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Blog El atril

Fray Antonio Praena Segura, OP

de Fray Antonio Praena Segura, OP
Sobre el autor

10
Nov
2009
La vida de los otros
2 comentarios

 

Hoy han pasado 20 años desde la caída del muro de Berlín. Para no dejar pasar por alto la celebración, para refrescar la memoria o, al menos, para fraguar la memoria de los que no la tenemos, vimos anoche en comunidad la película La vida de los otros.

 

Al volver a ver esta maravillosa historia descubro significados nuevos. Descubro que nacer en libertad no es algo tan obvio. Descubro que hasta hace nada –y aún en muchos lugares del mundo- la existencia de infinidad de personas ha sido arruinada por muros ideológicos. Que familias enteras no volvieron a encontrarse jamás. Que algunas existencias transcurrieron, desde su primer día hasta el último, en una ciudad gris y blindada; gobernados por unas ideas que no eran las suyas; en un silencio enloquecedor o en la alternativa de tomar el camino del suicidio como única forma de escape.

 

El agente de la Stasi que protagoniza la película descubre el vacío de su vida al asomarse a la vida de los otros, de aquellos a quienes espía. Descubre que no tiene libertad, que no tiene amor, que ha entregado su inteligencia y sus enteros días al servicio de una clase política perversa. Es la frágil situación de la existencia de los demás, que depende de sus manos, de la información que él transmite, la que, paradójicamente, hace trizas su sólida ideología. Y, al final, ha de arrostrar su destino de hombre bueno como un ciudadano más, siendo, como es, un héroe que ha contribuido a cambiar la historia desde los cotidianos recovecos de lo que nunca se contará.

 

Recomiendo esta película encarecidamente. Siempre estará viva. Siempre será un aldabonazo de libertad en las puertas de tantos muros como aún quedan en pie. Porque  La vida de los otros filma que la vida nuestra no comienza sino en la de los otros. Que nuestra libertad es menos libertad cuanto menos libertad es la libertad de los otros.

 

Y decir estas cosas sólo puede acabar en una oración.

 

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6
Nov
2009
Perfecta asimetría
3 comentarios

 

Y aquí el nuevo temazo de Keane: Perfect symmetry. La cosa viene a decir que vivimos la vida en simetría perfecta, que aquello que hacemos, será hecho sobre nosotros.

 

Ingenua mentira. ¿Que no? Desde luego que sí. Bueno, vale: si lo aplicamos a que en esta vida, según la actitud con que vayamos, suscitaremos en los demás una actitud simétrica, parecida, vale, lo acepto.

 

Pero la cosa va más allá. Afirmar que aquello que hagamos será hecho sobre nosotros, bien sirve como máxima ética. Se tratará de hacer lo que postulaba Kant, que digo Kant, el Evangelio mucho antes: tratad a los demás como queráis que los demás os traten. Pero que tenga una respuesta simétrica, que en este mundo reciba cada uno lo que merece ...puro ensueño. Pues la vida es profundamente asimétrica.

 

Raramente el justo recibe en esta tierra toda la justicia. Hay una absurda desproporción entre el llanto del que llora, la pobreza del pobre, la paz del pacífico, la mansedumbre del manso, la misericordia del misericordioso… y lo que aquí la vida le retribuye.

 

No en vano la escatología también argumenta que la justicia que las víctimas de la historia no reciben… ¿quién se la hará? 

 

Bien, amigos de Keane, por esparcir en bytes y en i-pods eso de ¿quién eres tú? ¿para qué vives? ¿para qué luchas? Pues, como decía ya ni sé quien, hay que sospechar de quien nunca se ha preguntado por el suicidio (ver el segundo video, con letra en español).

 

Pero de verdad: la vida es más bien perfectamente asimétrica. Y en esa asimetría debe abrirse camino nuestra esperanza pues, por otro lado, asimétrico es el corazón y los estrábicos ojos que más quiero. Asimétrico -como mi amor mismo- es todo lo que amo.

