Jul
Salvar un libro
3 comentariosCreo que nuestros hijos deberían ver esta foto. Hablar con ellos de lo que refleja. Decir, sencillamente, que la guerra no sólo mata niños –lo que ya es tan descomunalmente incomprensible que parece que sólo el silencio puede expresarlo-, sino que lo destruye todo, hospitales, escuelas, hogares...
Estaría bien recordar que en medio de la ruina hay gestos dignos que mantienen encendida la esperanza contra la barbarie, gestos como el de esta niña palestina que busca entre los escombros de su hogar sus libros, sus cuadernos. Deberíamos comentar con nuestros jóvenes que esa pesada carga de tener que estudiar, hacer deberes, leer libros es, sin embargo, uno de los mayores regalos de la vida, el camino hacia la libertad, un acto de resistencia y esperanza, algo por lo que dar las gracias todos los días.
Un cuaderno es un tesoro que hay que rescatar de las descomunales escombreras. Un libro salvado de entre los amasijos de un hogar bombardeado es una pequeña victoria sobre la destrucción deliberada.
Y sin dejar morir el asombro ante el hecho de que sobrevivan las palabras. Podrán destruir lo que tenemos, pero no lo que somos. Y somos parte de una historia que han formado las miles de historias que nos preceden y que un día, humildemente, legaremos. Somos los libros que mantienen vivas esas historias. Somos palabras, somos la palabra.
Y somos la sonrisa de esta niña en cuyos ojos limpios brilla la dignidad que nos queda, la gratitud de rescatar de entre la muerte un puñado de palabras. La humanidad en medio de la barbarie.