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Blog El atril

Fray Antonio Praena Segura, OP

de Fray Antonio Praena Segura, OP
Sobre el autor

29
Oct
2010
Guerra de arena
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Se trata de uno de esos videos que te mandan por e-mail, pero me ha parecido interesante y lo encuentro artístico. Lo protagoniza Kseniya Simonova, una ucraniana que, además de ser bellísima –las mujeres de allí tienen una especial hermosura: recuerdo una compañera ucraniana de clase en Irlanda, una de las mujeres más bella, inteligente y de temperamento más hipnótico que he conocido- tiene genio y talento.

 

 

Kseniya dibuja sobre arena. Pero, con sus solas manos, les otorga a sus dibujos animación y les imprime eso que en cine se llama sentido secuencial. Igualmente domina una técnica no convencional y consigue una buena integración entre el contenido de lo que ilustra y las propiedades del material utilizado, simple arena a la que otorga movimiento y de la que aprovecha su textura como un elemento más de comunicación.

 

En este video plasma su imagen de la invasión de Ucrania por parte de Alemania en la II Guerra Mundial.

 

Las vanguardias artísticas del siglo XX llevaron al primer plano la atención y la experimentación con nuevos materiales. La materia de la obra de arte no sólo como medio para plasmar un contenido sino como elemento artístico en sí mismo considerado.

 

La forma de trabajar, el ritmo y el genio que Simonova imprime a sus ilustraciones nos hacen pensar que esta técnica puede ser perfectamente aplicada al cine. A ver a quien se le ocurre realizar una película animada sobre arena. Aquí dejamos la idea.

 

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25
Oct
2010
Paréntesis azul sobre dorado
1 comentarios


De los Uffizi –casi un día completo en la galería a base de café- salgo con un poema dedicado a Juan Carlos Friebe y un endecasílabo inspirado ante la Anunciación de Simón Martini: paréntesis azul sobre dorado.

 

Al día siguiente, con agujetas, claro, visita a nuestro convento de San Marcos, donde vivió Fra Angélico, hoy convertido en museo dedicado al pintor dominico.

 

Mi observación personal me lleva a notar que Fra Angélico no fue un pintor por delante de su tiempo o que rápidamente incorporara los descubrimientos técnicos y formales que revolucionaban la pintura del incipiente renacimiento. En muchos aspectos permanece fiel a la influencia gótica, a la representación bizantina de lo sagrado y al detalle de la ilustración miniaturista (género a través del cual él llega a la pintura). No: parece que su interés es otro, que está más preocupado por trascender desde la obra hasta su realidad espiritual y por transir espiritualmente sus pinturas. En este sentido, permanece casi ajeno a la introducción del paisaje y continúa fiel a los fondos dorados que, según la tradición bizantina, son los apropiados para representarnos lo divino y sagrado.

 

La perspectiva está, sí, pero intuida muy personalmente y no ajustada a parámetros matemáticos. En la Coronación de la Virgen de la Galería de los Uffizi introduce la perspectiva pero conjugándola con otro esquema, el circular con fondo en oro. El Beato Angélico intenta aunar aquí el esquema bizantino con el más reciente de la perspectiva matemática en la composición y, a la vez, reunir el gusto por la miniatura con el nuevo gusto renacentista por la monumentalidad. De ese modo parece ensayar, sin excesiva pretensión de continuidad, un arte nuevo cristiano. El resultado, en todo caso, es algo sumamente personal.

 

 

Y esa es la cuestión. Juan de Fiésole no destaca como un aventajado a su tiempo. Simplemente se sale de él. Se sale en dirección a un tiempo espiritual, sin tiempo, por la inspiración que embarga a sus personajes, por la armonía extraña que emana de su modo de estructurar, por la mansedumbre pacificante que la nitidez de sus colores irradia. Y, además, sin pretenderlo, precisamente por el hecho de tener un mundo propio, propísimo, inintercambiable, salta de su momento cultural y llega al siglo XX como un pintor en el que lo onírico y hasta surrealista ya está presente; un pintor en quien lo que se llamará naif está ya sugerido; un pintor en quien ya el minimalismo –menos es más- surte sus efectos.

