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Blog El atril

Fray Antonio Praena Segura, OP

de Fray Antonio Praena Segura, OP
Sobre el autor


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20
Jun
2012
Escrito después de escrito
1 comentarios

 

 

Arquitectura yo. Josep M. Rodríguez. Visor. Madrid 2012.

 

 

Hay libros que parecen escritos después de estar escritos. Asistes a la sensación de que su autor quiso desprenderse de su libro, perderlo y olvidarlo para volverlo a escribir. Y entonces el que llega a las manos del lector es un libro del que se ha desprendido todo lo que no era él. Como una transfusión de sangre de la máxima pureza

 

(…)
Abro y cierro la mano:
que la sangre circule hasta la bolsa
y allí espere paciente
hasta llegar a ti.


(…)
mientras pienso si no es eso también la poesía:

 

tomar sin merecer,

 

ser en el cuerpo de otro.

 


Así es “Arquitectura yo”. Una especie de transfusión, pero de sangre fría, expuesta al hielo. Identidad, muerte y amor sin grandes gestos ni pasiones.

 

El tono reflexivo acoge una imaginería cotidiana que no es distinta de la reflexión:

 

¿Hasta donde creer
si la memoria
es un niño que siempre nace muerto?

 


En esto Josep María Rodríguez me parece un poeta paradigmático de la nueva poesía española que va tomando forma tras una década de propuestas varias y dispersas. Acoge la tradición contemplativa de corte oriental y la armoniza con el decir de un yo que tiene conciencia de su lugar en el mundo pero al que no le interesa demasiado localizarse, subrayarse, definirse. Sin complejo, es moderno -en el sentido occidental de la modernidad, el que mira desde el sujeto reflexivo- y está fuera del yo moderno, es decir, se funde con la realidad, deja a la realidad decirse sin imponerle un discurso. Oriental, yo diría, pero no sólo ni especialmente para fundirse con la naturaleza sino con la existencia. Se está en una sala de espera como se puede estar en medio de la brisa, dejándo ser las cosas.

 

Porque al azar no tiene
ni orden ni memoria
ahora estás aquí
entre sillas de plástico y miradas vacías.

 

Estar en medio del azar sin que el decir interfiera en su curso azaroso.

 

me he vuelto azar.
Todo me pertenece.

 

Rodríguez sabe que no es el artificio el que deja huella. Quizá la madurez poética consista en eso, en estar de vuelta. Cuando la estructura es hermosa, hay que mostrarla. Se acoplan así verdad y belleza, fondo y forma. Deconstruir construye y, entre ambos, la palabra que emana es diferente sin pretensión de serlo. Tener claro que no hay necesidad de tenerlo todo claro es a la vez estoico y Zen, primario y sabio.

 

 

 

Con la precisión del forense, con la frialdad del que ha vivido y sabe

 

(…) aquello que dijo Scott Fitzgerald:

en la vida no hay segundos actos,

 


proseguir camino hacia la muerte y ser en ella escalpelo y cadáver. Hacer fácil lo difícil: la autopsia y el informe:

 


¿Alguna vez pensaste que tu cuerpo
es sólo la envoltura
del gusano de seda de la muerte?

Su crisálida deja tras de sí,
tumbado en la camilla,

un cadáver
abierto.

 


Saludo este “Arquitectura yo” de Josep María con admiración y me marcho con él bajo el brazo al zoológico. Porque así, aunque es cierto, no duele tanto descubrir

 


(…)
que crecer
es ir al zoo
y sólo ver barrotes.

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17
Jun
2012
Eres un sinvergüenza
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Mientras trabajo algunas noches a media intensidad, escucho música de los Klaus&kinski. Los Klaus… son un dúo de esos que los intelectuales pedantes llaman “de culto” (me pregunto hasta qué punto la expresión “intelectuales pedantes” no delata también una actitud de intelectualidad igualmente pedante. Y posmoderna para colmo).

 

Como mi conexión a Internet últimamente falla, se me paran los youtubes justo en los anuncios del principio. El otro día el video se detuvo justo en una imagen del anuncio de un coche.

