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Blog El atril

Fray Antonio Praena Segura, OP

de Fray Antonio Praena Segura, OP
Sobre el autor


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23
Abr
2012
Pasen y lean
3 comentarios

 

 

Hoy se celebra el día mundial del libro. En España la celebración se hace coincidir con la entrega del Premio Cervantes, el más destacado galardón de las letras hispánicas, que este año ha recaído en el poeta antipoeta Nicanor Parra.

 

En algunos lugares de nuestra geografía existe la costumbre de regalar rosas y libros por el día de hoy. No sé yo si la crisis mermará la venta de libros. En todo caso tenemos la fortuna de poseer una de las redes de bibliotecas más importantes del mundo y deberíamos aprovecharla. Porque leer es también una forma de no sucumbir a la crisis. Leer es hablar con otros y hasta en la historia de las religiones la centralidad del libro y de los libros sagrados nos recuerda que leer es también hablar con Dios, dejar que él nos hable y hasta dejarnos leer por Dios.

 

Sí. Dejar que Dios nos lea, porque es bueno recordar que, como se ha dicho a propósito de la Biblia, en ella no sólo leemos sobre Dios sino sobre el hombre, sobre nosotros mismos, tal como Dios nos lee. Nunca será suficientemente recordado que, al menos en las grandes religiones del libro, el conocimiento de Dios (leamos esto también como un genitivo subjetivo: el conocimiento que Dios tiene de sí mismo y de nosotros y nos quiere compartir) se confía a lo que leemos en un libro.

 

Independientemente de nuestras creencias o increencias, no debería pasar desapercibido el respaldo sagrado que con este acto se da a la lectura y a los libros. Al menos en la tradición dominica este hecho no ha pasado ni puede pasar nunca desapercibido. Los libros son lo más valioso que puede haber en un convento dominico. Ese afán por buscar una verdad siempre abierta nos lleva a valorar cada libro, todo tipo de libros. Y hasta –como por ejemplo hacía Fray Luis de Granada- hemos acuñado la metáfora del libro para hablar de la creación y mirar así el mundo, la belleza y perfección del cosmos, la articulación de la realidad, como un gran relato: el gran libro de Dios escrito en el cosmos.

 

Comparto este video de animación a la lectura. Aunque al final aparece la publicidad de una editorial, creo que vale la pena por su originalidad y su formato.

 

 

 

 

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17
Abr
2012
Los amigos de Jesús
2 comentarios

Durante los días de Semana Santa escribí unos post que, por unas razones u otras, no tuve ocasión de colgar. Lo hago en estos días.

 

 

Los amigos de Jesús en Jueves Santo

 


No quiero reducir el contenido del misterio de la institución de la Eucaristía a una simple cena con amigos. Pero no quiero olvidar que el misterio más importante que celebramos los cristianos transcurre y se instituye en el marco de una cena de Pascua que Jesús ha deseado “ardientemente” celebrar con sus amigos.

 

Desde mi humilde opinión, una de las grandezas de los sacramentos cristianos reside en que integran en sí el contenido humano, mundano y material de la vida convirtiéndolo en sacramento, don de Dios, sin perder nunca su dimensión humana, mundana y material. Con ello las dimensiones de la vida humana -el pan, el agua... la amistad-,  lejos de quedar reducidas o anuladas, quedan engrandecidas asumidas al misterio sacramental en el que el mismo Cristo nos da su gracia plena.

 

Y así, el marco de la Última Cena es una comida Pascual de Jesús con sus amigos. Quiero subrayar lo de “sus amigos”.

 

Jesús sabe que la mayoría de los discípulos no han captado aún el calado de su mensaje, signos y misión. Pero son sus amigos. Sabe que uno de ellos anda trajinando para traicionarlo y venderlo. Pero son sus amigos. Conoce, de andar noche y día juntos, los debates que se traen en torno a quién es el más importante entre ellos. Pero son sus amigos. No se le escapa la cobardía del líder. Da igual: son sus amigos. Lo van a dejar sol en el momento de la violencia, la injusticia y la muerte, pero son sus amigos.