 

Pero el endecasílabo seguía resonando en mis dedos: paréntesis azul sobre dorado.


 

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20
Oct
2010
Creatividad para todos
1 comentarios


Las nuevas tecnologías, Internet y las redes sociales, están introduciendo cambios importantes en la manera de entender el mundo, las relaciones, la información y, por supuesto, la creación artística y la difusión cultural.

 

En el ámbito del periodismo, por ejemplo, se nos hace notar cómo la función tradicional del periodista ya está sometida a retos y cambios. La emisión y difusión de noticias no será desde ahora sólo tarea de los especialistas de la información, de las agencias o de las cadenas divulgativas. Cada ciudadano interesado en ello podrá convertirse en agente de información a través de su página Web, de un blog, de una red social, de Youtube… De ciudadano a a ciudadano. La multiplicidad y la veracidad de la información se complicarán, cierto, pero las ventajas que esta pluralidad ofrece valen la pena. En todo caso, con sus pros y sus contras, es ya un hecho que no debemos ignorar.

 

En el campo artístico son también visibles los cambios y la riqueza que consigo aportan. Un poeta, por ejemplo, podrá prescindir, si lo desea, de la edición impresa, convirtiendo su página personal, su blog o su perfil en alguna red social en una plataforma desde la que publicar sus poemas, recibir críticas o albergar vínculos de influencia.

 

Y en el terreno plástico, cualquier ciudadano que lo desee, con tan sólo una cámara de mano, pero, eso sí, con intensa imaginación, puede rodar su película, su anuncio publicitario o su video campaña a favor de una determinada causa y lanzarlo en la red para conocimiento de todo el que pueda y quiera acceder a él.

 

Dejo dos videos que reflejan lo que decimos. Pueden parecer demasiado caseros, pero son muestra de lo que la creatividad y la voluntad, con sólo una camarita de video y, en el caso del video del colegio, un solo plano secuencia y una planificación de rodaje que ya quisiera algún director para sí, se puede filmar y compartir. Cutrecillo, vale, puede ser, pero sacándole partido al lado más artístico que el ciudadano de a pie lleva dentro.

 

 

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18
Oct
2010
30 años de amor
1 comentarios

 

 

Acaban de cumplir 30 años juntos, amándose, en plena dedicación a la poesía. Y han decidido celebrarlo con un libro, no venal, de tan sólo 500 ejemplares numerados a mano –el mío es el 34- para los amigos. Se titula Tus poemas más míos y en él Antonio escoge los 30 poemas más suyos de Mercedes y Mercedes los 30 poemas más suyos de Antonio.

 

Una selección hecha desde criterios no estéticos ni literarios sino desde la pregunta ¿cuáles serán los treinta poemas del otro que ha llevado más dentro cada uno, como lámpara votiva, durante todo este tiempo? Y este es el resultado, irrepetible, íntimo. Porque si el tiempo es la materia del poema, el del amor es el único tiempo que puede medir una vida, dos vidas. La vida que importa. Hexámetro imperfecto para el poema perfecto.

 

Compartir tantos días, tantas palabras, el mismo ideal, el mismo trabajo en la Universidad, la misma devoción y silencio estudioso, no supone, en absoluto, confundir las personas del verbo. Todo lo contrario: tanta cercanía no subsume la voz del uno en la del otro, pues cada una de sus poéticas es absolutamente personal, independiente e inintercambiable. Ni tan siquiera se complementan. Más bien nos complementan a nosotros, lectores, y al canto mismo.

 

 

LA PRIMICIA

 

El bosque viejo que se fue en otoño
regresa, nuevo, al bosque en primavera.

Vuelve el pájaro al pájaro.

Más lúcido que el pájaro y el bosque,
me diste la primicia del misterio,
hijo, porque sin irme todavía
ya he regresado a mi espesura en ti.

Antonio Sánchez Zamarreño

 

 

RAZÓN DE TERTULIANO

 

Frente a la luz, dobladas
las rodillas bajo el cuerpo
suavemente arqueado, apenas
perceptible el movimiento
litúrgico de su corazón
el gato
              solemnemente otorga
la razón
              al viejo Tertuliano
que veía orar a las ovejas.

