Jul
Morir a los 27
8 comentarios
in memoriam
Cuando 4 millones de personas están al borde de la muerte en Somalia, cuando brutales acciones terroristas acaban de sacudir a uno de los países más pacíficos y neutrales de Europa, Noruega, parece que es absurdo seguir hablando de lo que habla este blog, de arte, de creatividad… Pero el mundo no puede detenerse y hay que contribuir a su justicia y su paz desde todos los flancos. Yo lo hago apelando al instinto de armonía del ser humano, que no anda lejos, cuando es verdadero, del instinto de paz y de justicia que debería ser la razón de todos nuestros actos.
Y tampoco debería hablar de ella, de Amy Winehouse, pero es que acaba de morir (o encontrar el destino trágico que ya se escuchaba al fondo de su voz). Se la han encontrado en su casa así, tan muerta como casi vivía, y las circunstancias apuntan a que ha sido por efecto de uno de esos cócteles de drogas y alcohol a los que era tan aficionada.
Una de las voces blancas más negras. Una niña destinada a la lista de los mitos trágicos de nuestro tiempo. Un pequeño cuerpo envuelto en abismo. Unos ojos que parecían estar contemplando un infierno que no acaba. Un ser en las cunetas de sí misma pero en las que extrañamente nacían las flores más imposibles, flores del margen.
Si no tuviera fe y esperanza me bajaría de este mundo. Si no tuviera el amor que me dan quienes me quieren sin que yo haga nada por conquistarlo, empezando por Dios y siguiendo por mis amigos y mi familia, dejaría de amar este mundo. Todas las luces de mi casa las apagaría si no fuera porque la luz de mi casa no conoce interruptores, que es ella muy otra.
Decía Truman Capote que cuando Dios le da a uno un don le da con él un látigo para fustigarse. Es así como entiendo el ambivalente misterio de la creación artística que nos regala, de la mano de los seres más atormentados, los frutos de hermosura más extraña. A lo mejor ser artista no es sino eso: arrancar al sufrimiento -al propio sufrimiento-, a la oscuridad -a la propia oscuridad- su luz más entera y más perenne, tal como hacía el poeta originario (poietés -poeta- en griego significa "creador") al dividir del caos primordial la luz que aún nos alumbra.
Dejo aquí un vínculo a lo que un día escribí de Amy Winehouse. Aunque, si tenéis ganas de leer, pinchad mejor aquí, en la respuesta que me dio Juan Manuel de Prada y en el artículo suyo del que partió el mío. Amigo Juan Manuel: ya no podremos ir a ese concierto.