Oct
Pañuelos de amor
1 comentariosLlevado a la vida cotidiana, el detalle es una actitud moral. Una forma de estar en el mundo como quien sabe que se encuentra en un jardín muy muy frágil por el que tiene que caminar con delicadeza, cuyas flores debe rozar con suavidad, cuyo equilibrio entre silencio y gorjeos no debe romper.
Ellas, nuestras hermanas dominicas contemplativas, saben del detalle como forma de vida elocuente por sí misma, sin demasiadas explicaciones. Pues un detalle dice siempre más de lo que dice, y esa es la grandeza de su pequeñez.
Guardan los pañuelos que les regalan. A veces compran varias cajas. No son caros, valen muy poco. Y son el regalo que nos hacen en momentos señalados. Pero ellas los transforman en objetos de valor incalculable, pues con una paciencia infinita bordan nuestros nombres. A veces cada pañuelo tiene un tipo de letra diferente, o un dibujo, o un escudo que lo hace irrepetible.
Como son pobres, se regalan a sí mismas. Su tiempo, porque somos tiempo.
A veces, cuando un ataque de tristeza prende en mí, echo mano al bolsillo y siempre encuentro un detalle que enjuga mis lágrimas.