 

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2
Nov
2009
Crystal Ball
2 comentarios

 

Una vez desaparecidos The Cranberries, en lo que a pop se refiere, los Keane pasaron al número 1 de mis favoritos. Sus letras reflejan lo perdido que se puede llegar a estar. Pero aún están llenas de poesía. Dan cuenta de la pérdida del amor, de la pérdida de la identidad, de la pérdida… No comparto su desazón, pero es que hay que entenderlos. Yo creo que lo cantan porque en el fondo saben que una vez las cosas fueron de otra manera. Me explico: dar cuenta de lo que se pierde es levantar acta de lo que se tiene pero no se encuentra. Si, por ejemplo, hablo de mi paraguas perdido, es porque alguna vez hubo un paraguas. Mutatis mutandis, si yo, si mi amor, si mi fe, si mi esperanza... se esfumaron, no hay forma más memorable de afirmar ese amor, esa fe, esa esperanza que cantarlos.

 

Sus letras se resignan al aquí y a la fatal condición de ser hombres perdedores. Hombres que lo van perdiendo todo y que repiten: no importa, eso es así, no hay otro remedio. No busques otra cosa, disfruta de lo que hay.

 

Los Keane han sacado nuevas canciones. Y ya ando buscando en los mantas de la calle el disco. Porque lo que he escuchado… ¡qué bonito!, aunque no me resigne a sus letras, pues mi esperanza tiene un fundamento que yo no me he dado.

 

En el próximo post hablaremos del nuevo disco. Pero aquí dejo su Crystal ball, una de mis antiguas favoritas. Y es que, prescindiendo del video y fijándonos en la letra de esta canción, ¿hemos pensado qué significa que todo lo que creemos, lo que creemos ser, lo que creemos tener, se puede deshacer cuando menos lo esperamos? Y qué decir de los que están a nuestro lado y son nuestra vida. No siempre estarán.

 

Si hablo de los Keane es porque me parece que todavía se hacen preguntas cuyas respuestas, nunca encontradas, ni tan siquiera imaginadas, nos pueden ayudar a profundizar en el misterio de la vida.

 

No la he podido insertar en español. Para verla con letra traducida y mejor calidad, pinchar aqui:  http://www.youtube.com/watch?v=TyDpaFH0qBs

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1
Nov
2009
Libertad
3 comentarios

 

El post de hoy se sale del cometido de este blog. No habla de arte ni de cultura, aunque quizá en el fondo no esté tan lejos del significado último de la belleza, que al principio produce vértigo, terror incluso, desconcierto, pero que al final fascina y nos conduce hacia otra manera de contemplar las cosas, siempre que no nos atrincheremos en nuestros prejuicios.

 

Se trata del reportaje que el suplemento El País Semanal dedica al monasterio de Clarisas de Lerma y a su abadesa, Sor Verónica. Se pueden decir muchas cosas y, para muestra, basta acercarse al torrente de comentarios que ha provocado en su edición digital. Me aburro de leerlos y, al final, saco la impresión de que la fe es un milagro. Gracias a Dios estamos en un país libre, pero en el mismo país del que decía Antonio Machado que es propio de hombres de cabezas medianas embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza, que son palabras de doble filo y cortan por los dos lados. Aunque quienes deben sentirse aludidos son aquellos que en sus comentarios embisten descalificativa, burda y groseramente, pues embestir dista mucho de ser sincera y constructivamente críticos. Embestir es siempre un acto ciego cuya finalidad es el derribo y el daño. Cuando no, una mera arma de defensa.

 

Y nada nunca ha cabido menos en la cabeza de nadie -porque no puede caber, porque es de las pocas cosas que aún nos llevan más allá de nosotros- que la fe. Uno de los comentarios pide que alguien les diga a estas monjas que no recen por él. Como usted desee.

 

Cuando algo no se entiende y desconcierta, ¿qué menos que nos haga pensar? Y no decir qué pena me dan. Mejor decir: Pues a mí, aunque soy agnóstico me alegra que a estas señoras les vaya tan bien. Creo que ponen un contrapunto interesante en esta sociedad en la que todo es tan volátil, relativo y veloz. Y esto aunque, repito, no sean de mi cuerda. Mientras ellas estén felices y no se metan en mi libertad, creo que hacen bastante más bien que mal. Es honesto.

