Mar
Mi falla
1 comentariosAndo en debate literario con un amigo acerca de las cualidades del "relato breve". Aquí le dejo un ejercicio de prácticas.
Bajo mi balcón hay una falla, una falla fallera, quiero decir. Cada falla fallera tiene su casal. Bajo mi balcón hay un enorme casal. La falla aún no está montada. Reposa a trozos sobre la calle. Pero el casal ya funciona: eso es lo importante. Las ordenanzas municipales permiten poner música hasta las cuatro de la madrugada. Es un casal muy pijo. La concentración de coches y motos de alta gama es elevadísima en mi calle. Ha habido música bajo mi balcón y un ir y venir de chicas ricas vestidas de fallera y niños bien con corte medio de pelo y gomina. La noche ha sido larga. Llevado por un ímpetu inculturador en la terra valençiana, me he unido a la fiesta a mi manera. He montado una falla en mi balcón. Me ha quedado muy molona. Con un perchero de pie y unas ropas viejas he compuesto unos ninots muy simpáticos. El resto lo he completado con cajas de cartón, carteles de crítica social, algún viejo póster. Eran ya más de las cuatro de la mañana y he pinchado a Pitbull y David Guetta, que, contrariamente a lo que yo pensaba, gustan mucho entre las clases pijas. Mi balcón estaba rebosante de espíritu fallero. Quizá no ha sido buena idea prender fuego a mi falla como colofón. Pero todo se ha aclarado y en comisaría me han tratado muy bien. La poli y yo hemos acabado tomando buñuelos de calabaza.