 

Creo que esta realidad no es despreciable a la hora de captar la profundidad del gesto de lavar los pies por parte de Jesús a los discípulos y de dejarles su presencia entera en los signos del pan y el vino. Tanto más profundo es el amor cuanto menos espera retribución o agradecimiento. Es más libre y generoso.

 

 

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29
Mar
2012
Compromiso y humildad
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Creo en el compromiso del poeta con los problemas de este mundo. Por más que a veces sea necesaria la distancia para poder ver con una cierta perspectiva, para poder aportar una mirada diferente, para encontrar otros caminos, no creo en la reclusión del poeta en una torre de marfil: además de ser imposible -porque la materia del poeta es el lenguaje y el lenguaje es algo recibido de los otros y fuera del mundo ya no es lenguaje- me parece un gesto suicida de extrema ingratitud. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. Implicadlo, complicadlo, como implicó y complicó su vida la Palabra fontal de todas las palabras.

 

 

Creo también que ese compromiso ha de realizarse en plena libertad. No creo que la libertad del artista sea superior a la de cualquier otro ser humano, pero sí reclamo para él el ejercicio de su propio don –como reivindico el ejercicio pleno del don de aquel que se dedica a curar, a reparar coches, a programar ordenadores…- tal y como ha sido recibido. Es decir: anticipándose por vías propias –las vías del arte no son las del pensamiento, ni las de la ciencia, ni las de la economía...- a los acontecimientos del mundo del que forma parte, al que debe servir y en el que ha de respetar y fomentar las libertadas de los otros en el marco del bien común.

 

En este sentido creo que una buena parte de la función del poeta es denunciar el abuso de las palabras en el marco de la comunidad humana. El poeta no es guardián de la palabra sino siervo de ella.

 

Hoy me implico con la palabra humildad. Creo que palabra y realidad, significado y significante “humildad” son demasiadas veces maltratados y abusados.

 

No son más humildes quienes caminan con el cuello doblado para colarse en la vida de la gente. No es humilde tampoco quien rechaza el diálogo en terreno adverso. No puede la palabra humildad convertirse en instrumento político: arma de doble filo, acaba cortando la seda del guante y dejando a la vista la mano de hierro que se esconde detrás. De no ser cierta, la palabra humildad vuelve contra el no humilde las afinidades que le granjeó. No se presta la humildad a campañas publicitarias. No es la humildad una renuncia a los talentos recibidos.

 

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22
Mar
2012
Hallándome muy lejos
6 comentarios


Este blog no es personal. Nació para abrir una ventana al mundo de la cultura desde la que asomarse con los ojos de la fe (y viceversa). Pero permitidme hoy narrar uno de mis últimos viajes, a Dublín, ciudad literaria donde las haya.

 

Acudí la semana pasada invitado por el Instituto Cervantes a realizar una lectura de poemas. Era un viaje relámpago y no había tiempo para el turismo. Tampoco hacía falta, porque la ciudad la conocía bastante bien de cuando viví en ella un intenso mes de julio. Cada día, al salir de la academia de inglés, visitaba un lugar diferente.

 

Así es que no llevaba más planes que realizar el trabajo –y devoción- para el que había acudido. Y es, sin embargo, en esas circustancias cuando las cosas más te sorprenden. Lo cuento. Asomé mi nariz al patio del Trinity College y vi que había una exposición sobre el libro de Kells. En ella se presentaban otros libros de la misma época, no tan famosos pero igual de interesantes y bellos, y se explicaba cómo la cultura clásica se conservó y transmitió a lo largo de toda la Alta Edad Media en los monasterios Irlandeses desde donde, tras una época muy oscura, pasó de nuevo a la Europa continental.

 

Al acabar mi lectura alguien pidió que recitara algún poema más. De repente recordé que Francis Bacon había nacido en Irlanda y que, ya que murió en Madrid, ciudad a la que solía acudir porque era un enamorado de la pintura española así como un obsesionado con Velázquez, sería una bonita ocasión para leer el poema “Mi vida según Bacon”, que escribí apuradamente sobre el folleto de la retrospectiva que el Prado le dedicó hace unos años.

