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Yo he querido ser grúa muchas veces
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Me tranquiliza un amigo y me dice que no, que no incurro en ninguna falta ni me va a ocasionar ningún problema editorial si doy a conocer en mi blog un poema de mi próximo libro, “Yo he querido ser grúa muchas veces”, que anteayer fue considerado merecedor del Premio Tiflos de Poesía 2013.
Así es que dejo aquí el poema Grúas, en el que está contenido el título del libro.
GRÚAS
Me conmueven las grúas en invierno.
Parecen estar vivas y cumplir
su vértigo llenándose de grajos
que bordan en su acero un pentagrama.
La esencia de las grúas son las aves
de paso. Las cruces de este siglo,
donde todo se mueve, son las grúas:
inmóviles, calladas, imposibles.
Yo he querido ser grúa muchas veces,
recibir la nevada antes que el mundo,
los pájaros, los rayos matutinos…
y ser desmantelado cuando acabe
la obra en la que elevo humilde carga.
Las grúas son amigas de los pájaros.
Que vengan y se posen en mis hombros
mientras huyen del frío es mi deseo.
Que canten para mí, ser para ellos
el árbol más sencillo, pues apenas
un eje vertical y un brazo abierto
conforman mi estructura permanente.
(Vendrá la muerte a dar vida a este sueño
haciéndome también ave de paso).
Y, mientras, ser tan sólo un trasto útil
entre el cielo y la tierra. Algo invisible
a los ojos de todos pero nunca
al ojo diferente de los grajos.
Y quiero dar aquí las gracias a todos los amigos que, a lo largo de la gestación de este libro, me han aguantado con paciencia y bondad y han contribuido con su criterio honesto a mejorarlo: a Yolanda, Almudena, Vicente, Katy, Rodrigo, Pablo, Celeste, Dani, Javier, Alicia, Pedro, Juan Carlos, M. Carmen, Manolo.
A mis hermanos de Granada, que amortiguan mis insomnios: Abelardo, Delfín, Álvaro, Pepe, Paco, Paco, Pachi.
A los pájaros, verdaderos protagonistas de estas grúas y este asombro.