Abr
Orden mendicante
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Recuerdo el día, hará ya más de cinco años, en que fui a entregarle mi primer librito a un poeta muy famoso -de los que salen en la tele, vamos- y la cara que puso al leer la contraportada tras un ratito de conversación. Ah, ¿pero es que tú eres fraile? Se le cortó el rollo. Y eso que el librito tenía un título surrealista y era accésit del Premio Iberoamericano Víctor Jara, vamos, lo menos piadoso o parecido a un libro de horas que se podía esperar… Pero se le cortó el rollo.
Por eso me alegra oír de José Emilio Pacheco, en su discurso del Cervantes, que los escritores somos miembros de una orden mendicante. Y más que sea esa frase el titular elegido por varios periódicos. Supongo que ya no les parecerá tan raro a algunos que un fraile escriba poesía.
Sí, ya sé que el mexicano lo ha dicho refiriéndose al hecho de estar siempre a dos velas, de estar siempre sin un duro; pero al menos espero que sirva para que algunos se enteren de que las órdenes mendicantes existen y se preocupen por saber qué es una orden mendicante.
Por otro lado, impecable el mensaje del autor de Como la lluvia. Ante todo la humildad de quien escribió:
MELOPEA
Un señor toca el piano, otro declama
Una “poesía” muy dulce de hace cien años.
Estoy a punto de reírme o largarme,
Huir de esta catacumba en donde, pese a todo,
Soy por inmensa diferencia el más viejo.
¿Quién es el cursi, el anticuado, el ridículo?
Porque la gente se conmueve,
Brotan las lágrimas,
Se toman de la mano,
Se besan.
La melopea
Puede sonar grotesca
Pero ha logrado
Lo que nunca obtendré con mis versitos.