Aunque creo que ya es conocido, presentamos aquí unas pinturas de Ivan Marco Rupnik, jesuita, autor que me parece muy original. Sus declaraciones me parecen muy acertadas.
Para él los edificios que construimos son reflejo de nosotros como Iglesia, ya que el templo de Cristo y la Iglesia somos nosotros. Si los edificios son feos y están desnudos, vacíos, de cemento armado, son un reflejo de cómo somos nosotros. No estoy del todo de acuerdo. Por ejemplo, el gótico desnudo, el más puro gótico cisterciense, está, en su vacío, lleno de trascendencia. Y a veces una iglesia excesiva y mal decorada puede ser un obstáculo a la celebración y a la oración.
Rupnik citala Carta a los artistas, de Juan Pablo II. Para él Juan Pablo II es el primero en Occidente, desde el Renacimiento, que afirma abiertamente que el arte es el camino del conocimiento, de la verdad. Occidente lleva siglos optando por la reflexión, por los procedimientos científicos para alcanzar la verdad, y considera el arte como algo relativo a los sentimientos. El arte ha sido empujado al mundo de la decoración. Sin embargo, Juan Pablo II indica que una Iglesia sin arte es aburrida.
Opina quela Iglesiatiene necesidad de recuperar la belleza, porque la belleza atrae y, si te dejas atraer por ella, la belleza te llevará por los caminos de la sabiduría y te revelará la verdad. Y continúa declarando que no existe el arte, sino los artistas. El artista tiene un nexo orgánico con su obra. Si queremos que el arte tome vigor, no deberíamos celebrar congresos sobre arte, sino buscar a los artistas. Si los encontrásemos, no deberíamos preocuparnos por hacerlos cristianos perfectos. Ésa no es nuestra tarea. Debemos llevarlos al umbral de la salvación y que sean ellos quienes vean cómo pueden redimir sus vidas.