Jul
Erótica reflexiva
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¡Hay que ver las cosas que uno encuentra por Internet! El otro día descubrí que escribo poesía erótico-reflexiva. Lo encontré en el blog-diario de José Luis García Martín. Este profesor, editor y poeta es uno de los personajes de quien más me fío como crítico. Durante años he leído sus reseñas y críticas en numerosas revistas y suplementos culturales –hasta hace poco tenía una columna en ABC- y en más de una ocasión mi parecer se ha acercado mucho al suyo. Como crítico tiene una fama terrible –que me perdone si me lee-. Entra a fondo y a veces a saco. Dice las cosas fuerte y claro. Evita el juego de las palabras blandas y las adulaciones interesadas que tantas veces empalagosamente embadurnan las reseñas, prólogos y críticas. He aprendido mucho leyéndolo y me he reído bastante con su Cuaderno del Dindurra.
Y dice que soy émulo de la poesía erótico-reflexiva de González Iglesias. Bueno, vale. En Actos de amor la lectura de Juan Antonio está bastante presente. De lo cual me alegro y hasta me enorgullezco. Pero ¿lo de erótico-reflexiva? En todo caso, bastante menos que el Cantar de los Cantares, San Juan de la Cruz o Santa Teresa. De acuerdo.
De todas formas –va: lo diré directamente- me ha alegrado el día que García Martín mencione que me reconoció. Verás –no sé José Luis si lees este humilde blog- volví en serio a la poesía en Salamanca. Unos buenos amigos de allí me regalaron por entonces tu antología La generación del 99 y ese libro –su prólogo, sus poéticas, sus poemas- me pusieron al día. Es un libro al que he vuelto muchas veces por puro placer. Me abrió a poetas que captaron mi atención (Aurora Luque, Amalia Bautista, Vicente Gallego, José Mateos, Javier Almuzara…). Se convirtió en una antología mítica para mí. Y tu instinto acertó: muchos de aquellos jóvenes son hoy poetas indispensables. Así es que -y lo digo en serio- gracias por citarme.