(“También oran todos los ángeles, ora
toda criatura, oran las ovejas y las fieras”
Tertuliano, De oratione)

 

Mercedes Marcos Sánchez

 

 

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8
Oct
2010
Florencia
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Vete a ver el Cristo crucificado de Miguel Ángel. Cuando yo vivía en Florencia solía visitarlorlo –me dijo Juan Antonio González Iglesias-. Así es que crucé el Arno y allí que me puse, en la Iglesia en cuya sacristía se conserva esta talla, al parecer el único Cristo crucificado de Miguel Ángel. Un crucificado desnudo para cuyo cuerpo, sin apenas musculatura, tan distinto a otras obras de Miguel Ángel, el artista se inspiró en sus estudios anatómicos de cadáveres. Un hombre vencido, un Dios hombre que verdaderamente ha muerto. Una talla emocionante, por su delicadeza y su atrevimiento frente a los modelos imperantes, fruto de una percepción espiritual honda del misterio de la cruz.

 


Pero no lo pude ver. Tras un rato rezando en la iglesia, me dispuse a buscarlo. –Padre, ¿me puede decir cómo ver el Cristo de Miguel Ángel de la sacristía? Con cara hosca y mal humor: -no sé. Hoy no hay vigilantes, enfadado con la pregunta. –¿Y cuándo vienen? –No es asunto mío, dopo mezzogiorno a lo mejor-, obligado a responder ante mi insistencia. Bueno, que salí sintiendo que este señor vestido de negro riguroso hasta las gafas y con cara de enfado no me había representado a Cristo. Y que me cuesta percibir a Cristo en el luto y en la tristeza. Y eso que me había visto un rato antes sentado en un banco de la Iglesia rezando. Podría usted -digo yo- haber pensado: este a lo mejor es un tipo con inquietud espiritual -qué sé yo- o con vocación incluso. Pero no. No vi nada que me atrajera y transmitiera la alegría del evangelio.


Por más que lo pienso, no encuentro los vínculos entre el evangelio de Jesucristo y algunas formas de presentarlo. Creo en la diversidad de modos de vivir la fe y de relacionarse con Dios, pero para llegar a Jesús a través de algunos de ellos confieso que he de hacer acrobacias argumentales. Vale, de acuerdo: no haré juicios internos. Lo mismo el hombre tenía un día difícil.


Total, que me tuve que conformar con una foto ante una foto.


Todo lo contrario me ocurrió con un padre carmelita que estaba rezando laudes en otra iglesia y que me dejó sacar fotos de esa pasada que es la capilla Brancacci aprovechando que no estaban los vigilantes. Sin flash, claro. Llevaba su hábito marrón, pero nada en él era oscuro. Pobre y austero sí, pero no oscuro, enlutado o triste.


Y en la capilla Brancacci, la mano de tres artistas que se suceden en frescos distintos. Y cada uno, discípulo del anterior -Masolino, Masaccio, Filippino Lippi-, supera al maestro y da un paso de gigante con la composición, con la perspectiva, con la penetración sicológica de los personajes, con la experimentación del color. Una lección magistral la que aprendí al preguntarme: ¿qué hace que cada autor haya superado la obra del artista que le precedió? y responderme: la capacidad de arriesgar e introducir lenguajes que divergen del maestro, elementos que hasta fueron incomprendidos y criticados. En una palabra: que, tras copiar mucho y dejarse conducir, hay que dar el salto en la dirección de la propia intuición. Porque, y eso puede también comprobarse recorriendo con detalle la historia de la pintura de Florencia, muchos que pintaron lo que y al modo en que se esperaba que lo hicieran fueron muy aplaudidos y tuvieron mucho dinero. Pero de ellos, en pocas décadas, ya nadie se acordó.

 


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4
Oct
2010
X
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Me he quedado sorprendido al saber de la muerte del poeta mallorquín Miguel Ángel Velasco. Sobre todo porque era muy joven y porque había alcanzado en sus últimos libros un grado de madurez poética y un estilo de cantar que prometían un aún mejor.