 

Tras la lectura, como era de rigor, unas Guiness en el pub de enfrente. Allí alguien me dijo: "¿Sabes que el estudio de Bacon está aquí, en Dublín?" Otra de las sorpresas con las que no contaba, más aún cuando comprobé que la Galería Municipal de Dublín se encontraba a pocos metros del lugar en donde me hospedaba.

 

Incumplí mi promesa de nunca más ser un mitómano y madrugué a apurar allí las pocas horas restantes antes de tomar el avión de vuelta a España. Y cometí un delito: estaban abriendo el museo. Los vigilantes se andaban colocando sin demasiada prisa por las salas. En el lugar reservado a Bacon -donde se había colocado su estudio traído pieza por pieza desde Londres y digitalizado al milímetro en esa fiebre de endiosamiento del arte que caracteriza a nuestro tiempo- estaba yo solito. Así es que tomé la cámara prestada que llevaba e hice algunas fotos –sin flash, eso sí: mi delito no deteriorará el patrimonio artístico dublinés-.

 

En el suelo del caótico estudio hay láminas de Velázquez manchadas de pintura. Hay un gran espejo redondo como una pupila. En él se miraba mientras pintaba. Hay dolor en Bacon. Su pintura grita. Él pintaba mirando a Velázquez y a sí mismo en una otra como pupila inmensa. Yo escribí un poema mirándolo a él. Y no sé por qué cuento todo esto. Bueno sí: el arte comparte con la vida el hecho de ser continua referencia a otra cosa. Nos miramos mirando a aquellos que antes miraron a otros. Y ay de quien cierra los ojos y cree alcanzarse contemplándose a sí mismo. Mirar es ya trascender, aunque sea al misterio del dolor.

 

PD: como en estos viajes solitarios uno no tiene frente a sí los ojos de nadie en quien mirarse, yo me miré en el espejo que hay al otro lado de la pared del espejo de Bacon. La escena es duchampiana. Y ocurre lo que ocurre: cuando uno se mira en solitario sale borroso. No la pongo, pero está en Facebook.


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11
Mar
2012
...sin complejos
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No es frecuente encontrar en jóvenes poetas una palabra libre de complejos, prejuicios y miedos a lo políticamente incorrecto al abordar la figura de Cristo.

 

 

Javier Gato, un joven poeta que se declara abiertamente católico, mira desde una perspectiva poética la palabra descarnada sobre la crucifixión que encontramos en Blanca Varela quien, a su vez, aborda ecfráticamente la obra pictórica de Francis Bacon.

 

Ante el cuadro Crucifixión de Bacon, Varela escribe el poema Ternera acosada por tábanos:

 

podría describirla
¿tenía nariz ojos boca oídos?
¿tenía pies cabeza?
¿tenía extremidades?

 

sólo recuerdo al animal más tierno
llevando a cuestas
como otra piel
aquel halo de sucia luz

 

voraces aladas
sedientas bestezuelas
infamantes ángeles zumbadores
la perseguían

 

era la tierra ajena y la carne de nadie

 

tras la legaña
me deslumbró el milagro mortecino
la víspera el instinto la mirada
el sol nonato

 

¿era una niña un animal una idea?

 

ah señor
qué horrible dolor en los ojos
qué agua amarga en la boca
de aquel intolerable mediodía
en que más rápida más lenta
más antigua y oscura que la muerte
a mi lado
coronada de moscas
pasó la vida.

