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Blog El atril

Fray Antonio Praena Segura, OP

de Fray Antonio Praena Segura, OP
Sobre el autor

26
Dic
2007

La infancia de Dios

3 comentarios

¿Y qué le puede faltar a un Dios para arrojarse a este mundo a amar lo pequeño? ¡Desde Hegel se ha hablado tanto de la muerte de Dios!, de la debilidad que Dios elige al humanarse... Mas ¿por qué no hablamos de la infancia de Dios?: Dios ha sido niño.

Si en la encarnación Dios se ha unido en cierto modo a cada hombre, a todo lo humano se ha unido, y a cada niño que ha sido se ha unido, para empaparse de infancia también, para conocer todas las edades del hombre, del hombre de cada época y...

 

Sentir la mano de su madre María que lo lleva a la escuela...

 

El cansancio de un partido de futbol (-que anacronismo, ¿verdad?)...

 

Un beso sobre la herida de la rodilla...

 

El olor de los polvos de talco...

 

Los tirones del peine en el pelo...

 

El peso del cuerpo sobre las hojas crujientes...

 

El misterio de los nidos en los árboles...

 

Un dedo por un zapato roto...

 

Una carrera de caracoles...

 

El pasmo silencioso de una mañana nevada...

 

¿Sería demasiado ingenua una teología de la infancia de Dios, de la juventud de Dios, del vitalismo de Dios... ya que tanto se ha escrito de la pasión de Dios, de la muerte de Dios, de la temporalidad y debilidad de Dios? Tan ciertas son las unas como las otras: Feliz natividad de Dios siempre joven para todos.

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Pablo Flores
27 de diciembre de 2007 a las 21:11

Dios encarnándose en un niño porque de tal forma ninguno le temeremos, lo podremos acoger y, así, admirar. Pues no es un niño más, es el hijo que Dios nos da.
Profetizó Isaías que sus nombres serían "Admirable en sus planes", "Dios Invencible", "Padre Eterno" y "Príncipe de la Paz". Estos definen el carácter de nuestro Dios ya en el pequeño nacido de una joven virgen en la sencillez de un pesebre.
El Creador del Universo (el que es -eternidad-) haciéndose temporal, porque eso somos nosotros, siendo partícipe de nuestras circunstancias de crecimiento humano, desde que nacemos como niños...

Que sepamos reconocer a Dios también en los momentos más jóvenes de Jesús, y en lo minúsculo. Creo que a esto te refieres, Antonio, cuando propones esa teología de la infancia.

Feliz Navidad.

el marinero de los monegros
28 de diciembre de 2007 a las 10:55

Hoy, día de los Santos Inocentes, reconocemos a Dios en los niños inocentes de nuestros tiempos: en los niños soldados, en los niños maltratados, en los niños hambrientos, en los niños enfermos.... En ellos debemos reconocer la Gracia del Señor, que fue niño, y en nuestras humildes posibilidades luchar contra las injusticias y abusos que a menudo las generan.
Feliz Navidad

cantueso
31 de diciembre de 2007 a las 11:48

Ya. Y ¿cómo se vería desde un niño que vive en la city? En vez del "misterio de los nidos en los arboles" ¿que hay? Recuerdo una madre que mandaba a sus dos niños a la clase de inglés, "porque no los puedo tener en casa todo el día".

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