 

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25
Oct
2009
Él quería
3 comentarios

 

Él quería otras circunstancias. Quería haber formado parte de la estela de poetas que, desde la locura de Dios, siempre han ensanchado los márgenes de la literatura y la han revolucionado. Él se había esforzado por tener voz en el mundo de fuera de las sacristías, algo por lo que las generaciones anteriores habían luchado. Pero ahora el panorama era distinto, y también, a los ojos del mundo, los curas, mejor que se quedaran diciendo misa y se dedicaran a sus cosas. ¡Como si no tuviera bastante con lidiar con los que desde dentro le decían: que no, que no, que tú no pintas nada con esa gente, que son ateos, raros; llevan mala vida y al final te van a meter sus ideas en la cabeza! Él quería otro contexto, otras facilidades. Porque hasta lo que para él resultaba obvio, ahora no lo era, y para la gente de la cultura resulta que la religión, los frailes, las monjas, han sido los enemigos del saber y del arte. Los fundamentalistas. En fin, desolador: ¡tantos siglos de historia tragados por el sumidero! Pero él tenía prisa, él era ambicioso; estaba seguro de sí. Él. Él. Él quería estar en las antologías, en las bibliografías; cambiar con un poema el curso de las cosas. Él quería un panorama más permeable. Él quería navegar con otros vientos, menos cambiantes, más favorables; por ejemplo, haber nacido en otros paradigmas, coyunturas, escenarios. Otra década, otro siglo, un siglo diferente… Pobre tonto. Y no se daba cuenta.

 

No se daba cuenta de que su siglo era su reto. De que no hay siglo más hermosos que el siglo de uno. De que uno nace cuanto tiene que nacer y muere cuando tiene que morir. De que no hay siglo más hermoso que este día: Granada, 25 de octubre de 2009.

 

Las 5 y media de la tarde.

 

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20
Oct
2009
Insoportable
4 comentarios

“No hay cerro, ni selva, ni desierto, que nos libre del daño que otros preparan para nosotros”. Eso no es fascinante. Es terrible. Intento comprender por qué sufrimos.

Estas frases, la primera de las cuales es el comienzo de su nueva obra, forman parte de la entrevista que El Cultural dedica esta semana a Angélica Liddell.

 

Siempre me pasa igual. Me ocurrió con Amy Winehouse y Juan Manuel de Prada y ahora reincido con Liddell y… todo un padre Provincial. Me ocurre que me autocensuro, me corto, decido no hablar de algo y luego resulta que ese algo es no sólo muy bien visto, sino hasta de las preferencias de alguien cuya opinión es más autorizada y prudente que la mía, tal la de de Prada o un Provincial. También L. M. Ansón se ha dejado arrastrar por su violencia. Pero basta de justificaciones: nunca aprenderé a ser libre, ni tan siquiera como para poner aquí un link al blog de esta catalana.

 

Sí. Nunca he asistido a ninguna representación de Angélica Liddell -cosas de vivir en provincias, que decía el pedante-, pero he leído bastante sobre ella y me he matado a buscar sus videos en internet. Ejerce sobre mí ese atractivo de las personas de alto voltaje, de los seres raros y brutales en quienes todo lo que tiene que doler y emocionar duele y emociona en un grado de pureza que raya lo insoportable.

 

Liddell estrena nueva obra y promete no dejar indiferente a nadie. Tanto que la realidad será llevada al escenario y la realidad quedará convertida en un teatro mirado desde las tablas.

 

¿Por qué sufrimos? ¿Por qué tenemos que sacrificar lo que más queremos? ¿Por qué nos preguntamos por qué?

 

Pongo aquí dos videos de esta mujer. Y aviso: el segundo de ellos es muy fuerte. Si eres, amigo lector, aprensivo y sensible, muy sensible… posiblemente hasta te guste.

 

 

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15
Oct
2009
Ni ético ni estético
4 comentarios

 

Hace unos días recibía un correo con un link hacia un cortometraje, el que aparece aquí. Vale la pena verlo.

En la larga cadena por la que el mensaje había pasado, alguien anotó un comentario al corto: El "suicidio" moral de la humanidad al olvidar la ética para pasar a la "estética"...