 


Y ante el poema de Varela y el cuadro de Bacon comenta Javier:

 

Las preguntas iniciales constituyen un ubi sunt?: pregunta por órganos del animal que aluden a los sentidos (“nariz ojos boca oídos”). El cadáver es de ternera y no de vaca: la ternera al morir en plena infancia ha interrumpido el orden natural de la vida. Los pies y la cabeza sobre los que pregunta si faltan remiten también a la violencia: la decapitación y mutilación de los pies son un atentado brutal y simbólico contra la identidad del individuo. (…) En este poema encuentra la poeta al verdadero Cristo, a la carne torturada que “lleva a cuestas” a los tábanos. El objeto que intenta describir y no puede (porque la muerte no puede describirse) está implícito en el poema (…). El cadáver, desprovisto de los órganos de los sentidos y de pies y cabeza, ya es “carne de nadie” y “tierra ajena” porque ha perdido la identidad y es totalmente anónimo. La contemplación del cuadro le produce empatía, temor, compasión y fervor (“ah señor”): siente la amargura en la boca como los ascetas y la carne muerta de la ternera es glorificada y santificada, pues los tábanos son los ángeles que la coronan. La representación de la carne muerta evoca a la vez el paso de la vida: se trata de una postrimería en que reflexiona sobre la inestabilidad y fugacidad de la existencia.

 

Traigo esta imagen, este poema y el comentario de Gato -que a mí me recuerda a los cantos del Siervo Doliente de Isaías- porque creo que el arte sigue encontrando en la imagen del crucificado un lugar en el que las inquietudes todas del artista, los dolores todos del ser humano, se abren e invitan a detenernos y a enfrentarnos al misterio del dolor, de la violencia y de la muerte.

 

Sin ello, sin atreverse a mirar esta realidad sobre la cual tantas veces la cultura nos invita a pasar de largo, quedaría nuestra existencia privada de calado y de hondura. No en vano creo que quizá esa es una de las razones por las que buena parte del arte y de la poesía contemporánea carece de calado, hondura, misterio, pasión… Y, además. no dejan huella.

 

Felicito a Javier Gato por su ausencia de complejos, por su valiente libertad y por su coraje para ser y declararse cristiano sin renunciar a ser un artista de su siglo.


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8
Mar
2012
Arvo Pärt
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Ocurre que a veces encuentras un autor y te dices: ¿cómo no lo había descubierto antes? Permitid que parezca un ignorante, pero he llegado hace poco la música de Arvo Pärt y tengo la impresión de que estaba ahí, esperándome, conteniendo algo de mí fuera de mí que aguardaba a ser encontrado por mí mismo.

 

 

Arvo Pärt es un compositor estonio que ha transitado por varias de las diferentes corrientes musicales del siglo 20 hasta desarrollar un lenguaje musical propio gracias al cual ha alcanzado bastante popularidad, convirtiéndose su música en objeto de la atención no sólo de medios especializados sino también del gran público.

 

Lo que me llama la atención es que Arvo Pärt ha hallado ese estilo característico y su propia madurez creativa al encontrarse con la fe cristiana. Varias de las corrientes musicales en las que había militado se habían convertido en un callejón sin salida para su trabajo, hasta el punto de llevarlo a una crisis creativa que escondía, en el fondo, una crisis existencial. Reconciliado con su dimensión religiosa, ha desplegado la libertad y la inspiración para decir musicalmente lo que antes pujaba por ser dicho pero fenecía ahogado en los rígidos principios –que en el fondo esconden dogmas ideológicos- de las diferentes escuelas por las que había peregrinado.

 

Con esto quiero subrayar el hecho de que, incluso para un poeta, un compositor, un director de cine ateo o agnóstico, es enriquecedor acercarse a las fuentes del arte cristiano por la sencilla y profunda razón de que ellas siempre van de la mano de las cuestiones fundamentales de la existencia.

 

Si yo fuera artista, independientemente de tener o no fe -la cual es un don misterioso, la mayor revelación que puede redimensionar una existencia, el regalo más incalculable, cosa que sólo se percibe cuando se experimenta-, trataría también de abrevar en las fuentes artísticas que han manado de esta fe a lo largo de la historia por la fértil razón de que me conducirán a las cuestiones más humanas y me regalarán un torrente de creatividad que, a su vez, me acercará a la sed del corazón de todo hombre, crea o no crea.

