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Blog El atril

Fray Antonio Praena Segura, OP

de Fray Antonio Praena Segura, OP
Sobre el autor

28
May
2011

Pero sucede

3 comentarios


Estoy en una asamblea de formación. El tema en torno al cual intentamos profundizar es la relación entre la ciencia y Dios. Hoy hemos escuchado las aportaciones de un científico y las de un filósofo. Toca mañana escuchar el punto de vista de un teólogo.

 

 

Un poco de pasada, al aludir a la responsabilidad ética de la ciencia, el filósofo que nos instruía ha comentado cómo el físico Heisenberg aceptó dirigir el intento nazi por obtener un arma atómica. De 1942 a 1945, dirigió el Instituto Max Planck de Berlín. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó con Otto Hahn, uno de los descubridores de la fisión nuclear, en un proyecto de reactor nuclear.

 

El conferenciante ha dado por sentado lo que, durante mucho tiempo, fue una duda y ha afirmado que el proyecto de construir la bomba atómica para Hitler fracasó porque Heisenberg y sus colaboradores se dieron cuenta de lo que el Führer podría haber hecho con este arma en sus manos. Su responsabilidad ética como científico había evitado lo que no queremos ni imaginar.

 

Me he acordado enseguida de un poema de Eduardo Jordá –quien, por cierto, ayer mismo ganó el prestigioso Premio Emilio Alarcos de Poesía-  en el que da cuenta de cosas que a veces suceden –más de las que recordamos- y devuelven a nuestra atribulada condición humana la esperanza que, por tantas otras cosas que tantas otras veces la envilecen, había perdido.

 

Y el poema tiene que ver con Heisenberg, con Hitler, con Dios y con la ciencia. Os lo dejo. Compartidlo.

 

 


PERO SUCEDE

 

No sabemos por qué, pero sucede.
Una niña perdida vuelve a casa.
Llueve y llueve en mitad de un gran desierto.
El cielo se abre en dos, y nos acoge.
Los muertos nos susurran al oído.
Un testigo prefiere la verdad
al dinero o la calma. Un ambicioso
rechaza la injusticia provechosa.
En una celda inmunda, un pobre diablo
se niega a delatar a un compañero.
Una mujer y un hombre –o bien dos hombres,
o dos mujeres –se aman hasta el fin.
Y una familia entera, en la cámara
de gas, se abraza y da gracias a Dios.

 


(De Ciudades de paso, Valencia, Editorial Pre-Textos, 2001).

 

 

 

 

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Anónimo
29 de mayo de 2011 a las 12:13

Domingo, la ciudad comienza a desperezarse, leo este poema y sólo puedo decir GRACIAS

Dr.J
30 de mayo de 2011 a las 00:55

No sé si conoces el blog de Eduardo Jordá en www.fronterad.com (no puedo recomendar la revista pero si su blog)

javier langarita
30 de mayo de 2011 a las 12:55

Sucede. Por suerte, o por lo que sea, sucede también el bien. En el ser humano contradictorio, en esta sociedad bipolar, por fortuna sucede también la bondad. La que relata el precioso poema y otros. Gracias a la Bondad.

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