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¿PARA QUÉ SIRVE LA POESÍA?
10 comentariosPaul Auster, en su reciente alocución al recibir el Premio Príncipe de Asturias, recordaba el valor que tienen las cosas que no sirven para mucho en un mundo en donde todo se valora según su rentabilidad. La rentabilidad, como criterio, acaba afectando al valor de las personas mismas.
La poesía, por su pura inutilidad, es una potente radiación del excedente de gratuidad con que el Creador ha pensado y alumbrado a su amigo, el hombre.
En realidad, lo que no sirve para nada es lo que más nos fundamenta, si hacemos caso al mismo Lorca y admitimos que es el misterio lo que nos mueve y nos mueve y no deja de movernos. Pues, ¿para qué sirve en realidad la vida? Es el misterio la fuente de todo verdadero conocimiento, y todo es misterioso para quien ha optado por vivir sabiendo que vive.
La poesía es de esas cosas que no sirven para nada pero nos abren al misterio. ¡Cuánto misterio le hace falta al hombre de este tiempo para vivir mirando hacia el Misterio¡
Ha pasado estos días por Granada Lorenzo Oliván, un poeta que me gusta, y esto ha dicho de la finalidad de la poesía:
“Un poeta tiene que invitar al lector a levantar la piel de la realidad, aunque se haga sangre, porque de no ser así viviremos en una sociedad mortecina”. A este poeta santanderino lo que más le interesa de la poesía es “lanzar interrogantes y crear preguntas, despertar la capacidad de sorprendernos sobre los matices del mundo, las preguntas sobre el ser y la existencia”.
La pregunta contiene una fuerza que ninguna respuesta puede amortiguar. El signo de interrogación es un cuerpo que hace algo más que preguntar: es una actitud, la entraña de un hombre que se yergue para mirar.
Las palabras que no sirven, sirven al menos para preparar nuestra atribulada condición de hombres a lo que ya no se podrá decir con palabras.