 

Y, para muestra, dos simples clics.

 

 

 

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3
Mar
2012
Melancolía
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Dedicado a Bea, que se angustió con Melancolía

 

 

 

Mi cuñada Rose ha vuelto este fin de semana. Ella y su hermana han salido temprano de compras. Les gustan los zapatos. Cada vez que se reúnen los suelen comprar compulsivamente. Van y vienen al coche con bolsas de zapatos. Tienen zapatos de todos los modelos, de todos los materiales y colores, para todas las ocasiones.

 

 

También me compran a mí un par de pares. A su gusto, claro. Los tengo de ante rojo para combinar con chinos, oxford para vaqueros, bicolores años treinta para blazer... Infinidad de zapatos.

 

Han vuelto a mediodía cargadas de bolsas. En la radio han dicho que ha comenzado la cuenta atrás y han descrito cómo será el desenlace. Está previsto que el planeta Melancolía colisionará con la tierra aproximadamente por la parte pacífica de Indonesia. Pero el impacto de la colisión no dañará a nadie ya que todos en esa zona de la Tierra habrán muerto unas horas antes debido al vacío atmosférico que la cercanía de Melancolía ocasionará en el cielo de ese lugar del mundo. El resto del planeta notará ese vacío unos minutos después, pero tampoco notaremos los efectos de la colisión debido a que también habremos muerto por asfixia unos minutos antes.

 

Es más que probable que los animales adviertan por adelantado los efectos. Por eso acabar con sus vidas es una decisión ética recomendable, según la radio. En apenas cinco o seis horas no quedará nada de la tierra. Las últimas imágenes de Melancolía aproximándose son muy hermosas, han comentado. Se lo digo a Rose y a mi esposa mientras se prueban y me muestran los zapatos que han comprado esta vez: ¡están tan entusiasmadas! Se vuelven como niñas con los zapatos.

 

También le he dicho a mi esposa que el jardinero viene a las tres a arreglar el césped. Cobra muy cara la hora, pero esta vez no ha parecido importarle. Rose tiene previsto regresar a la costa esta misma noche. Siempre toma el mismo avión.

 

 

 

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25
Feb
2012
Amigo Juan Manuel de Prada:
8 comentarios


No suelo entrar a estos debates. Se supone que este es un blog fronterizo entre el mundo de la cultura y el arte y la fe. Pero el tema que me ocupa también puede verse como una relación de forma y contenido. Además, el punto de partida de mi reflexión es un artículo de Juan Manuel de Prada, autor que en alguna ocasión ha citado este blog en su página del XLSemanal.

 

 

Se quejaba de Prada de la descomposición en que ha devenido la vida religiosa en su proceso de identificación con el mundo, cuando lo que tendría que hacer es ser distinta del mundo para atraerlo. Aparte de que su punto de partida no me parece generalizable, la forma en que él entiende la fidelidad de la vida religiosa a su verdadera vocación me parece equivocada.

 

Se queja, para comenzar, de que hemos dejado de llevar el hábito. Bueno, no debe de estar muy informado porque el hábito lo vestimos. Pero, ya que este tipo de razonamientos me parece superficial, no voy a secundarlo. Me importan más las cuestiones de fondo.

 

Y sí, por decirlo directamente, la vida religiosa debe diferenciarse del mundo, pero no en su envoltorio sino en la manera en la que el mismo Jesucristo se diferencia del mundo, la cual es una manera de estar más dentro del mundo de lo que el mundo lo está de sí mismo para instalar dentro de él el germen de felicidad y de belleza en el que y para el que el mundo fue creado.

 

Es cierto, los consagrados tenemos que ser distintos. Pero hay formas extravagantes e impregnadas de banalidad de ser diferentes. Nada tienen esas que ver con el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios nacido en un pesebre y dado a conocer a gentes de mal vivir.

