Feb
Matisse
1 comentariosEn las pasadas Jornadas de Mariología en
Parece que lo logró en esta obra que abarca todo un programa de azulejos, vidrieras, frescos, puertas... Hay en los trazos sencillez, pero no simplismo. Es una sencillez que brota de la meditación y la inspiración. El trazo se acerca al que un niño pudiera hacer. Pero ya sabemos, como decía Miró, lo difícil que es llegar a pintar como un niño. De los mínimos recursos extrae grandes sugerencias y consigue abrir esa parte pura de la conciencia y del alma que la vida poco a poco nos va cerrando o manchando.
¿Quién se atrevería hoy a encargar a un nuevo Matisse una obra sacra?
O, del otro lado, ¿cuántos artistas, sea cual sea su fe o su moral, se atreverían a ambarcarse en una obra religiosa sin prejuicios, desde la espiritualidad, la búsqueda sincera, la disponibilidad y docilidad para con la inspiración divina?
Nuestro arte cristiano de hoy está tan depauperado que, o bien recurrimos a imágenes de otras épocas y estilos, o bien nos limitamos a salir del paso con una estética miedosa y epigonal. Que estas imágenes nos inspiren.