Ene
La belleza de las cosas pobres
3 comentariosEn encontrar la belleza de las cosas pobres reside parte del secreto de la vida.
Paso la víspera de reyes en casa de mi familia y, antes de abrir nuevos regalos, descubro que mi sobrino ha estado jugando estos días con los mismos juguetes que jugábamos mi hermana y yo. Y algunos aún parecen nuevos. Además Emmanuel ha sembrado la casa con las figuritas del belén que nosotros poníamos: las mismas casitas, el mismo pozo, los mismos pajes, las mismas ovejas salen a relucir por todos los rincones. De pequeños nos enseñaron a cuidar las cosas, pero nunca pensé que muchos de aquellos juguetes sin marca registrada pudieran pasar a la próxima generación.
En la limpieza, delicadeza y cuidado de las cosas más simples y menos valiosas reside la dignidad del pobre. Las mujeres de mi pueblo que aún vivían en sus cuevas siempre tenían en alguna esquina un cubo con cal y una brocha con la que procuraban devolver la blancura a la fachada cada vez que salía un desconchón o chorreaba barro desde los cerros. La limpieza y el aseo era su dignidad. Las madres de los niños pobres lavan los juguetes, los cosen, los ponen en un lugar seguro, enseñan a sus hijos lo afortunados que son de poder jugar con ellos y custodiarlos a pesar de su poco valor material. Porque las cosas valen el cariño y el esfuerzo puestos en ellas.
Se pierde la ilusión cuando no se deja de abrir un paquete tras otro. Al final todo nos cansa. Y, al crecer, nuestra costumbre posesiva y utilitaria se ha instalado ya en nuestras manos y corremos el peligro de abrir con ellas corazones y vidas como se desempapelan paquetes de regalos. Y, una vez abiertos, la ilusión no dura más que unas horas y entonces arrojamos a un rincón los corazones desnudados y las vidas que fueran entregadas a nosotros en obsequio.
En descubrir la belleza y dignidad del más sencillo y pobre de los regalos está el secreto de, en la vida, recibirlo siempre todo como un tesoro inmerecido y todo agradecerlo porque nada en realidad nos pertenece en exclusiva.
Espero que los juguetes de la infancia de mi hermana y mía sigan poblando los juegos de mi sobrino. Y que en abrir con infinito asombro cada cosa recibida, por más pobre que sea, encuentre el tacto justo con que en la vida abrir cada corazón que al suyo se le entregue.
¡Feliz día de Reyes!