May
Living on my own
1 comentariosEl autobús hizo su parada en Alicante en el trayecto Granada-Valencia. Son las tantas de la noche y hay ya cansancio. Salgo a estirar las piernas mientras bajan unos pasajeros y suben otros. Entra al autobús una chica de aspecto, digamos, nórdico. Pero a los muy poco minutos vuelve a bajar y le dice a la expendedora de billetes, que estaba a las puertas del autobús para darle al conductor la lista de los viajeros incorporados, que quiere ir a Barcelona. Mira, -dice la expendedora- me tienes ya harta; te he cambiado el billete dos veces, no tienes ni idea de a dónde quieres ir. Lo siento. No te lo cambio más. Si ahora quieres seguir a Barcelona, en Benidorm te lo sacas.
Sin decir nada, con lágrimas en los ojos, la nórdica vuelve a entrar en el autobús. Y continuamos destino Benidorm. Pobre -pienso- seguro, mal de amores. ¿Le podré ayudar en algo a esta chica que va llorando? Pero la timidez me vence. Cuando llegamos a Benidorm, la chica de mal de amores se baja como una exhalación. Yo me apeo también a echar un cigarro en la parada. Ella se aleja. Habla por el móvil. Vuelve a la puerta del autobús. Ahora o nunca -pienso- que para eso es Pentecostés… Así es que le digo: ¿Puedo ayudarte en algo? Me responde en un inglés muy rápido que dónde hay un taxi. Le indico por dónde. A continuación me dice que si conduzco. Vengo en tu mismo autobús. -¿Eres el conductor del autobús? –No, claro que no. -¿Me puedes llevar al centro de Benidorm? –Pues claro que no puedo. –Pero ¿tú sabes quien soy? –Perdona, ¿que has dicho? -Te estoy hablando en inglés. –Ya, ya, pero no sé si te he entendido. –Que si sabes quien soy. –(No estaba seguro, pero sí la había entendido: que si sé quien es ella). No, no sé quien eres. Ella resopla y dice:qué estúpido cigarrillo!
Definitivamente loca por estas carreteras sin saber dónde va. Y vuelvo a mi asiento y me cojo el iPod que me ha prestado José Ramón y me pongo a Freddy Mercury con su Living on my own, perfecto para momentos como este: sublime y ridículo.