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Blog El atril

Fray Antonio Praena Segura, OP

de Fray Antonio Praena Segura, OP
Sobre el autor

10
Jun
2009

Dogma 95

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A mediados de los 90, algunos amigos y servidor asistíamos entusiasmados al fenómeno Dogma 95.

 

El Dogma 95 era un manifiesto cinematográfico que abría un camino hacia una forma de hacer cine diferente, más pura, más auténtica. Lo de llamarse Dogma se debía a una serie de principios, llamados voto de castidad, que había que cumplir obligatoriamente para insertarse de lleno en esta nueva corriente. El gran gurú del movimento, que tenía sus raíces en Dinamarca, era Lars von Trier.

 

Nos encantaban las películas de von Trier. No nos perdíamos una. Hasta organizamos algún cineforum. Aquello era realmente nuevo, sugerente, auténtico, genial… A uno le daban ganas de echarse la cámara al hombro y rodar su propia peli Dogma, pues, la verdad, poco se necesitaba para ello, habida cuenta de que el Dogma prescinde de toda artificialidad y complejidad técnica.

 

Este movimiento realmente consiguió renovar el panorama cinematográfico. Y, cuando el propio von Trier decidió que también valía saltarse las reglas de su propio Dogma –pues, en arte, cualquier dogma no es sino una provocación para transgredirse a sí mismo- la cosa siguió yendo fenomenalmente bien: y así nos regaló Bailando en la oscuridad, una de las pelis más inquietantes, originales y abierta a todo tipo de enfoques que habíamos visto en mucho tiempo.

 

A esas alturas ya sabíamos que Lars von Trier estaba loco, así como la actriz elegida para la titánica tarea de dar vida a la ciega protagonista: la cantante islandesa Bjork, responsable también de la mágica banda sonora, que ni había protagonizado una película antes ni lo ha vuelto a hacer después, pero que ganó la Palma a la mejor actriz en Cannes. Dicen que en el rodaje los accesos neuróticos de director y actriz eran antológicos. Bjork llegó a romperse la ropa a bocados y casi, casi llegan a las manos… Pero ahí esta Bailando en la oscuridad.

 

Von Trier siguió rodando y experimentando. Y ahora, tras una famosa depresión, ha vuelto al último festival de Cannes con la cinta Anticristo. La crítica lo ha degollado. Su mente ha ido más allá de lo que se pueda pensar: mutilaciones en detallados planos, sexo explícito, sangre, culpa y angustia por doquier. Dicen que hay escenas que no se pueden soportar sin cerrar los ojos. Pero de Anticristo hablaremos en otro post, que este es ya muy largo.

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