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La cinta blanca
6 comentariosAlgo se mueve en el norte de Europa: algunas de las películas más maduras de los últimos años están llegando de Suecia, Finlandia, Dinamarca, Alemania. La cinta blanca, coproducción alemana y austríaca, de Michael Haneke, es una de ellas.
En un pequeño pueblo del norte de Alemania, en los meses previos a
La violencia no estalla nunca dentro de la película. ¿Sabéis donde estalla? Fuera de la pantalla, en la historia misma de Europa. Porque tanta crueldad contenida, de la que se hace eco una generación de jóvenes, sólo podía conducir a otra violencia mayor (aunque, según mi acompañante, no es que desemboque en
Por pedante que parezca la frase, creo que esta obra maestra pertenece a la memoria colectiva de Europa. Es la línea que continúa la narración de los grandes cineastas europeos. Es, visualmente, Dreyer y Bergman. Es Visconti: la narración de un tiempo a punto de cambiar... para que nada cambie. Es tan compleja que no necesita ni una explicación. No tiene color, no tiene música; a veces se ilumina sólo con un quinqué. Pero no te das cuenta de nada de eso. La cámara está parada largos minutos, pero lo que no se ve es más cruel que cualquier efecto, porque hurga en nuestra alma y en nuestra historia colectiva.