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Ene2013El tercer día
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Ene
De entre mis obligaciones, esta es la que prefiero, la que obedezco con más gusto: salir y entrar por portillos, grietas, ventanas y demás heridas en mi propia fe para verla desde dentro, desde fuera, de cerca y de lejos.
Especial atención pongo al leer poesía contemporánea y recibir cuanto desde el extrarradio de la fe cristiana se dice de ella. Porque, aunque parezca extraño, de distintas maneras y por distintas razones está muy presente –y eso es lo primero que me asombra- en la literatura contemporánea. Supongo que no es fácil desprenderse de algunas experiencias por más rabia o daño con que hayamos abandonado la fe que un día tuvimos.
Me ha ocurrido con dos poemas de Katy Parra. Saliendo fuera –o entrando en los ojos de Katy, que viene a ser lo mismo en este caso- puedo mirar de nuevo con asombro, perplejidad y limpieza cosas que he mirado demasiado y gastado mirando por tenerlas muy cerca. No siempre se trata de encontrar nuevas respuestas, sino también, y sobre todo, nuevas preguntas.
Por ejemplo, con una ironía que no se disuelve en el ingenio vacío, este poema hace que vuelva a preguntarme cuántas veces Dios no es más que un tapagujeros recurrente en momentos de angustia o un suplemento muy socorrido ante la inminencia de situaciones que requieren un plus que nos desborda.
EJERCICIO DOMINICAL
Hay un lugar en ti que no te pertenece.
Puedes llamarlo Dios.
Tendrás a quién culpar de tu desdicha.
En realidad debería ser una presencia constante ante el ininterrumpido y asombroso milagro del tiempo, de la cotidianidad, de la existencia entera. Del amor, sin ir más lejos.
Y otro poema, de hermoso y contundente final, me echa en cara qué hemos hecho con un mensaje que se quería –y se quiere- vital, liberador, luminoso, colorido… resucitante. ¡Tengo a veces la sensación de que aún no hemos sabido qué hacer con esta llave de la sabiduría!
EL TERCER DÍA
Volvió para decirnos
que no existe la muerte.
Para que no cayéramos
en la imbecilidad
de los que sólo ven
en blanco y negro.
Volvió para otorgarnos la custodia
de la sabiduría
y entregarnos la llave
que abre todas las puertas.
No supimos qué hacer con el mensaje.