 

Una de las fuentes de creatividad de Velasco eran los estados de conciencia alterados por la experimentación con fármacos y otros derivados. No creo que eso le quite valor a su obra, de ninguna forma, pero sí me hace sentir obligado a expresar que al artista, a cualquier artista, no se le debe aplaudir condescendientemente toda extravagancia. Navegar hacia mundos extraños por extraños caminos que están dentro de este mundo bien puede suponer una experiencia revulsiva para la voz y para la mirada. Pero hay mundos en los que no, definitivamente no, el hombre no puede sobrevivir. Porque el ser humano, y menos el poeta, no puede sobrevivir en un mundo de mentira.

 

Quiero llamar la atención sobre el hecho de que el mejor libro de Velasco empezaba así:

 

Eli, Eli, ¿lama sabactani?
(Mt. 27,46)

 

A Miguel Ángel le llamaba y le incendiaba una luz hermosa a la que no podía sustraerse. Pero creo que tan sólo ahora ha encontrado el camino verdadero hacia la luz verdadera. Y sobre todo, por encima de todas las cosas, nos ha dejado palabras encendidas e inolvidables. Esa es la gloria que ha emanado de los daños de su vida.

 


X

 

(Para la inicial de Cristo en el Libro de Kells)

 

Encumbrada en espumas
se yergue intemporal la rosa atlántica,
santa roca de brumas, isla célibe,
insigne baluarte
de una fe sin abrojos, a resguardo
de la tiara y el sínodo.
Solar de bendición donde germina
la semilla de oriente,
en buena vecindad con los ancestros
del caldero y el muérdago.

 

El monasterio alumbra en su fervor
de vida apaciguada
el minucioso arte
de la caligrafía, atesorando
la sapiencial cosecha de los siglos:
sagradas escrituras y profanos
latines que le cantan
a la miel esencial o a las simientes.

 

Reposan en la calma del pupitre
los útiles devotos: finas plumas
de ánsar, indicadas
para darles su vuelo a los contornos
de las capitulares; el compás
que libra a su vaivén
la línea de los mundos;
la tinta y los pigmentos, destilados
de la maceración de las raíces
y de los minerales:
rojo de plomo, verde
de cobre, oropimente
luminoso de arsénico, y colores
de remoto linaje:
azul de Armenia o púrpura de múrice.

 

Un monje oscuro inclina su paciencia
sobre la claridad del pergamino.
Hoy le ha negado al sueño
su diezmo, y otro día le sorprende
arrimado al calor del manuscrito.
Suave luz ilumina de alborada
esa bruñida hoja
en que una piedad íntima celebra
un alto Advenimiento,
y en el pincel se enciende un arrebol
virando en noble grana que perfila
esa inicial esbelta del Ungido.
La cruz que multiplica
una constelación de pan de oro
y el rápido tonel de la abundancia.
Cruz ufana de luz,
adamantino eje, gozne puro
sobre el que gira en rotación acorde
la planetaria súplica del tiempo.
Alcándara del cielo, firme lanza
a que se unce el carro de la noche
para la voluntad de un Cristo auriga
en su revolución de sol clemente.
Amparo de galernas,
cruz en áncora.
                        Anzuelo
para la boca sorda de la muerte.

 

De La miel salvaje. Visor, 2003

 

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2
Oct
2010
Biblioburro
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Habla en primera persona del plural, nosotros, él y sus burros Alfa y Beto, un equipo de trabajo.

 

Luis Soriano recorre las veredas para llevar sobre sus dos burros libros a los niños. Niños atravesados por una violencia verraca, dice, que nunca irán a una biblioteca y a los que, por tanto, hay que llevarles la biblioteca para que se animen a coger un lápiz y tiñan el mundo de color, para que sean colombianos con mentalidad crítica, constructiva y con mucha imaginación.

 

En España a veces hay que obligar a los niños a leer. Tienen libros a su alcance y no los valoran; más bien sienten la lectura como una carga, como un castigo. En otros lugares, como vemos en este video, la simple contemplación de un cuento es motivo de alegría, de juego, de asombro y de comunicación entre niños acostumbrados a estar callados y tristes porque aún piensan que se están escondiendo de los monteros y porque han visto hombres mutilados, ahorcados, atemorizados…

 

A veces se nos llena la boca hablando de cultura y literatura pensando en ella como en algo para eruditos, selectos hombres y mujeres de una sensibilidad superior. Pero no. La verdadera cultura cabalga sobre dos burros en busca de los niños de las veredas.

