Ago
Llegar todos
2 comentariosEl poeta busca la imagen que, en su simplicidad, diga mucho y diga cosas siempre nuevas, según quién lea, dónde se lea, y en qué momento se lea. El poeta sabe que no por buscar más va a encontrar esa imagen que tiene la potencia de tocar muchas fibras del alma, sino que lo suyo es, simplemente, esperar, esperar a que esa imagen llegue sola, surja de no se sabe qué misterio.
A veces hay escenas, secuencias, que tienen una grandeza tal que por sí misma, con cuantas menos explicaciones mejor, dice mucho, mueve mucho, emociona totalmente.
A mí me ha llegado esta escena que pongo a continuación. En su simplicidad nos hace a la vez más pequeños y más grandes. ¿De qué nos puede hablar? ¿De concebir la vida como una absurda competición? ¿De que, cuando más débiles somos, más capaces nos hacemos de ayudar a los demás? ¿De que, cuanto más renqueantes son nuestros pasos, mejor nos damos cuenta de que lo importante no es ser el mejor, sino concitar y compartir la bondad? ¿De que lo importante es la humildad de dejarse ayudar? ¿Nos habla del secreto de la alegría, de la alegría, por ejemplo, de llegar todos juntos a una meta? ¿De cuán equivocadas están algunas metas y de cuál es el verdadero destino de la vida: volverse hacia atrás, arriesgar a perder, levantar al caído y ser llevados por los perdedores de esta vida a la única y auténtica victoria, a saber: aquella que se juega contra nuestro propio orgullo?
Pues a mi, viendo esta secuencia, de entre todos sus mensajes, me ha venido uno a la cabeza. Tiene que ver con lo que hemos hablado en los capítulos provinciales y que se llama unión, colaboración. Lo valiosa que pueden ser nuestras pobrezas. ¿Qué tal verlo así, si me permiten?