7 palabras son bastantes. 7 poemas también. Haydn compuso su famosa obra a petición de la Hermandad de la Santa Cueva a fin de acompañar la meditación de las 7 palabras de Cristo en la cruz.
El poeta Antonio Carvajal escribió siete poemas como paráfrasis para acompañar la obra de Haydn y es quizá, de las obras de Carvajal, la que más me gusta. Os transcribo su comentario y os dejo dos de esos poemas. Quien quiera la Paráfrasis completa, puede pedírmela (Carvajal me ha dicho que disponga de ella como quiera).
Por cierto: obra de Haydn y palabra de Carvajal se interpretan hoy en el auditorio Manuel de Falla de Granada. Y siento perdérmelo.
Escribí la “Paráfrasis de las Siete palabras de Cristo en la cruz” a petición de José Miguel Castillo, concejal Cultura del Ayuntamiento de Granada. (…) Mr. Buxarrais, oídos los poemas, me dijo que había acertado al poner el dedo en la llaga, en la herida viva de la teología contemporánea: el silencio de Dios. No pretendía yo tanto, pero me enorgulleció el comentario. Había escrito los poemas bajo todas las tensiones imaginables, empezando por mi desvío de la propia fuente, ensayábamos en el ámbito donde después se celebraría el concierto (…) y la última palabra se me resistía. Hasta que, por puro azar, abrí mi primer libro, “Tigres en el jardín”, vi un soneto de amor, le coloqué el paratexto evangélico y se me convirtió y se me convirtió en una nana o nenia eterna entre el Padre y el Hijo. Un padre y un hijo, desde mi sentir de hombre, para siempre irredentos.
Padre, perdónalos porque no saben qué hacen
Desde la cima llamo; desde el alto
dolor de un cuerpo en llagas y desnudo,
clamo hacia ti, por ellos, que me tienen
desnudo, herido,
sin saber para qué, por qué lo hicieron.
No es esta desnudez lo que me duele
ni sus bocas de cieno en mis mejillas
como larva viscosa
de podredumbre, ni esta herida sucia
por no sé qué maldad que yo esperaba,
por no sé qué maldad que yo sabía
en sus pechos crecida.
Me dueles tú, que no apartaste el cáliz.
Me hieres tú, con tu silencio. Tú,
que me has desamparado. No te enojes
con ellos, no te ensañes
con su maldad pequeña, tan mudable
como sus pocas horas. Tu perdón
es la esperanza sola que me queda,
la luz de mi agonía.
Te digo de verdad que hoy estarás conmigo en el paraíso
Cuando cierres los ojos y se rompan tus huesos
y de ti no queden ni el nombre ni el aliento,
cuando arrojen tu cuerpo a la caliente fosa,
yo te estaré mirando, yo buscaré tu boca.
Yo seré por tu carne una llama lentísima
que dejará en la tierra ceniza de otra vida,
que elevará tu alma más allá de los astros,
porque tú me has hablado, porque me has consolado.
No te puedo decir cómo es el paraíso
donde estarás intacto, donde estarás conmigo,
pero cierra los ojos y sueña que la noche
viene como una madre común y nos acoge.
Antonio Carvajal
Paráfrasis de las siete palabras de Cristo en la cruz
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