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Los Goya
2 comentariosMe ruboriza reconocer que todavía veo la gala de los Goya. Es uno de esos residuos de la juventud, de cuando había que apoyar al cine español y éste lo merecía (esa Tesis, de Amenábar, Barrio, de Fernando León, Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, de Díaz Yanes, La buena estrella de Ricardo Franco…). Después, la desilusión y el más de lo mismo.
En esta plumbea e insulsa edición, un doble sentimiento por los premios de Camino. Porque la película no es mala y sus interpretaciones son realmente buenas: la niña actúa en estado de gracia artística, la madre da todos los matices, el sacerdote mayor parece calcado de algunos… Pero está, por otro lado, ese destrozo de la historia verdadera en función del espectáculo y el efectismo: que si hace falta un accidente de tráfico y matar al padre, pues hala, con efecto susto incluido; que si hacen falta unos malos malísimos, hala, pues a tirar de arquetipo y maniqueísmo; que si una dosis de ciencia ficción para la cuota de audiencia correspondiente… Si la cosa se quedase en la ficción, nada que objetar. Pero no.
Por mucho que el director diga que Dios sale bien parado, él sabe que dice que Dios no existe. ¿Tiene alguna alternativa convincente para enfrentarse al dolor extremo y a la muerte prematura? No digo que no las las haya, pero...
Se puede y se debe criticar la realidad, pero para eso hacerlo desde la verdad de la realidad y el respeto a la memoria de vivos y difuntos.
El gran despliegue promocional de la peli no dio los resultados esperados en taquilla. Como ninguna otra cinta del cine español. Lo cual habla de la relación entre nuestro público y nuestros creadores.
Faltan nuevos temas, interrogantes verdaderamente valientes en nuestro cine. Algunos no han salido de los años setentaymenos.