 

En la forma de hablar de Luis Soriano y de su madre hay expresiones rebosantes de poesía. Es uno de los aspectos que más me gusta del español hablado en Colombia: que en su expresión coloquial hay color, poesía no buscada ni pretendida, no engolada ni artificial, sino más bien inherente al decir del día a día.

 

Entrañablemente serio.


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25
Sep
2010
Extraordinario
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Una de las cosas más hermosas del Capítulo General ha sido la liturgia. Los primeros días orábamos según la forma ya preparada: un pequeño coro de hermanos entonaba los salmos y el resto de la asamblea respondía en los mismos tonos.

 

Cuando el pequeño coro de salmistas entonaba, lo hacía en una polifonía perfectamente armónica, compleja y a la vez empapada de profunda inspiración. En la misa cantábamos las oraciones litúrgicas en latín.

 

Pero, tras la primera semana, comenzaron las celebraciones preparadas por regiones y grupos lingüísticos. El primer día el grupo africano introdujo los laudes con un himno que, a falta de instrumentos, acompañaban con unas tímidas palmas. Ya se había corrido entre pasillos el rumor de que, además de la bella liturgia de los primeros días, no estaría mal que los hermanos y hermanas celebraran al modo en que se hace en sus lugares de misión. Así es que llegó el día de los españoles y aquello fue una eclosión de alegría y canciones de esas que normalmente cantamos en la liturgia en España acompañadas, como no, de una guitarra que hicimos traer desde la Curia en Santa Sabina.

 

Bueno: a alguno le pareció que no era el momento de exhibir dichas peculiaridades; que aquello era poco litúrgico -¿hay alguna liturgia que no sea encarnada en la particularidad?- y que algún canto estaba de más. Pero fue sólo alguna voz que no halló demasiado eco, porque, la verdad, desde entonces cada grupo llevó hasta el espacio celebrativo sus cantos y sus formas de sentir la liturgia, como, por ejemplo, hicieron los hermanos de Latinoamérica, quienes nos emocionaron –la voz crítica pensaba que la emoción no tiene lugar en la liturgia- con sus formas y su fondo rebosante de alegría, esperanza y anhelos de libertad.

 

Curiosamente fueron los hermanos responsables de la liturgia en los primeros días quienes más se acercaban a agradecer los cantos con que, por decirlo de algún modo, dimos entrada a la diversidad cultural en la oración. Algunos hasta querían hacerse fotos con nosotros y la guitarra.

 

A veces alcanzamos a ver que lo extraordinario pertenece a lo humano mas aun que sus cosas ordinarias. (Perdon por la falta de tildes: estoy en un ciber y no encuentro la tecla....).

 

 

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20
Sep
2010
No tenemos General
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Los dominicos no tenemos General. Ni siquiera tenemos un Maestro General. Al superior de toda nuestra Orden se le llama Magíster Ordinis, Maestro de la Orden. Creo que, en este caso, el nombre importa, porque, de alguna forma, lo que pedimos a nuestro superior es que sea eso: Maestro.

 

Otras órdenes y congregaciones llaman a sus superiores con títulos que expresan el carisma específico de cada instituto (Inspector, Guardián, Prepósito General…). Y así, entre los dominicos todavía está viva una expectativa que refleja nuestro carisma de predicadores y hombres de estudio.

 

Digo esto porque creo que este aspecto sigue contando a la hora de entender la función de nuestro Maestro. Puede que alguien tenga grandes cualidades como líder; puede que haya quien tenga un currículum asombroso como intelectual, investigador o profesor; puede que alguien sea un eficentísimo gestor...; pero intuyo que todavía buscamos en el Maestro a alguien que escucha y aprende constantemente; alguien que es, más que especialista, sabio; alguien que tiene palabras de vida (tú tienes palabras de vida eterna), que sabe sacar de cada uno lo mejor de sí, que enseña a cada uno a valerse por sí mismo; alguien que, como decía Nelson Mandela, sepa conducir el rebaño desde atrás, tal y como hacen los pastores en África.