 

Sólo un fotograma. En él se veía la imagen de una mano sobre la palanca de cambio. Era una mano de mujer. No llevaba uñas largas ni pintadas, pero sí cuidadas. En sus dedos, tres añillos: uno con brillantes de bisutería, muy femenino, para que no quedara duda. Otro se parecía -quería quedarse en el parecer sin mostrar claramente- a un rosario de los que se portan en el dedo. El tercero era un anillo de acero de los que llevan personas de una estética alternativa o afines a causas socialmente comprometidas y críticas con la sociedad. La manga que vestía la mano era la de un jersey marrón de punto de lana casero, sencillo, hasta humilde, pero digno. La mano femenina agarraba la palanca con decisión, con cierta fuerza, incluso con una disposición masculina de dedos.

 

Así es que, en un sólo fotograma, adivinamos que el anuncio del coche está dirigido especialmente a mujeres. A un tipo de mujer femenina –el anillo de bisutería brillante- pero que no tiene demasiado tiempo para lacas y manicuras –las uñas sin arreglar pero aseadas-, decidida y con carácter –la forma de agarrar, los dedos masculinos-, de un poder adquisitivo medio-bajo –el jersey de punto marrón- que sintoniza con ideas progresistas y socialmente comprometidas –el anillo de acero- y tiene una inclinación espiritual –el anillo tipo “rosario”- cercana al cristianismo –se veía en él algo parecido a una cruz- sin demasiadas definiciones –se veía difuminadamente-. Un fotograma elaborado pero certero.

 

Admiro el trabajo de la publicidad. Creo que podemos aprender bastante de este arte. Como en este fotograma, un verso, un poema, un discurso o un sermón deberían buscar la imagen, las palabras justas y depuradas, sencillas pero trabajadas, que mejor trasmitan su mensaje.

 

El Evangelio no sólo da cuenta de las imágenes que Jesús empleaba, sino del mismo hecho de que Jesús se preguntaba a sí mismo cómo hacerlo, qué imagen iba a usar. Y cuando se pregunta cómo poner delante de los ojos el Reino de Dios encuentra una: la semilla mostaza.

 

Me pregunto cuál es la razón por la que a veces poetas y predicadores no prestamos tanta atención a este aspecto de depuración y concreción visual. Y la provisional respuesta que me doy destaca por su prosaísmo: al contrario que en la publicidad, no hay dinero de por medio.

 

PD: ¿y el título? Trataba de aplicarme lo de la publicidad, un titulo desconcertante, y, simplemente, he vuelto al principio: es la canción de mis Klaus&Kinski que intentaba escuchar. Pero he fallado en longitud de texto.


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12
Jun
2012
Discapacidad?
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Me reenvían este video. El correo que lo acompaña dice que hay que batir un récord de “visualizaciones” en Youtube. No recuerdo las razones, pero no hace falta: el video se justifica por sí mismo. Y, además, me encanta. Porque hay que ver lo que se puede hacer con unos cartones pintados, creatividad y, sobre todo, convicción y coraje de vivir.

 

Pasa en el cine, en la literatura, en la pintura: ante la abundancia de propuestas, de recursos, de efectos… hay que buscar aquello que tiene un plus especial de verdad, de autenticidad. Aquello en donde, como decía Machado de otro modo

–si un grano del pensar arder pudiera
no en el amante, en el amor, sería
la más honda verdad lo que se viera-,

se concitan idea y amor, pensamiento y corazón, belleza formal y bondad fontal.

 

En esta grabación el arte y la solidaridad se unen. Y el concepto “discapacidad” nos hace un looping y se nos convierte en la verdadera capacidad que necesita una existencia humana.

Dale, dale a reenviar el video: no se trata sólo de visibilizar. Más bien de visibilizarnos en él.

 

 


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8
Jun
2012
Nel mezzo del cammin...
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Nel mezzo del cammin di nostra vita

Dante Alighieri
Divina Comedia
Infierno
Canto I

 

No sabía si se hallaba en la mitad del camino de su vida. Más bien quería pensar que aún le faltaban unos trechos para llegar siquiera a la mitad. Pero los acontecimientos le habían mostrado que, para las cosas capitales –vida, amor y muerte-, nada hay fijo. Llegan y se van sin aviso.

 


Así es que hizo balance. Se acordó de aquel breve poema de José Emilio Pacheco, titulado algo parecido a “Reunión de antiguos camaradas”, y que decía así:

 

Ya somos todo aquello
contra lo que luchamos a los veinte años

 

y trató de recordar cuáles eran sus sueños a los 20 años; qué de ellos llegó a ser realidad y, lo más importante, si la vida se los había robado o era ahora el enemigo del que un día fue.

 

Procedió con metodología.

