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Blog El atril

Fray Antonio Praena Segura, OP

de Fray Antonio Praena Segura, OP
Sobre el autor

5
Feb
2007

El gran silencio

5 comentarios

Por fin ayer El gran silencio. A Granada llega poco cine y tarde, excepto las cosas que llegan a todos lados a tiempo de promoción. Valió la pena esperar. No me ha defraudado nada, es más: ofrece cosas que, al menos yo, no esperaba.

Como no hay luz añadida y artificial, el director rueda con una película de sensibilidad extrema que le da a algunas escenas una trama grumosa que nos hace presente la textura del estar ahí.

 

Hay canto, oración, rostros..., el cuerpo de Cristo. No es una cinta sobre espiritualidad: son hombres ante el Dios de Jesucristo por completo. Cuando leen, meditan, miran al sol... hay un discurso interior en el que los movimientos de la mente, del sentimiento... se hacen palabra no dicha pero plena de luz hacia una verdad que está siempre abierta.

 

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Odeth
7 de febrero de 2007 a las 00:59

Gracias
Es realmente lindo aquello que vas diciendo sobre la pelicula.
Desde aqui yo viendola sentí lo mismo.

Isabell
7 de febrero de 2007 a las 02:44

Dicia mi maestra que entre los cartujos y los dominicos, al menos en Franca, siempre hubo un belo vinculo. Quiza porque los extremos se tocan y el padre de la predicación es el silencio. La documental es dificil de ver como la vida cartujana es dificil. ´Pero los límites hacen ver la fuerza que otras cosas no se ven.

Unodetantos
7 de febrero de 2007 a las 17:16

Pues si, dicen que solo en el silencio se le da valor a la palabra hablada y estamos saturados de palabras ¿pero le damos valor a la palabra??

Tenemos mucho que aprender todavia

el marinero de los monegros
16 de febrero de 2007 a las 12:54

A mi la película me gustó mucho. Me acordé de ése comentario, algo despectivo, que en ocasiones escuchamos sobre los monasterios: ¿Y para que sirven?. A los defensores de la cultura del utilitarismo les invitaría a ver la película.

do
25 de marzo de 2007 a las 13:38

El silencio tiene una profundidad no escrita que clama y reta. El ritmo de la película ayuda a entrar en esa coyuntura, su belleza habla y su desnudez te asoma al vértigo de la soledad no escabullida.

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