May
Distinguidas, devotas y principales
0 comentarios
Lo hemos leído esta mañana en los Hechos de los Apóstoles: la envidia de los judíos desata una persecución contra Pablo y Bernabé. Aquellos instigan a las devotas, distinguidas y a los principales de la ciudad a perseguirlos. Y, en vista de ello, estos pasan a dedicarse a los gentiles.
Parece que el rechazo y la persecución de los de dentro, de aquellos a quienes en primer lugar se ha anunciado el Evangelio, es el detonante que hace a la Iglesia primera salir de su reducto jerosolimitano y judío para abrirse al mundo.
En realidad ese era y es su destino. Las rancias sacristías de las que habla el Papa Francisco más cerca están del sepulcro cerrado que del mensaje liberador de la resurrección. Y es curiosa la ironía del libro de los Hechos al no ahorrarse el detalle de cómo los perseguidores se alían con “devotas, distinguidas y principales”.
La perspectiva histórica nos invita a ver que no le hace mucho bien a la Iglesia vivir bajo el amparo de los "devotos, distinguidos y principales" de este mundo. En realidad esta advertencia estaba ya en el principio. Como ya estaba en el principio la llamada a la apertura. Pero claro: ¡es tan cómodo y tan adulador el amparo de los poderosos y distinguidos!
Aún me extraña que haya quien se extrañe cuando un sacerdote vive su vocación entre personas y en contextos ajenos, indiferentes y a veces hasta reacios a lo religioso (al menos confesionalmente, porque sus buenas obras están bastantes veces mucho más cerca de la personalidad de Jesús que tantas otras obras nuestras que pensamos agradan a Dios).
No es bajo el amparo de "devotos, distinguidos y principales" de este mundo bajo el que debe caminar el cristianismo, sino abierto a los paganos. Y no con proselitismo, sino viviendo entre ellos como vivió Jesús. Siendo uno de tantos. Compartiendo sus esperanzas y angustias sin intencionalidad otra que la de amar en ellos lo que Dios ama en ellos y en nosotros. Al fin y al cabo, de entra las definiciones de Jesús más tempranas, destaca esta que ha quedado como palabra revelada: un hombre que pasó por el mundo haciendo el bien y curando a los oprimidos.