 

Primero: había amado los ideales de fraternidad, justicia y libertad aun cuando fuera al modo en que se aman los ideales a los 20 años.


Segundo: quiso vivir con la alegría en los ojos.


Tercero: quiso ser un valiente. Y, a ser posible, sin violencia, como corresponde a una correcta definición de valentía.


Cuarto: amaba la belleza. Divagaba con cursis definiciones del arte.

 


Y aplicó realismo y método también crítico a su presente:


4. La belleza de sus poemas era muy diferente a la que un día le deslumbró.


3. Aunque se le cortaba la voz, le temblaba el pulso, se le empañaban los ojos con frecuencia… un extraño coraje, una desconcertante valentía, lo mantenía en la lucha.


2. No siempre estaba alegre.


1. Su tiempo estaba atravesado por voces que protestaban porque este mundo era menos justo, menos libre y menos fraterno.


Pero, aun así, tenía la certeza –mil razones no hacen una verdad- de que, nel mezzo del cammin, era fiel al que fue…

 

 

 


…. cuando tenía 20 años.

 

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29
May
2012
Más al sur
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La capacidad para lo concreto es el camino a lo infinito. Entiendo así las cosas y me afirmo en ello desde varios ángulos.

 

 

Desde el teológico. El acceso a la eternidad, al misterio, a la Gloria, está en la encarnación y en el camino de lo concreto.

 

Desde la poesía. Si no eres capaz de decir la vida cotidiana, si deprecias las voces y los rostros humildes, la materia y los signos del instante, difícilmente podrás dar cabida a una palabra perdurable y trascendente, por muy grandilocuentes que se pongan los versos.

 

Desde la pintura. Lo he experimentado en la exposición de José Saborit titulada “Más al sur” y que puede visitarse en el IVAM hasta el 24 de junio.

 

Se abre con la serie “Doble sombra” en la que Saborit recoge con la máxima simplicidad lo más esencial de la vegetación mediterránea. Le basta sólo trazar la sombra, sin más matices, sin más adornos que el trazo negro, para definir con los menos recursos la más perfecta identidad de cada ramita. Lo más particular, lo más específico con una simplicidad desprovista de retórica. Y, además, contemplado con amor, dejando que en la pequeñez de cada vegetal se diga la grandeza de una naturaleza mayor. Lo diminuto y humilde, limpiamente captado sin pretensión de grandeza, hace brillar ante nuestros ojos la perfección en pura desnudez.

 

Pero tras estas humildes anotaciones concretas, estamos ya en disposición de mirar en dirección a lo inmenso. Las siguientes secciones de la exposición nos abren, pues, al horizonte, al cielo, a la luz, al espacio, a la inmensidad. La humildad en la mirada garantiza que este giro a lo que podría llamarse horizonte infinito no sea un intento de escapatoria fácil, alienante; un intento por diluir los perfiles de lo concreto en una supuesta sublimación eternizante. Los horizontes que nos deja Saborit son la expresión de una mirada profundamente acostumbrada a contemplar y a vibrar, a dejarse impregnar por lo que se mira.

 

Los bellos amaneceres acontecen en el cuadro, no son meramente pintados. La técnica no reside en la saturación de efectos, virtuosos contrastes o voluptuosas tonalidades, sino en las gradaciones, las veladuras, los cambios de texturas, de trazo, de espesura… que nos llevan a un estado otro, cada vez más claro, hasta acercarnos el punto central de vibración del blanco, liminal de horizonte y, sin embargo, por su humildad receptiva, más acá de nosotros, más en la verdad del mundo.

 

En fin, a estas alturas sobra decir que me ha fascinado la muestra y que la recomiendo encarecidamente. Y espero que el contarme entre los amigos de Saborit no le quite objetividad a mis palabras.

 

 

 

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23
May
2012
Una noche en Madrid
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El pasado fin de semana, aprovechando un viaje a Madrid, tuve un encuentro con un escritor bastante conocido en el panorama de nuestra literatura, especialmente en el plano poético. Habíamos intercambiado correos y alguna conversación telefónica, pero quedaba pendiente vernos personalmente, a la espera de que algún viaje a la capital lo hiciera posible.

 

Estaba nervioso, lo confieso, y tenía miedo. Porque su obra, su persona y su experiencia de la vida parecen estar, de entrada, en las antípodas de la mía. Rompió definitivamente con el cristianismo a los 17 años y no ha vuelto a querer saber de la palabra Dios. En su poesía la influencia del cristianismo no está sólo combatida sino también olvidada.

