Feb
Pasiones y delirio
0 comentarios
Miedo me da Aristóteles. ¡Mira que si tiene razón! Dice en la Poética:
Por ser los poetas de nuestra misma naturaleza, son ellos los que, metidos en el mundo de las pasiones, resultan más convincentes, y parece verdaderamente ser víctima de la depresión o del pesimismo el que sabe sentirse en ella, y parece verdaderamente ser presa de la ira el que sabe enojarse. Por eso el arte de la poesía corresponde a hombres naturalmente bien dotados o a hombres exaltados: en el primer caso, son capaces de convertirse a su voluntad en personajes; en el segundo caso, son aptos para abandonarse al delirio poético.
Un hombre exaltado para ser poeta. Abandonarse al delirio. ¿Cómo lo puede uno hacer sin perjuicio de su propia vida o de la vida de quienes le rodean…? Con vértigo es verdad, ¡pero cansa tanto…! Una catarsis rara, pues de ella no se vuelve nunca indemne. En uno se quedan las cenizas para que en la voz queden las llamas. ¿Y si un día no se regresa de las pasiones y el delirio? ¿Quién iría en nuestra busca?