Mar
Porque sí
3 comentariosSe temía Nietzsche que todavía no nos libraremos de Dios, porque aún creemos en la gramática.
Parece que tampoco la poesía, por más vueltas que han dado las cosas, acaba de librarse de la cuestión de Dios. Hay en ella algo muy importante que encuentra en Dios su máximo parecido: la gratuidad. Dios no necesita nada ni porqué alguno para ser. Es porque sí. Y un buen poema debe escapar también a las razones para existir. Es, y punto. Se capta, viene, llega y no hace falta nada más.
En esto la poesía parece no escapar al hecho de que hay cosas que son, sin más. Se reciben y no pueden construirse, justificarse, inventarse. Podemos llamarlo inspiración, pero con ello se da cuenta de que hay algo independiente de nosotros, que sólo habla, es poesía, cuando quiere.
Sucedía en la conversación del otro día:
-Este poema tiene un defecto.
-¿Cuál?
-Responde a una función, quieres que cumpla la misión de establecer un puente entre el libro anterior y este, tan distinto. Cuando algo es hermoso, lo es sin más. Y no necesita justificar su existencia mediante ninguna otra razón.
-Es verdad. Pero te aseguro que el poema llegó solo.
-A ver, vuélvelo a leer…
A Dios sólo le basta ser Dios para llenar la existencia. Es como el siguiente video. Se le puede llamar post-rock. Pero sólo su hermosura basta.