Jun
Dioses que mueren
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No sé hasta qué punto nos damos cuenta de que muchos de los productos culturales de masas son exactamente eso: productos para el consumo masivo. Es como la hamburguesa de McDonald´s: algo que es lo mismo en Paulenca que en Yibuti y que gusta por igual a gentes muy diversas. Es un negocio y una empresa. El hecho de ser el plato más global, más universal, más vendido no nos hará pensar que es el mejor: simplemente es el mejor situado estratégicamente, el más omnipresente, el mejor colocado desde el punto de vista del merchandising o como se llame.
Con los productos culturales ocurre lo mismo. Muchas de las estrellas del firmamento musical global son un producto más, como lo pueda ser un McMenú o un McPollo. Tan sólo se necesita haber encontrado a la persona que pueda resistir los cambios, los arreglos, las metamorfosis que los creadores del personaje y toda su compleja maquinaria vean necesarios hacer para mantener el producto en la franja justa, adecuada a cada cierto tiempo, perfectamente ubicable sin estridencias en muchos contextos distintos.
A pocos se les ocurrirá pensar que Madonna o Michael Jackson son los artífices de sus composiciones, sus videos, sus coreografías, sus cambios de moda, sus espectaculares conciertos, sus giros e incorporaciones de influencias de estilo. Para eso están los cazatendencias, los asesores, los productores, los que compran los derechos de otros artistas y se van haciendo con lo mejorcito y más sorprendente para integrarlo y asimilarlo dentro de su producto.
Pero se requiere la persona que soporte el peso de todo esto. La persona que dé soporte al personaje. Para hacerle la tarea más fácil, se le adulará, se le mimará, se le mentirá, se lo endiosará, se la mantendrá en una eterna burbuja, en un estado de perpetuo Peter Pan.
Jackson tenía talento, sí. Pero eso era lo de menos mientras fuera rentable. Y al final la persona ha sido aplastada por el peso del monstruo, del personaje.
Mi generación ha crecido con sus canciones, sus bailes y sus videos. Como los niños que crecen en McDonald´s y en pizzerías y al final no tenemos el cuerpo hecho al pan duro, a la carne con hueso… Es una metáfora, claro.
Querido Jacko: que encuentres el descanso y la claridad que en el fondo buscabas.