 

Intento sumergirme en el misterio de Cristo para preparar estas palabras y lo último que se me ocurre es pensar en el hábito que cuelga de una alcayata en mi celda y que dentro de un rato me vestiré para ir a vísperas; o en que debo de abandonar el uso de Internet –este blog, por ejemplo- para ser mejor que los demás; o en que debo de dejar de escribir poesía, ser amigo de poetas gamberros, asistir a sus presentaciones, celebrar sus literaturas –al Cristo lo llamaban borracho, amigo de pecadores y prostitutas- para no contaminarme.

 

De verdad, de Prada me invita a pensar en la fidelidad a mi consagración, pero lo último que se me ocurre es que debo de dejar de ver en la tele los partidos del Madrid –en pacífica, eso sí, convivencia con mis hermanos barcelonistas- y expresar mi entusiasmo por las jugadas de mi paisano Callejón para ser santo. Pienso en Cristo y lo último que se me ocurre es que debo recluirme en una sacristía, vestirme de oscura tristeza, dejar de compartir y repartir mi corazón entre los desesperados del mundo –tan sedientos, también artística e intelectualmente, de un corazón inquieto y sincero- para alcanzar la perfección.

 

Y, aun así, de Prada tiene razón. Hemos de ser distintos y radicales. Sólo que se equivoca en forma y contenido -¿qué importa el contenido, el Evangelio mismo, el destino de un hombre asesinado por la conspiración de los, eso sí, muy piadosa y visiblemente responsables religiosos de su tiempo?-. Sí: hemos de ser distintos, sólo que en el misterio de Cristo, ser distinto del mundo es una forma de entregarse –hasta la extenuación- al mundo para que el mundo tenga vida y la tenga en abundancia.

 

Posiblemente esta vida religiosa no es diferente del mundo. Hemos de ser distintos. Pero ser distinto –desde la perspectiva de Aquel cuyos caminos no son nuestros caminos- significa ir más allá: en más amar; en menos poseer; en derramar más intensamente nuestra vida por la Verdad y toda verdad que venga de la Verdad y en el Espíritu Santo salga a nuestro encuentro –o nos llame a salir a su encuentro- siendo distinta de la verdad que nos gustaría; en ser más humildes y menos arrogantes; en ser más radicalmente castos, es decir: en querer con más absoluto, loco, desinteresado, contracorriente, contracultural, insobornable amor. Distintos, sí. Distintos en siempre hablar con Dios, llevando tan dentro de nosotros la oración y la unión con él que se nos salga por los poros de la mirada y del cuerpo.

 

Y aún más. Me lo aplico como dominico. También, como predicadores, crísticamente diferentes del mundo y más exigentes: más atrevida, radicalmente estudiosos de cuanta luz y belleza quiera alumbrar en este mundo, la diga quien la diga, la pinte quien la pinte, la versifique quien la versifique –ni un relajo religioso aquí-. Más predicadores en los foros –como Pablo: “me dedico a los paganos”- del saber y del no saber; los más difíciles, cuestionantes, adversos, incluso, areópagos de este mundo.

 

Seamos sinceros, compañero de letras y amigo Juan Manuel. Nada nos engañe menos, pues, a nosotros que un recurso literario. Distintos y mejores, sí -gracias por recordárnoslo- en nuestra consagración. Cualquier otra sabiduría, género o estilo, cualquier tela que revista la verdad, cuando no es la gloria de Cristo la que subyace bajo el hábito, no es sino la tela que envuelve el cadáver, la cal que enjalbega el sepulcro.

 

 


 

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18
Feb
2012
La eternidad y un día
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Durante un tiempo fue mi director de cine preferido. Creo que, en el fondo, lo continuará siendo, junto con Terrence Malick y Milcho Manchevski. Pero el problema es que en estos últimos años sus películas me duelen más de lo que me dolían antes.

 

 

Yo era más joven y mis ojos aún no habían gastado su inocencia. La inocencia en la mirada, aparte de ayudarte a ver la verdad, te protege también del daño y la tristeza. Pero tiene la inocencia sus días contados y es un cristal que se desgasta con el uso, con tanto mirar y con más cosas que, por no ponerme patético, evito enumerar aquí.

