dic
2007
La infancia de Dios
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¿Y qué le puede faltar a un Dios para arrojarse a este mundo a amar lo pequeño? ¡Desde Hegel se ha hablado tanto de la muerte de Dios!, de la debilidad que Dios elige al humanarse... Mas ¿por qué no hablamos de la infancia de Dios?: Dios ha sido niño.

Si en la encarnación Dios se ha unido en cierto modo a cada hombre, a todo lo humano se ha unido, y a cada niño que ha sido se ha unido, para empaparse de infancia también, para conocer todas las edades del hombre, del hombre de cada época y...

 

Sentir la mano de su madre María que lo lleva a la escuela...

 

El cansancio de un partido de futbol (-que anacronismo, ¿verdad?)...

 

Un beso sobre la herida de la rodilla...

 

El olor de los polvos de talco...

 

Los tirones del peine en el pelo...

 

El peso del cuerpo sobre las hojas crujientes...

 

El misterio de los nidos en los árboles...

 

Un dedo por un zapato roto...

 

Una carrera de caracoles...

 

El pasmo silencioso de una mañana nevada...

 

¿Sería demasiado ingenua una teología de la infancia de Dios, de la juventud de Dios, del vitalismo de Dios... ya que tanto se ha escrito de la pasión de Dios, de la muerte de Dios, de la temporalidad y debilidad de Dios? Tan ciertas son las unas como las otras: Feliz natividad de Dios siempre joven para todos.

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17
Dic
2007
"La Angelines"
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Todo mi discursito había ido de lo mismo: que si el hombre posmoderno, como es un ser fragmentado y del instante, no tiene una visión del tiempo y de la historia lineal ni proyectada hacia el futuro -propia del judaísmo, del cristianismo o del marxismo- y que por eso sobrevalora el instante, el aquí y ahora, la posible felicidad que pueda sacar de las cosas en su inmediatez. Que si la falta de fe en los proyectos de la modernidad, los cuales han mostrado su cara cruel, atroz, asesina en el siglo XX, ha hecho al hombre de hoy desconfiado para los grandes ideales, para las palabras mayúsculas, para la verdadera esperanza... etc.

 

Pero en ese momento Angelines se levantó y me dijo:

-Mira, curita mono y sabiondo:, ya tas pasao un rato. Si es verdad que esperanza no me sobra, digamos que mucha pues que no tengo, es porque estoy un poco hartilla de palabritas bonicas –los granadinos es que hablamos así- y no me da la gana que me engañen más. –Mu escéptica sí soy, pero ya que te fijas en todo, a ver si te das cuenta que mi escepticismo es pa proteger algo que quiero mucho ¿sabes? Espero más que tú, quiero más que tú, sueño más que tú y hago más cosas que tú.

 

Aunque al salir me dio un abrazo, llevo tres días con este lado del cuerpo agarrotado del golpe.

 

Toda lectura puede hacerse también a contraluz. Formas extrañas de esperar lo que parece no esperarse.

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11
Dic
2007
Blasfemar
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No todo lo que se nos presenta como un descubrimiento lo es en su sentido más original.

 

Publica el último Babelia tres poemas inéditos de Rafael Alberti con ocasión del 80 aniversario de la generación del 27. Dos de ellos están fechados en 1920. El tercero no tiene año fijo pero queda datado poco tiempo después que éstos.

 

Ese tercer poema es de un blasfemo subido. La artífice del hallazgo lo sitúa en la estela de Sermones y moradas y como excluido seguramente por el propio autor por tremendamente irreverente. Escrito cuando Alberti acababa de sufrir una profunda crisis sin vuelta atrás, en este y otros poemas similares el poeta desecha las creencias en las que ha crecido para dejar paso a un sistema de irracionalismo poético y de provocación incendiaria y blasfema cuya huella se sigue en sus poemas dela GuerraCivil.La investigadora lo califica de poesía del conflicto.

 

No encuentro ni conflicto ni irracionalismo ni poesía en el poema. A lo sumo, desahogo sin más. Como si fuera un ejercicio que el sicólogo te manda para tu propio curamiento y que después has de romper como una parte más de la escritura misma: rajar un papel, tirarlo a la basura, forma parte del rito mismo de escribir; prolongación de la literatura, la papelera es a veces la mejor culminación de un poema.

 

Si no fuera porque Poeta en Nueva York de Lorca está compuesto entre 1929 y 1930, diría que el inédito de Alberti tiene pretensiones lorquianas. Pero el ridículo de dejar al descubierto las intenciones provocativas, por la mala calidad de los materiales empleados en la argucia, hace doblemente ridícula la empresa. Por algo el mismo Alberti lo excluiría.

 

No todo es un descubrimiento. La basura de los mitos sólo contribuye a mitificarlos más, sí, pero a costa siempre de nuestra dignidad de hombres corrientes que pierden la cabeza a cambio de una efímera pátina de erudición. No les quita valor a ellos, pero sí obliga a pensar en nosotros mismos. En deslindar el valor documental de algo de su valor artístico está la clave, así como en valorar al artista en sus justos términos de ser humano.

 

Me parece más interesante el retrato que, unas páginas más allá, haceAntonioMuñoz Molina del último Alberti: no tiene desperdicio.

 

Y aprovecho: a Babelia le importa cada vez menos la poesía y mucho más el mercado. Pero que mucho más.

 

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