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EL ARTE DE VIVIR
6 comentarios¿Y el arte de vivir? No ha de ser otro que la forma en que vamos convirtiendo los motivos de muerte en ganas de vivir. Después de muchas vueltas, me rindo ante la evidencia y vuelvo a lo más simple: ganas de vivir. De esa guisa se me ha quedado la definición de la esperanza después de recortarle, bisturí en mano, cuanto el saldo de los días nos arroja en negativo.
Y sí: acabo de leer un artículo que apunta por dónde va a ir la próxima poesía y me han entrado unas terribles ganas de vivir (adviertan la amenaza que va implícita en ello). Les resumo:
1º: La poesía se convertirá en el no género por excelencia, pues va a vivir al margen del mercado literario y del universo mediático. (¿Hay algo más tentador, para cualquier poetastro, que militar en el no-género?)
2º: Por fin se aparcarán las tensiones entre escuelas y tendencias, que han dominado el panorama poético reciente, y volverá a hablarse de obras y propuestas concretas. Se abre el camino a la búsqueda de nuevos territorios, para los que no existen aún etiquetas ni banderas. (¿Se acabará la dialéctica entre los poetas de la experiencia y los de la diferencia, que en Granada han intentado ahogarse los unos a los otros en ríos de tinta periodística?)
3º: La poesía se escribirá cada vez menos en verso. Cada vez habrá más poesía prosificada, versículo extralargo, hibridación con otros medios expresivos de carácter electrónico, visual..., fotopoemas, videopoemas, infopoemas...
4º: Habrán muchas más mujeres poetas, dice el augur.
No me lo pienso perder. Yo quiero verlo y hacerlo. A ver si mi regente toma nota y me manda a estudiar lo audiovisual, por ejemplo, a Edimburgo. Aunque, según García Montero, la mejor poesía que hoy se hace en Europa es la española. Y en Granada, ni les cuento... Quizá me quede, pues.
Definitivamente, ganas de vivirlo y contar la parábola del hijo pródigo en un road-movie poema. O hacer un poema a María sobre formato transparente. O recortar mantel escrito y pespuntearlo sobre folios rojos en un poema eucarístico...
¡Hay tanto por hacer, tanto el Espíritu soplando...!