 

Sin embargo leyó “Actos de amor” y me envió un correo. La del sábado fue una ocasión deseada y, por decirlo sin rodeos, maravillosa. Hablamos y hablamos. Fuimos más allá de los libros y abrimos nuestras personas. La verdad abre caminos insospechados y transitarlos nos conduce al encuentro. La humanidad común nos iguala en la esperanza, el dolor, el amor…, y no olvidemos nunca que el cristianismo, si es algo por encima de todo, es encarnación.

 

Sellamos nuestra amistad y rubricamos cuanto nos une en la vida. Acabamos paseando por el Madrid nocturno y literario y, de vuelta a casa –me cayó un pequeño chaparrón-, sentí más vivo que nunca lo que me trajo aquí, lo que me hizo dominico.

 

El diálogo con el mundo decantó mi vocación. Siendo como soy un hombre muy familiar y tímido, mi alternativa fue siempre quedarme tranquilamente en una pequeña parroquia de mi diócesis, cerca de los míos. Sin embargo Dios se sirvió de esta inquietud distinta para llevarme por caminos diferentes.

 

A veces algunas personas me cuestionan que compatibilice dos vocaciones distintas. Y respondo que de ningún modo: nunca me siento más auténticamente entregado que cuando estoy en estos terrenos alejados de la fe. Cumplo en ellos lo más profundo y arriesgado de mi llamada y de mí mismo. Con más pasión y convencimiento, si cabe, en estos malos tiempos para el diálogo con el mundo.

 

“¿Y esos riesgos del mundo?” –me replican-. Recuerdo de las lecturas de estos días que la primera carta de San Juan resume la que es la esencia de lo mundano: la codicia del hombre, los ojos siempre ávidos y la arrogancia. De ese tuétano de “mundo” no nos libra la reclusión en una sacristía, la huída hacia el desierto, los más tupidos hábitos. Lo que nos hace impuros está en el corazón. La lucha ha de lidiarsse ahí antes que nada.

 

Y no hace falta recordar que existe otra acepción de "mundo" en el NT. Aquella por la cual se dice: “tanto amó Dios al mundo que le entregó a su propio Hijo”.


 

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18
May
2012
Amigo y hermano Lobato
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"La cultura es lo que el arte añade a la naturaleza, que es la misma en todos los que recibimos el ser y la sangre."
Abelardo Lobato

 

 


Después de una noche en vela y un día muy triste, creo que ya puedo hablar de ti como hablaba contigo, pues nunca ha habido entre nosotros patetismo ni tristeza, incluso al compartir momentos amargos, que hemos tenido alguno.

 

Así es que, como sé que estás a salvo, bien cuidado y que te vas a hacer querer en seguida por Quien no ha hecho otra cosa que quererte siempre, en realidad soy yo el que te pide que me eches un vistazo desde el cielo de vez en cuando, por si me descarrío, que ya tú bien sabías lo que dice Platón de nosotros los poetas.

 

Cuando tengas texto nuevo sobre tus experiencias y conversaciones en el Paraiso mándamelo, que te lo corrijo –ya está en imprenta lo último que organizamos juntos: elegí la portada que te gustaba menos, espero que me lo perdones-. Y si al pobre Dios le da la tentación de la tristeza –tal como vamos no me extrañaría-, llévatelo un ratito de paseo y así practicas latín, o alemán o italiano o francés… o el idioma del silencio, que es tantas veces el idioma de los amigos y en el que todo se comprende.

 

En fin amigo: que te voy a echar mucho de menos; pero la vida es un ratito y, además, no importa, como decía el otro Antonio. Tú espérame, porque no pienso ir al infierno y en el purgatorio ya me conocen.

 

Dejo aquí un fragmento tuyo que ha puesto en Facebook Vicente Niño, que se siente orgulloso de haberte tenido de maestro un verano en Granada. Creo que te retratas mejor y además incluyes eso que decía Aristóteles que forma parte de la belleza: totalidad –a la que añado: y movimiento-.

