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Lamento de Pol Pot
3 comentariosEste año los Reyes Magos se han portado conmigo mejor de lo que merezco. Unos amigos me dejaron un vale por el libro que quieras, independientemente de su precio, en la cuenta nº **** de la Librería Babel.
He tardao en ir a por el libro. ¿Por cuál me decido? Venía directo a por Aquí, de Szymborska. Pero, la verdad, tiene muy pocos poemas, viene en bilingüe y no tengo ni idea de polaco. Además me han dicho que casi todos los poemas están en internet.
Me voy a por lo último de Juan Gelman. Gelman es necesario, pero su sintaxis traslada demasiado bien a la poesía las roturas y las abolladuras de la vida, y, como lo leas antes de dormir, te vas a la cama con la cabeza llena de abolladuras y de fracturas y la pegas en la almohada y te duele por el mismo sitio que los poemas y piensas cosas que no habías pensado, pero las piensas en desorden y no puedes hacer nada y a la mañana siguiente quieres escribir pero no puedes y... No, esta vez no.
¿Qué tal Como la lluvia, de José Emilio Pacheco? Venga, vale, que lo he leído poco y además es el último Premio Cervantes. Además, lo escuché recitar cuando el Premio Federico García Lorca, en Granada, y me dejó con ganas de más. Es el momento.
Y en la primera acometida, al azar, este Lamento de Pol Pot en su lecho de muerte:
Con tan noble propósito engañé,
Pd: El poema se lo prometí a mi querido amigo y profesor Martín, por un comentario que le hice a propósito del resultado final de algunos de los movimientos que se llamaron humanistas.