Feb
Somos el otro
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La semana pasada, en uno de los programas literarios a los que el poeta Pedro Enríquez da unos formatos llenos de originalidad, escuché por primera vez a Ángela Muro.
El programa se realizaba desde una sala de la Biblioteca de Andalucía ambientada como si de un estudio de radio se tratase: una mesa de contertulios, una cantante y los técnicos, que radiaban en directo, participando todos cara al público presente.
Fue entonces cuando escuché a Ángela y quedé completamente fascinado. La verdad es que a Ángela hay que escucharla en directo: su boina, su guitarra, su personalidad, sus comentarios, su misterio, su presencia escénica…, algo que sobrepasa lo que un video puede captar y que es la verdadera característica de las artistas que lo son por completo.
Me gustó especialmente este tema, Duele. Ángela lo interpretaba con todos los matices y ningún gesto, ninguna frase, ningún quiebro de voz dejaban indiferente. Porque Duele transmite el dolor de la soledad y la invisibilidad de una inmigrante con el acierto musical y literario de expresarlo no desde el discurso sino desde la identificación con la soledad y el desamparo de quien no es correspondida en su amor más íntimo. El dolor de la propia experiencia puede paralizarnos y cerrarnos sobre nosotros mismos o puede, por el contrario y como una traducción al lenguaje amoroso, abrirnos a otras formas de dolor que no conocemos por experiencia directa pero con las que la humana condición nos solidariza. Uno es el dolor bajo sus formas diferentes.
Por eso lo que Ángela canta llega. No es discurso social al uso sino testimonio de quien siente y sufre lo que denuncia desde el fondo común de un destino solidario. Ponerse en el lugar del otro porque uno mismo es el otro y porque sin el otro nadie es quien es.
Además, si nos ponemos más técnicos, la misma forma en que Ángela compone sus canciones da cuenta de lo que decimos: su música recoge influencias lejanas y cercanas. Están el jazz, el soul, el requiebro flamenco…, pero con la característica del verdadero arte, pues en su persona la música rezuma coherencia y armonía. Sus influencias han sido hechas propias y son regaladas al oyente como algo nuevo, algo con un estilo que sólo por Ángela misma se define.