 

"Ulises tiene su Odisea, dejó Ítaca y se dio a la navegación por el mar de las culturas. Yo lo imito bastante, pero en este tiempo del primer verano del tercer milenio lo he seguido más de cerca, haciendo del caminar el camino, experimentando que no sólo el camino es difícil, sino que lo difícil es en verdad el camino de la vida. Me he convertido en auténtico viajero: a pie y a caballo, en auto y en tren, en nave y en avión, usando todos los medios del transporte actual, por tierra, mar y aire, más allá del Mediterráneo, y de las columnas de Hércules, por el Atlántico y el Pacífico, en el viejo y el nuevo mundo, en los dos hemisferios terrestres y en el mismísimo Ecuador, y he sentido anhelos de volar a la Luna y a Marte... Quien me diera alas como de paloma... y volaré"

fr. Abelardo Lobato OP


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9
May
2012
Poesía de la liberación
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El poeta y sacerdote Nicaragüense Ernesto Cardenal es el flamante ganador del Premio Reina Sofía de Poesía que concede Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca en reconocimiento a toda una vida dedicada a la poesía.

 

 

La ocasión me recuerda, en otras coordenadas, a la concesión hace unos años del Premio Príncipe de Asturias al dominico Gustavo Gutiérrez, fundador de la teología de la liberación. Y me lo recuerda porque, en los dos casos, nos muestra cómo el mundo de la cultura reconoce la aportación del pensamiento y la obra de personajes a quienes, desde algunos sectores de la Iglesia, se ha desautorizado y minusvalorado.

 

Quienes me conocen saben que no estoy ni a favor ni en contra de la teología de la liberación, sino receptivo de sus necesarios subrayados y sus urgentes denuncias y llamadas al compromiso real, así como partidario de repensar sus desviaciones ideológicas o pseudo-científicas.

 

Me permito esta vez hablar sin demasiados matices porque quien quiera entender bien entenderá bien y quien quiera entender mal entenderá mal. Sabemos que algunas veces los argumentos sirven para justificar nuestras previas posturas vitales y nuestra resistencia a dejarnos interpelar por el Evangelio. Me refiero al método utilizado sutilmente muchas veces para, argumentando contra aspectos no sustanciales y discutibles, desautorizar la totalidad y la esencia de un trabajo o una reflexión que es esencialmente urgente, necesaria y mucho más cercana al Evangelio y su verdad que las posturas desde las que se la desautoriza.

 

Contaré una anécdota. Asistía a los cursos de verano de una universidad. El tema de las ponencias era la teología del siglo XX. Se habían encargado las intervenciones a solventes teólogos. Un bloque del curso estaba dedicado a teólogos destacados del pasado siglo. Un teólogo, una conferencia y un conferenciante diferente. Se preveía que la dedicada a Gustavo Gutiérrez podría generar rechazos. Por ello los responsables del curso se la habían encomendado a un teólogo fuera de toda sospecha de ideologización, de edad y trayectoria más que sólida y de carácter conciliador, afable y divertido, mosén Rovira Belloso –a quien tanto debemos los profesores de Trinidad-. Mosén hizo una exposición equilibrada en la que subrayaba las aportaciones y retos planteados por la teología de la liberación. Su tono había sido el de un abuelete que no quería abrumar con demasiados datos, citas o planteamientos sesudos.

 

En el momento de las preguntas, un asistente que hoy ocupa un puesto de gran responsabilidad señaló que el ponente había obviado el documento en el que el papa condenaba la teología de la liberación. El talante de Rovira brilló aquí; dejó de lado el tono vago, y de su cansada memoria rescató literalmente el siguiente texto de la Instrucción Libertatis Nuntius:

 

La llamada de atención contra las graves desviaciones de ciertas «teologías de la liberación» de ninguna manera debe ser interpretada como una aprobación, aun indirecta, dada a quienes contribuyen al mantenimiento de la miseria de los pueblos, a quienes se aprovechan de ella, a quienes se resignan o a quienes deja indiferentes esta miseria.

 


También nos recordó lo que en teología se entiende por “proposición teológica trascendental” para señalar que numerosos documentos eclesiales sólo señalan las posibilidades de viabilidad o los límites que hacen inviable una proposición sin desestimar que, teniendo en cuenta esas posibilidades “trascendentales”, no puede afirmarse “categorialmente” la inviabilidad de una propuesta.

 

En claro: que se tome lo hay que tomar y se deje lo que no se puede tomar. Y que no tomarlo, una vez se ha reconocido su necesidad, es una grave falta de responsabilidad teológica y pastoral, así como de teologal caridad.

 

Mosén nos dejó atónitos.

 

Y todo esto venía a propósito del reconocimiento civil de la obra poética de Ernesto Cardenal con uno de los premios más importantes de la esfera literaria. Ah: se sabe que este año también ha quedado muy cerca de obtener el Cervantes. Quién sabe.


