Nov
Platónica
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-Ahora resulta que te estás volviendo platónica.
-No, no, platónica yo nunca he sido. No sé qué quieres decir. Pero simpre le ha dado mucha importancia al cuerpo, a las cosas materiales...
-Me refiero a eso que dices de que una buena canción se encuentra, no se compone.
-Pues sí, lo mantengo. Te puedes pasar meses buscando la inspiración y, de repente, encuentras una melodía que suena sola. Cantas dos estribillos y el resto sale solo, viene una nota detrás de otra. Te lo va pidiendo. Es raro, pero es como si estuviera ahí, escondida. Tú te encuentras una esquina y sólo tienes que tirar para que salga el resto. Como tires demasiado fuerte, se rompe... Es algo que está y que se encuentra.
-Pues ahí tienes, Ángela. Eso no se diferencia de lo que dicen los platónicos. Que las ideas existen, ellas solas, en su mundo.
-Creo que simplificas mucho, pero si quieres verlo así, vale, soy platónica. Me da igual. Lo importante es que llevaba meses sin hacer una maldita nota, y en un segundo, sin buscarlo, se me apareció esta canción.
-Serán cosas de la mente. Del inconsciente, que trabaja sin nosotros.
-Déjate de chorradas. Sólo digo que hay que saber escuchar. Que el arte es más saber escuchar y percibir que inventar. Para ser artista hay que tener la mente limpia, los ojos limpios. Así es como se ve y se encuentran las cosas.
-Pues hay mucho artista que es muy mala gente. Vamos, pero mala, mala gente.
-A lo mejor es que su arte es la única parte de sí mismos que les queda para ser buenos. A lo mejor es el margen al resplandor que aún tienen donde fulgura todo lo bueno que se les ha ido cayendo por la vida.