 

La referencia a un General, aun cuando se refiere al carácter de generalidad sobre todos los asuntos de la Orden, tiene, para mí, ciertas resonancias un tanto militares. Lo cual está bien para una congregación que responda a este estilo más jerarquizado y efectivo de organización, que es muy necesario, pero quizá no tanto para nuestro estilo dominicano que, sin ser tal vez tan práctico y rápido, trata de hacer surtir en la Iglesia y en el mundo el aqua sapientiae.

 

No tenemos, pues, General. Tenemos Maestro.

 

 

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11
Sep
2010
Joven y bien preparada.
7 comentarios


No quiero convertir este blog en una crónica sobre el Capítulo General, pero tengo una serie de impresiones personales que compartir.

 

1. La Orden dominicana es joven.

 

Para quienes vivimos en España, oír que la Orden es joven puede sonar extraño. Pero es necesario tener una visión de conjunto para nutrir nuestra esperanza y aprender de otros hermanos que quizá han pasado por situaciones similares a la nuestra.

 

Es joven porque en bastantes lugares aumenta el número de vocaciones. Pero no podemos querer vocaciones si no tenemos nada que ofrecer, y un joven del siglo 21 que ya ha vivido todo tipo de experiencias quizá lo que busca es sentido para su inteligencia, profundidad para su espíritu y alegría para su vida. Todo lo demás habrá que ir discerniéndolo con seriedad. Pero tenemos jóvenes auténticamente de su tiempo, el siglo 21.

 

2- …y está bien preparada.

 

Tengo la impresión de que la vocación intelectual dominicana se ha fortalecido en las últimas décadas y que atrás quedaron estériles dualismos entre estudio o misión, estudio o comunidad, estudio o compromiso. Cuando santo Domingo comienza a predicar en el sur de Francia, tiene frente a sí herejías cuyo denominador común era el dualismo. Su predicación y la consecuente propuesta intelectual de Tomás de Aquino, si algo hacen, es profundizar en la unidad como un signo de identidad: unidad de cuerpo y alma, unidad de individuo y comunidad, unidad y armonía entre fe y razón, cultura y teología.

 

Ello es un desafío para romper en todo tiempo todo tipo de dualismos, lo cual no se puede hacer sin deshacer, replantear y ofrecer continuamente formas creativas de entender la vida y el ser humano.

 

 

3- La Orden está unida.

 

En mis clases de Trinidad insisto hasta la saciedad en que, si algo significa que creemos en un Dios uno y trino, es, por encima de todo, que es un Dios cuya unidad se constituye por la comunión de la pluralidad y cuya pluralidad es fructífera por el profundo amor que une al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Hay una declaración relacionada con esta visión de la Trinidad en el Concilio IV de Letrán. Nuestra Orden recoge un impulso eclesial dado en este Concilio: creo que sería interesante estudiar alguna vez la relación entre esta profunda visión conciliar de nuestro Dios Trinidad y la unidad en la pluralidad como identidad de la Orden.

 

Y ahora el cotilleo

 

Tras la elección del maestro, acabado el proceso canónico, los aplausos, la vestición de la capa, etc., yo estaba emocionado, pero con contención. Entonces, mientras la procesión ya iba saliendo hacia la iglesia, el Maestro abandonó el lugar que le correspondía y se vino hacia los asientos a través del revuelo en el que estábamos para incorporarnos a la procesión. ¿Qué hace?... Pues esto hizo: fue al lugar, a la silla misma de uno de los últimos candidatos que habían quedado frente a él en la votación –esto no es ningún secreto: en toda votación poco a poco se van concentrando los votos en menos candidatos, hasta conseguir cada vez más unanimidad-, se fue, digo, donde él estaba sentado y le dio un abrazo. Ví el abrazo y los ojos del ya Maestro y los ojos del candidato y entonces mi emoción ya no pudo contenerse y rompí a llorar como un idiota.

 

A la hora de la comida ya todos éramos iguales: los dos exmaestros, los candidatos, el nuevo maestro. Ni un mal gesto, ni un mal comentario. Una cercanía y una alegría profundamente cordiales.

 

¡Estoy aprendiendo grandes lecciones!

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