 

Después de ver el video y seguir, solamente, el sentido común, que en mi caso se comporta raramente, llegaba a estas conclusiones:

 

Al final del video se premia a la periodista por, se supone, las impactantes fotografías que ha tomado en el frente de batalla. Ella dejó que el soldado matara a la niña y la fotografió muerta. Ahí se supone que radica la falta de ética a cambio de la estética a la que alude el comentario del mensaje. Pero, ¿de verdad? ¿Van los periodistas a los frentes de guerra a hacer fotos estéticas? ¿No se juegan la vida, más bien, por dejar testimonio de su compromiso, de su voluntad de que la verdad se sepa? Van a dejar constancia del desastre. Pero -¡ay dolor, dolor!- también a dejar clara su valentía y su profesionalidad. Lo que hace que esta fotógrafa no impida la muerte de la niña no es su compromiso estético, sino su voluntad de dar el notición, de hacer el reportaje más valiente y arriesgado, más en primera línea y testimonial, más visceral y denunciante. Tan denunciante que ella no hace lo que podría hacer a cambio de… la gloria de un premio periodístico y el aplauso a su trabajo de corresponsal.

 

Los premios a corresponsables de guerra no se dan por estética. Para esos hay otros "certámenes". Se dan para reconocer el compromiso y la testimonialidad.

 

No es la estética lo que pervierte la labor de esta periodista. A lo sumo, es su ego, su voluntad de firmar el reportaje más impactante.
 

Ni es ético ni es estético. Simplemente es vanidoso y cobarde. Y, si por algo han premiado a la periodista, es por su “aparente” buen hacer como tal. No por la belleza de sus fotos. Eso es lo que le duele a ella: que su testimonio es sólo una mentira, una claudicación de su compromiso ético a cambio de ser reconocida y aplaudida.

 

Recomiendo la que es mi película favorita hasta la fecha: Before de rain, de Milcho Manchevski. Volveré alguna vez sobre ella, porque tiene mucho que ver.

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13
Oct
2009
Misterium Lunae
7 comentarios

 

Hojeando el otro día en un conocido suplemento el comentario al cuadro conocido como “La Inmaculada de Soult”, de Murillo, me indignaba leer la interpretación que se hacía de la media luna a los pies de la Virgen. Según alcanzo a entender, esa media luna corresponde a la que el libro del Apocalipsis (12, 1) pone a los pies de la mujer que representa a la Iglesia (puesta siempre en relación con María, la Nueva Eva). Pero en el suplemento se decía que esa media luna representaba la victoria sobre el Islam.

 

Mi indignación crecía por el hecho de que, precisamente ese día, en los Cultos en honor de la Virgen del Rosario había predicado sobre el Misterium Lunae: la luna como metáfora tanto de la Virgen como de la Iglesia, según lo cual, así como la luna refleja la luz del sol, María y la Iglesia reflejan la luz de Dios en medio de la noche.

 

Pero no. Parecía que la referencia a Ap. 12, 1 era desconocida para el comentarista del cuadro de Murillo.

 

Llevado por la prudencia, pensé en investigar, aunque fuera superficialmente, en el asunto. Mi sorpresa ha sido descubrir que en Internet esta interpretación de victoria de la fe o la Iglesia sobre el Islam está presente en muchas páginas y es extensible a otros muchos cuadros de la Inmaculada donde aparece la media luna bajo sus pies. Por lo que ya no sé qué pensar: si se trata de una idea falsa que ha corrido como la pólvora, con el agravante de que esta interpretación vuelve a darles a los turistas esa ración tópica de que la Iglesia es intolerante y se jacta de su supremacía sobre las otras religiones, o si que, realmente, en algún momento de la historia se le sumó a la obvia alusión al texto del Apocalipsis la intención de que la alegoría representase también esa lucha contra el Islam, en una especie de interpretaciones sumadas y concomitantes.

 

No sé si alguien sabe más. Pero, incultura religiosa o no, lo cierto es que referencias al texto del Ap. pocas he encontrado y muchas, en cambio, a esa victoria de una religión sobre la otra.

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4
Oct
2009
Miguelillo el Pavero
2 comentarios

 

Ha muerto José Antonio Muñoz Rojas (Antequera, 1909) un poeta con un siglo a cuestas. Un poeta difícil de encasillar en ninguna generación –parece que cada vez es más difícil, quizá por inservible, establecer generaciones en poesía, pues ésta suele desbaratar cualquier intento de domesticación, incluyendo a sus domesticadores-.

 

En este enorme poeta andaluz podemos encontrar a la naturaleza frente a la palabra, la pasión por la tierra, el valor de lo próximo, la contemplación de lo pequeño, todo envuelto en una insobornable conciencia de la eternidad.

 

Pero quiero ofrecer un poema y una impresión suya del mismo poema tras el paso del tiempo. Aquí el poema:

 

MIGUELILLO EL PAVERO

 

Es bajo, achaparradete, rubio, tostado, cabezón.