 

Mientras rodaba su última película,Theo Angelopoulos ha muerto atropellado por una moto. Tanto preguntarse por la primera y la última mirada del hombre para morir de una forma tan absurda, tan banal. Al fin y al cabo, la fragilidad de la vida humana siempre pendía sobre sus personajes. Con todo, el poder de la muerte no alcanza a destruir cuanto de verdadero un hombre ha visto y ha mostrado. Encuentro en ello un argumento más que me sosiega diciéndome que el poder de Dios sobre la muerte está ya dado en el germinal nacimiento de cada hombre y en cuanto de noble y bello cada hombre deja para los demás tras su paso por el mundo.

 

Pero aun así, las imágenes que Angelopoulos filmó para nosotros me duelen: los ojos de los dos pequeños hermanos que buscan a su padre para acabar fundiéndose en lo desconocido fueron mis ojos en Paisaje en la niebla. El hombre que buscaba la primera película griega, símbolo de la primera mirada del hombre sobre el mundo en La mirada de Ulises, soy aún yo que no desisto de buscar la primera luz –cuando el primer hombre fue creado, abrió los ojos y ¿qué vio?, ¿es posible reeditar la primera mirada?- en una Europa de luz declinante. Y, como no, mi favorita, La eternidad y un día, puede ser la historia del poeta que aún no soy pero que, por lo menos, siempre camina entre la conciencia de que todo se acaba y la esperanza de que todo comienza.

 

Siento estar así esta tarde. Pero no os fiéis: estas lágrimas no son, subcontrario, más que un exceso de vida. Y mi homenaje a Theo, mi amor por Grecia, en donde comenzó Occidente y en donde parece que Occidente se derrumba. Siempre nos quedará La eternidad… y un día.

 

 

 

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6
Feb
2012
Somos el otro
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La semana pasada, en uno de los programas literarios a los que el poeta Pedro Enríquez da unos formatos llenos de originalidad, escuché por primera vez a Ángela Muro.

 

 

El programa se realizaba desde una sala de la Biblioteca de Andalucía ambientada como si de un estudio de radio se tratase: una mesa de contertulios, una cantante y los técnicos, que radiaban en directo, participando todos cara al público presente.

 

Fue entonces cuando escuché a Ángela y quedé completamente fascinado. La verdad es que a Ángela hay que escucharla en directo: su boina, su guitarra, su personalidad, sus comentarios, su misterio, su presencia escénica…, algo que sobrepasa lo que un video puede captar y que es la verdadera característica de las artistas que lo son por completo.

 

Me gustó especialmente este tema, Duele. Ángela lo interpretaba con todos los matices y ningún gesto, ninguna frase, ningún quiebro de voz dejaban indiferente. Porque Duele transmite el dolor de la soledad y la invisibilidad de una inmigrante con el acierto musical y literario de expresarlo no desde el discurso sino desde la identificación con la soledad y el desamparo de quien no es correspondida en su amor más íntimo. El dolor de la propia experiencia puede paralizarnos y cerrarnos sobre nosotros mismos o puede, por el contrario y como una traducción al lenguaje amoroso, abrirnos a otras formas de dolor que no conocemos por experiencia directa pero con las que la humana condición nos solidariza. Uno es el dolor bajo sus formas diferentes.

 

Por eso lo que Ángela canta llega. No es discurso social al uso sino testimonio de quien siente y sufre lo que denuncia desde el fondo común de un destino solidario. Ponerse en el lugar del otro porque uno mismo es el otro y porque sin el otro nadie es quien es.

 

Además, si nos ponemos más técnicos, la misma forma en que Ángela compone sus canciones da cuenta de lo que decimos: su música recoge influencias lejanas y cercanas. Están el jazz, el soul, el requiebro flamenco…, pero con la característica del verdadero arte, pues en su persona la música rezuma coherencia y armonía. Sus influencias han sido hechas propias y son regaladas al oyente como algo nuevo, algo con un estilo que sólo por Ángela misma se define.

 

 

 

 

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