Sep
No tenemos General
5 comentarios
Los dominicos no tenemos General. Ni siquiera tenemos un Maestro General. Al superior de toda nuestra Orden se le llama Magíster Ordinis, Maestro de la Orden. Creo que, en este caso, el nombre importa, porque, de alguna forma, lo que pedimos a nuestro superior es que sea eso: Maestro.
Otras órdenes y congregaciones llaman a sus superiores con títulos que expresan el carisma específico de cada instituto (Inspector, Guardián, Prepósito General…). Y así, entre los dominicos todavía está viva una expectativa que refleja nuestro carisma de predicadores y hombres de estudio.
Digo esto porque creo que este aspecto sigue contando a la hora de entender la función de nuestro Maestro. Puede que alguien tenga grandes cualidades como líder; puede que haya quien tenga un currículum asombroso como intelectual, investigador o profesor; puede que alguien sea un eficentísimo gestor...; pero intuyo que todavía buscamos en el Maestro a alguien que escucha y aprende constantemente; alguien que es, más que especialista, sabio; alguien que tiene palabras de vida (tú tienes palabras de vida eterna), que sabe sacar de cada uno lo mejor de sí, que enseña a cada uno a valerse por sí mismo; alguien que, como decía Nelson Mandela, sepa conducir el rebaño desde atrás, tal y como hacen los pastores en África.
La referencia a un General, aun cuando se refiere al carácter de generalidad sobre todos los asuntos de la Orden, tiene, para mí, ciertas resonancias un tanto militares. Lo cual está bien para una congregación que responda a este estilo más jerarquizado y efectivo de organización, que es muy necesario, pero quizá no tanto para nuestro estilo dominicano que, sin ser tal vez tan práctico y rápido, trata de hacer surtir en la Iglesia y en el mundo el aqua sapientiae.
No tenemos, pues, General. Tenemos Maestro.