Ene
Libros El Corte Inglés
4 comentariosNunca me ha gustado El Corte Inglés. Ese lugar que toda la clase social que se pretende media-alta cita o deja caer en sus conversiones sobre compras y moda. He oído que hasta hay gente que guarda las bolsas con el logo verde y blanco para usarlas, por ejemplo, para ir a la frutería o a la pescadería de su barrio.
Pero resulta que uno de los regalos que me han dejado los Reyes Magos ha sido, precisamente, una tarjeta-regalo de El Corte Inglés. Como necesitaba unos cuantos libros que estaban en mi lista desde hace bastante tiempo –poesía sobre todo, ninguna rareza especializada-, pensé que podría invertir esa tarjeta-regalo comprándolos en los conocidos grandes almacenes.
Evidentemente, encontré muy poco de lo que buscaba. Pero ya que esta cadena comercial trata de facilitar a los compradores todas sus necesidades, me fui con una dependienta hasta un ordenador desde el que me dijo que iba a encargar los libros que buscaba. El primero que pedí estaba en otra sucursal de la cadena, me lo tendrían para el día siguiente. El segundo tenían que pedirlo a no sé dónde. El tercero lo encargarían a la editorial. El cuarto: con esa editorial no trabajamos. Ni con la editorial del quinto libro, y todos los demás que se me ocurrió decir. De lo cual concluí que solicitar esos libros para este cliente era una tarea demasiado engorrosa para la dependienta. Y que mi intención de obtener esos libros via El Corte Inglés (¡peregrina idea!) había fracasado. Pero eso sí, en los estantes promocionales no faltaban títulos semejantes a estos: El último Papa, Los últimos templarios (cuanta ultimidad), Los secretos del inquisidor, Las mil mejores recetas de…
Mucha chuchería cultural, mucho sensacionalismo editorial. Una pena, porque no me apetece gastar mi tarjeta regalo en otra cosa.