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Blog El atril

Fray Antonio Praena Segura, OP

de Fray Antonio Praena Segura, OP
Sobre el autor

17
Abr
2007

RESURRECCIÓN

10 comentarios

JuanAntonioGonzález Iglesias es uno de mis poetas favoritos. Uno podrá compartir o no su visión del amor, su visión homoerótica y homoestética de la vida. Pero la crítica, desde poetas de sesgo religioso tradicional hasta los más innovadores vates, reconocen la altura de su poesía y la fusión, recreación y personalidad que se concitan en su voz. Conoce a la perfección el mundo griego (profesor de esta filología enla Universidadde Salamanca) y el cristiano (San Agustín y S. Juan dela Cruzson sus interlocutores interiores). Les dejo con él, porque estamos en Pascua y la resurrección también respira en su poesía: aunque a su manera, esta realidad de nuestra fe también vive en el corazón de otros hombres. Ese es un puente que alguien tiene que cruzar.

 

           EXCESO DE VIDA

 

Desde que te conozco tengo en cuenta la muerte.

Pero lo que presiento no se parece en nada

a la común tristeza. Más bien es certidumbre

de la totalidad de mis días en este

mundo donde he podido encontrarme contigo.

De pronto tengo toda la impaciencia de todos

los que amaron y aman, la urgencia incompartible

de los enamorados. No quiero geografía

sino amor, es lo único que mi corazón sabe.

En mi vida no cabe este exceso de vida.

Mejor, si te dijera que medito las cosas

(fronteras y distancias) en los términos propios

de la resurrección, cuando nos alzaremos

sobre las coordenadas del tiempo y del espacio,

independientemente del mar que nos separa.

Sueño con el momento perfecto del abrazo

sin prisa, de los besos que quedaron sin darse.

Sueño con que tu cuerpo vive junto a mi cuerpo

y espero la mañana en la que no habrá límites.

 

(Por cierto: el título de este poema es parte de un verso de mi librito Humo verde. ¿Lo habrá leído? Sería para mi un honor que me lo hubiera robado.)

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JMValderas
17 de abril de 2007 a las 19:32

Querido Praena, debo sufrir unas cataratas que nada envidian la famosa cortina de agua del golfo de México, que corta a plomo el aire cuando saltas de la isla de Cozumel a la península del Yucatán. La resurrección de la que habla el poema es una paganización de la Resurrección. Lo mismo que en su otra obra “Esto es mi cuerpo” crea una historia de irrisión del momento culminante del Jueves Santo. No lo esconde: “Esto es mi cuerpo, como dijo otro”. ¿Qué puente doctrinal cabe cuando el poeta retuerce un sentido espiritual y sacramental para hacerlo carne de sodomía? No se niega con ello la belleza literaria que pueda entrañar la versificación. Acratas donde los haya, conocedor profundo de los místicos españoles, catedrático de filología clásica en la Universidad Complutense largos años, maestro en Virgilio, no he leído yo poema más bello que “Libre te quiero” de Agustín García Calvo, hasta que llega al verso “ni de Dios, ni de nadie, ni siquiera mía”. Hermosamente cantado con cadencia galaica por Amancio Prada hasta el estremecimiento. Conviene al teólogo poner temple y arrojar luz sin dejarse seducir por espejismos.

Antonio Praena
18 de abril de 2007 a las 12:54

Lo de la paganización en la obra de González Iglesias (y otros) ya lo dije yo en el libro "Cristianismo y poesía". No ha descubierto usted América. Con su postura niega usted al Cristianismo el ser fuente de belleza más allá de la propia comprensíon del "en sí" cristiano. El drama de la escisión entre fe y cultura se ahonda así. Al igual que se deteriora la relación gracia-naturaleza. De ese modo, un increyente tampoco podría tener como referencia estética la catedral de Burgos sin, al siquiera nombrarla, pintarla o retratarla, "hacerla matera de blasfemia". Son dos cosas distintas. Una cosa es saber lo que se cree (en doctrina y en moral) y otra ver por todos lados peligro. Yo sé lo que creo y creo lo que la Iglesia. Y por eso hay puentes que cruzar: mientra alguien, sea quien sea, sienta que la idea de la resurrección (o de la entrega amorosa y sacrificial, o la belleza de la cruz, etc.) le einteresa, a mí me tiene que interesar su porqué, al margen de los registros y lenguajes en que, en su mundo propio, despliegue esas ideas. Lo que haya que decir después, ya se dirá. El arte cristiano tomó del paganismo y, por sobreabundancia, puede seguir suscitando atracción a hombres de cualquier condición. Faltaría más. GRACIAS, amigo Valderas.