 

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1
May
2012
Vívelo!
2 comentarios

 

 

Me gusta este tipo de presentaciones que se pueden hacer con estos programas informáticos y una sencilla dosis de creatividad. Llegan bien, son pedagógicas, directas y divertidas. Lo serio no tiene por qué estar reñido con lo divertido. Antes bien, ponernos muy solemnes puede esconder a veces la realidad de no haber captado el profundo mensaje de alegría y sencillez que hay al fondo del Evangelio.

 

Sigo pensando que uno de los aspectos que más delatan la experiencia de fe y su relación con el mundo en que vivimos es su forma de representación artística y, desgraciadamente, si echamos un vistazo al reciente panorama, encontraremos desagradables sorpresas: vuelven a estar de moda imágenes de Jesús empapadas de almíbar, de afectación. Algunas hasta la cursilería. Ni el siglo 19, con toda su escayola, dio imágenes tan malas.

 

Al contemplarlas uno siente que prefiere las imágenes del barroco, esos cuadros, conjuntos y tallas que llegaron a expresar profundamente muchos de los misterios de Jesucristo. Pienso en Velázquez, en el Greco; en las esculturas de los Mora granadinos, en Martínez Montañés, en Mena, en Mesa y hasta en Salzillo. Sí, sí, ya sé: son tridentinas, barrocas hasta la médula. Pero, ante las actuales imágenes de Cristos rubios, acaramelados, de piel tersa y labios repintados, pestañas rimeladas y auras sobre fondos “al aerógrafo”, las prefiero. Al menos supieron plasmar en una obra maestra el temblor humano transido de divinidad que se encuentra en los momentos fundamentales de la vida de Jesús. Y el aún refrendo del pueblo, incluso de personas no creyentes, manifiesta que estos maestros supieron representar la humanidad profunda que se encuentra en la divinidad más honda. Esos artistas habían aprendido de Grecia, de Roma, de la calle, de los iconos de Oriente. Los de ahora parece que sólo han practicado con photoshop.

 

Esas imágenes que hoy en día se reproducen profusamente en postales y pósteres me hablan más de un pietismo individual y fácil, cómodo y alienado, ni humano ni divino. Ni dialogan con la tradición del arte ni con sus nuevos lenguajes. No les encuentro ni entrañas divinas ni tripas humanas.

 

Pero, tratando de sacar provecho de estas cosas, diré al menos que nos ponen ante los ojos –y nunca mejor dicho- la forma en que a veces nos relacionamos con Jesús e interpretamos el misterio del ser humano a la luz del misterio de Dios.

 

 

 


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29
Abr
2012
38x38x38
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Objetivo cumplido. Me había propuesto encerrarme este fin de semana para terminar un libro y la cosa ha ido mejor de lo que esperaba. A diferencia de otras veces en las que nunca tienes la impresión de haber acabado, esta vez, extrañamente, parece que todo ha favorecido e, incluso contra la recomendación de mi prudencia, siento que ya está y que el libro finalmente, él, no yo, manda y dice lo que quiere y él mismo se completa. 

 


Parece una tontería, pero para mí este momento no suele ser fácil. Es el momento de decantar, de elegir con decisión qué se queda y qué no, de esperar que encaje el ritmo con las menos alteraciones posibles para la respiración, de acertar y tener la suficiente determinación para sacrificar lo que tiene que ser sacrificado, de volver a abrir las puertas del momento en que vino un poema, de cerrar esas puertas, de volverse contra uno mismo y exigirse cuentas desde un criterio desapegado al lado más “yoísta”, de reirse de las pequeñas heridas de donde nacieron aquellos versos.

 

Espero que no suene pedante, pero la exigencia en el arte es una guerra con uno mismo. Especialmente para que la mala influencia que uno es altere lo menos posible el trabajo.

 

Así es que esta encerrona ha llegado a buen puerto. No ha sido tan traumático. Es, finalmente, un libro mejor porque hay menos de su autor en él. Ninguna parte de mí ha tenido que hacer grandes traiciones a otra. Sin embargo –y eso que no soy nada dado a interpretaciones providencialistas ni a encontrar “signos” extraños en ningún lado- en un momento del medir y del pesar, la palabra 38 y sólo la palabra 38 era reclamada en un verso. Casualmente, al hacer recuento final, son 38 los poemas que han entrado en este poemario. También son 38 los años que tengo. Tonterías.

 

 

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