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Lecciones morales
2 comentariosSi se habla de los refugiados sirios, nos recordarán a los refugiados kurdos. Si alguien trata de las mujeres diariamente asesinadas en Ciudad Juárez, reprocharán nuestro silencio frente al machismo asesino en España.
Si se habla de la necesidad de una fuerte corriente crítica dentro de la teología islámica, responderán recordando los escándalos del catolicismo y sus discriminaciones. Si condenas los atentados de París, eres cómplice de las intervenciones occidentales en Oriente Medio. Si se enfoca el calado religioso de la yihad, eres un ingenuo que desconoce las causas económicas del conflicto. Si hablas de las consecuencias del sistema capitalista y los intereses de económicos de la zona, eres un trasnochado marxista que reduce el alcance de las creencias. Y así, como un bucle incesante.
El poeta mexicano Javier Guitiérrez Lozano lo dice mejor: “El no poner la bandera de Francia en mi foto de perfil, me convierte en mujahideen? Y si la pongo, me vuelvo un mexicano inconsciente por la realidad de mi país? Y si abogo por los migrantes de Oriente Medio, me convierto en yihadista? O hablar en nombre de los serbios me vuelve un chetnik? Defender a los croatas me hace ustasha? Y comprar unos tenis Nike me vuelve un soldado del imperialismo? El que calla es dueño del silencio?”
Hay una especie de profesionales de la opinión que nunca se equivoca. Y tienen razón, siempre tienen razón. Su amor al género humano es puro y nunca luce mancha alguna. Siempre están a otra cosa, por encima del bien y del mal. Demasiado ocupados dando lecciones de superioridad moral a los que somos unos pobres ignorantes, ovejas de un rebaño, masa.