Sep
El don de lo cotidiano
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Esta tarde de Capítulo General no he ido a vísperas. Tenía algo que hacer y me quedé ultimándolo. Pero me ha servido para experimentar una cosa: al salir de la oración, los hermanos venían muy alegres. No ha sucedido nada especial en las vísperas. Bueno sí: ellas mismas. Me he dado cuenta de que el cotidiano don de orar juntos implementa la alegría sin que nos percatemos de ello. Al ir, no iban llorando, pero sí muy cansados. Al volver sí que volvían, como en el salmo, cantando.
¡Cuántas cosas hermosas en el don de la rutina cotidiana! ¡Ha hecho falta que me pierda las vísperas para contemplar el don de la alegría que ellas producen! Y la alegría de mis hermanos se me ha contagiado. Como si hubiera estado con ellos.
Y es que hoy ha sido un día intenso y lleno de regalos de parte de Dios. Porque hemos estado escuchando a los hermanos que nosotros mismos hemos señalado para elegir de entre ellos al sucesor de Santo Domingo. Los miembros de la familia dominicana que lean esto ya saben lo que esto significa para nosotros. Mis amigos poetas deberían experimentar alguna vez el ser consciente de cómo Dios te invita a tomar parte en sus designios así, de un modo tan democrático, tan libre, tan transparente.
Y más cosas hermosas. Por ejemplo, la riqueza personal y espiritual de algunos de nuestros hermanos: estos mismos candidatos a los que hemos llamado y con los que, uno a uno, hemos dialogado. Algunas palabras –no son literales sino aproximadas- de algunos de ellos –no puedo decir nombres- os las dejo aquí:
“La esperanza no tiene que ver con la expectativa de algo que se obtiene como un producto. Es sentir la presencia de Dios ya en nosotros”. –Dicho por un candidato que vive en un contexto de gran pobreza.
“La abundancia de bienes y vocaciones en otras épocas pudo quizá ser causa de pobreza espiritual. Ahora tenemos que encontrar la riqueza que se esconde en la pobreza”
“¿Me preguntas por el estudio? Bien: diálogo con la cultura”
“Los intelectuales sin fe necesitan encontrar en nosotros a personas que, como ellos, también confían en la razón”