May
La mujer más bella del mundo
1 comentariosHace unas semanas se presentaba la publicación de las cartas de
Al parecer,
En este blog hablamos de belleza, de cultura y de arte en su relación con la fe. Casi nunca tocamos asuntos políticos, sociales o eclesiales de rabiosa actualidad. Pero me llamó la atención que en la noticia alguien llamara a
Y algo más: tanto más puro y gratuito es el amor cuanto menos a nosotros nos reporta beneficios. En un tiempo del sentir, del querer a Dios por lo que me da, por lo bien que me hace sentir, por lo que me tranquiliza, por lo mucho que me a mi me dice, me emociona, me llena, me me me a mi a mi a mi a mi... ¡qué lección la de esta mujer que amó a los últimos de los últimos sin más retribución personal, ni siquiera interior! ¡Que amó a Jesús hasta el extremo, sin ni siquiera sentir su consuelo interiormente!
No digo que no sea necesario sentir a Dios. Sólo describo que sucede a sus santos el no sentirlo... porque ¡está tan cerca, que hasta de mí me olvido! Y que no hay amor más bello que este tan extraño... quizá por su extrañeza impredecible.