JMValderas
18 de abril de 2007 a las 16:32

Querido Praena Quizá sea por influencia de la filosofía analítica, de la exigencia en la redacción científica o simplemente por rigor tomista, "mi postura" ni afirma ni niega nada. Serán mis juicios. Y de mis juicios no se sigue ni con fórceps lo que me atribuye. Tan gratuito es eso como decir que veo peligros por todos lados. Aunque fuera sólo por cobrar a final de mes, el único peligro que me asusta es el de la ignorancia, sobre todo si es voluntaria. Y yendo al núcleo de la cuestión: relación fe-cultura. Podría decirle que desde hace años se desempeña aquí un grupo así llamado y que pastorea el cardenal Carles, podría decirle que he publicado alguna cosilla sobre ciencia-teología.... Pero dejemos lo personal, recurso abominable avisa la educación inglesa. Lo primero en ese diálogo es conocer el planteamiento de los demás: completo, sin omitir "piadosamente" sus textos más crueles. Y, sobre el todo, dominar la doctrina que uno dice defender. Si ridiculizan el mensaje supremo de Cristo, podemos fijarnos en cuán bellamente lo hacen e incluso intentar ver en ello resquicios de cristianismo (que ya es condescender), pero nunca podremos abdicar de nuestra obligación de contraponer nuestros puntos de vista. Sin miedo. Pensamiento claro significa rigor lógico. Es decir, no mezclar conceptos, ni razonamientos.

poeta
18 de abril de 2007 a las 22:49

Antonio, te gustará saber que en la sección poesía de la Casa del Libro, tus "poemas para mi hermana" se encuentran junto a los poemas de tu admirado Juan Antonio Gonzalez Iglesias. Es hermoso ver como se hermanan en una mesa de novedades poéticas, dos pilas de libros, dos poetas. Poesía.

Bernardo
21 de abril de 2007 a las 12:18

(...)Existe/ el dolor. Es tu cuerpo que estuvo junto al mío/ una noche en París, y he aprendido/ que no estará ya más, hasta el alegre/ amanecer de la resurrección. (...)
Margen al Resplandor. Esto es poema./ Decir, como alguien dijo, Esto es mi cuerpo./ Contribuir al caos/ con más luz.
Estos versos de Juan Antonio González Iglesias son, a mi modo de ver, una perfecta expresión humana de la acción poética de Cristo al entregar su vida en lo concreto y confiar en que esa entrega es la que se recupera. Un abrazo Antonio Praena.

Laia
21 de abril de 2007 a las 13:25

Contribuir al caos con más luz.
¿ No es esta la función de Cristo en la Historia? ¿ No debe ser esta la función del cristiano, del místico, del poeta? ¿ Quien dijo paganismo?
Gracias Bernardo traer esta cita.
Felicidades Antonio por tu hermoso libro de poemas.

Anónimo
23 de abril de 2007 a las 19:00

Es cuerioso, alguien promete "dejar lo personal" y se olvida de su promesa en cuanto la ha anunciado. ¿Dejar lo personal? ¿entonces cómo puede uno presumir de su sabiduría, si deja lo personal? ¿cómo traer a descuento citas y citas, no he comprobado si son verdaderas, de libros en los más diversos idiomas y presumir de lugares comocidos en los que ha estado para envidísas de algunos, si se deja lo personal? ¿cómo dejar lo personal? Entonces ¿no podremos expresar las opiniones sin presumir y sin pretender enseñar porque somos portadores de la verdad?

Paco
23 de abril de 2007 a las 19:14

¡Qué preciosa colección de poemas has escrito! Gracias Antonio. No se harta uno de leer tus versos y leerlos y releerlos y emocionarse y reir y llorar con ellos, "porqué tanto querer, si nada dura"... "Nada más fertil que la sangre/... /sino porque la sangre es la palabra" "palabras que muy bien no conocemos,/pero que el rezo puso allí por compañeras" "Arden las pérdidas, ya sé/ pero arden con nosotros".

JMValderas
24 de abril de 2007 a las 20:17

Anónimo: Aun cuando la injuria es palmaria, no pienso en tribunales. ¿ A quién acuso? Prefiero invitarle a casa a que usted mismo corrobore las referencias bibliográficas que haya podido ir presentando y que irán apareciendo. Sepa por adelantado, y no tengo miedo a equivocarme, que encontrará libros para empapelar su casa, si es seglar, o el refectorio de su convento si es fraile. (Con dolor de bibliófilo, algún volumen querido se ha escapado hasta el Angelicum.) Si gusta del placer intelectual de la lectura encontrará pasto abundante de ayer y de hoy. En idiomas clásicos y modernos. Para que no abrigue tanta duda, entre mi mujer y yo sumamos siete carreras superiores, con algún doctorado. Pero, se lo confieso de corazón, soy consciente de que todo es paja comparado con el amor de Cristo. Y lo único que le pido a Dios en este tramo final de mi vida es que “non confundar in oeternum”. Me hubiera gustado emular a san Pablo y enorgullecerme de su servicio al Señor. A los lectores les pido perdón por este texto aburrido.

Cata
9 de abril de 2010 a las 15:36

¿volvemos al 2007? !que susto me ha dado!
la verdad no me gustaria nada, lo pasado pasado, he aprendido mucho y no quiero la reencarnacion

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