Yo le digo:

-Miguelillo, ¿cuántos años tienes?

-Catorce.

-¿Qué haces?

-No tengo nada que hacer.

-¿Y tus padres?

-No tengo.

-Pero hombre, Miguelillo.

Se queda un momento con la caña en suspenso.

-Miguelillo, ¿no tienes zapatos?

-No, señor.

-¡Pero hombre, Miguelillo!

-Desde que se fue mi abuelo no tengo de nada. Antes, con los pájaros, se vivía. Los zorzales dan mucho. Mi abuelo ponía las perchas y yo iba a recogerlos. ¿Usted no ha visto los zorzales? En acabando la aceituna se van. A mí me extravían los zorzales todos los años cuando se van. Mientras hay zorzales se vive. Dos, tres docenas, según los días. Y ahora no tengo a nadie.

-¡Hombre!...

-Y hoy no he comido.

-¡Pero hombre, hombre, Miguelillo!

 

(De Las cosas del campo, 1953)

 

Y lo que en 1975 anota el poeta asomándose al paso del tiempo:

En cambio Miguelillo el Pavero se me presentó hecho un hombretón, con una chaqueta de cuero imponente, en su coche nuevo.

-En Alemania lo he comprado.

-¡Pero, hombre, Miguel!

-Vengo a casarme y allá me vuelo en cuanto me case.

-¡Pero, hombre, Miguel!

-Mientras aguante. Que no será mucho.

(...) ¡Ay de los que olvidaren!

Comenzaba este libro diciendo: "Sé algo de la tierra y sus gentes." Hoy diría: "quisiera saber algo de la tierra y sus gentes."

 

En homenaje a Muñoz Rojas y a todos los Miguelillos de nuestros pueblos.

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30
Sep
2009
Insomnio con Maritain
0 comentarios

 

Pasando ayer por la habitación del P. Lobato, descubrí en su librería el volumen La poesía y el arte de Jacques Maritain. Lo tomé al acostarme, para ir cogiendo el sueño y, la verdad, me ha fagocitado media noche. Así ando hoy, que no sé ni lo que digo.

 

Porque he encontrado perlas de alto calibre: hay poesía en la obra de todos los grandes matemáticos. Hubo secreta intuición poética en las concepciones filosóficas primarias de Heráclito y de Platón, de Aristóteles y de Santo Tomás de Aquino, de Plotino, de Spinoza y de Hegel; sin esa intuición poética, Aristóteles no habría podido extraer de la experiencia el diamante de sus definiciones fundamentales. La poesía sostuvo a Francisco de Asís, a Colón, a Napoleón y a Cagliostro.

 

Especialmente he disfrutado el capítulo en el que razona cómo la poesía excede y está por encima de lo que entendemos por belleza y por arte. Resumiendo la idea, es algo así como que la verdad en la poesía no es, como en el arte o la prudencia, una conformidad con el apetito recto, sino una conformidad con el ser, con el ser aprehendido a través de la emoción. Por más elaborada, por más “bella” incluso que sea una obra de arte, no emocionará ni alimentará si no tiene poesía. La poesía no se mide por el arte, mientras que el arte sí se mide por la poesía. La poesía sólo se mide por algo que nace de ella y que empuja más allá de todo fin señalable. Es, esto lo sobrentiendo yo, como si en toda obra en la que verdaderamente hubiera poesía, la sed que ésta engendra sólo se saciase con más sed de ella misma. Como vemos, estamos en el nivel más cercano a la experiencia mística.

 

En otro lugar cita Maritain a un texto de Eliot acerca del aspecto negativo de la poesía: en tales momentos, caracterizados por una repentina cesación de las cargas de ansiedad y temor que pesan sobre nosotros, en nuestra vida diaria, lo que ocurre es algo negativo; es decir, no se trata de la inspiración tal como se la entiende corrientemente, sino de un derrumbamiento de barreras o impedimentos habituales... El sentimiento que acompaña a esto, se asemeja... a un repentino alivio debido a la desaparición de un peso intolerable. Me parecía que me estaban leyendo las entrañas.

 

En fin. Que me temo que me quedan muchas horas de insomnio junto a Maritain, porque el libro se ha instalado junto a mi cama y no deja de imantar.

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