Mar
Las briznas
3 comentariosMe vuelvo a encontrar con él. Y a bocajarro. Me reafirmo por tanto en mi convencimiento y digo que a Dios se le encuentra en lo insospechado. Hay que amar lo insospechado (otra vez
Juan Carlos Friebe y yo estábamos muy cerca, en la misma ciudad, y no nos encontrábamos. El artista, el agitador, el de la vida en límites me manda su libro y es un libro de horas, un mapa del espíritu, un eco en tinta del Misterio. Yo, el fraile, el oculto, le envío el mío y es un cúmulo de pasiones de vida y de muerte, de soledad y de sexo, de cordura y de desvarío. Nunca sabes dónde albescet veritas (esta es de S. Agustín)
Las Briznas, el poemario de Friebe, me ha dejado suspendido y asombrado. Se subtitula Poemas para consuelo de Hugo van der Goes, que fue el más grande pintor de la segunda mitad del s. XV en los Paises Bajos. Doliente de no se sabe qué –porque, ¿quién sabe qué es la melancolía?- y tras intentos varios de suicidio, Hugo ingresó en un convento. Pero nada curó su enfermedad.
Os dejo los poemas. Y me quito el sombrero (bueno, el bonete) ante Juan Carlos. Por fin amigos.
DESCENDIMIENTO
II. Cuyus animam gementem,
contristatam et dolentem,
pertransivit gladius.
Stabat Mater
¡Si yo hubiera nacido, Señor, otro!
¡No este corazón estremecido en zarzas,
ni esta alma consumiéndose en rescoldos!
¡De qué materia ardiente nos hiciste
que el batir de unas alas alimenta la hoguera,
que hasta el aire que mueve una hoja al caer,
o la más suave brisa eleva llamas!
¿Cómo diste conmigo, en qué momento
decidiste por mí esta existencia
sujeta a una consciencia que no amara
sino el mundo y la vida, no
¿Cómo fue que conmigo derramaste
el don de celebrarte, y el don de ser humano?
Si yo hubiera nacido, Señor, otro,
¿acaso no te celebrara en canto
cuanto el cielo cobija bajo manto estrellado,
si suave ave con trino armonioso,
si fresa rosa con intenso aroma,
si luz fugaz con placentero arrullo,
si mies hogaza para ácimo pan?
¿Cómo diste conmigo, cómo fue
que consentiste en mí cuando sabías
que la melancolía de lo efímero
socavaría mi alma lentamente?
¿Cómo fue que quisiste quererme pese a todo,
cómo que me trajeras a tu lado
sólo para entender que me llamabas?
Si he de morir, muera; si ésta el ara, heme;
si dispuesta la pira, aquí la tea;
y si éste tu deseo, ahora arda
sin dejar que una brizna de mí me sobreviva
ni un rastro de ceniza de quien fuera;
si he de partir, parta;
lo que haya de ser, sea.
PRESAGIO DE MUDANZA
XVI. Fac ut portem Christi mortem
passionis fac consortem,
et plagas recolere.
Stabat Mater
Se olvidará de mí la vida un día,
se olvidará la luz de despertarme,
y el tornasol del Sol vendrá a velarme
con Luna de mortaja compañía.
Estoy ahí, ahí, la voz vacía,
rogando ay y aliento para alzarme,
en la garganta un garfio al que aferrarme,
y el grito preso en la mordaza estría.
Heme ahí sola carne desahuciada.
Un cuerpo inerme, lívido e ingrato,
recién ceniza lo que fuera llama.
Heme aquí: esto. El alma descarnada.
Como aguardando de otra voz mandato
que le ordene: Levántate y ama.