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Blog El atril

Fray Antonio Praena Segura, OP

de Fray Antonio Praena Segura, OP
Sobre el autor

25
Abr
2010

De ratas y crueldades

2 comentarios

 

Me gustó la crónica de ABC sobre la entrega del Cervantes. Quien la hacía conocía su oficio y sembraba de referencias intertextuales su texto sin hacerlas incómodas para el lector que no las reconozca.

 

Al hablar de este abril literario, notaba que no parecía el mes más cruel. Estaba citando el famoso primer verso de La tierra baldía, de T. S. Eliot.

 

Muchos abriles me han parecido crueles y su crueldad misma me impedía averiguar por qué. Desde demasiado cerca, dentro incluso, a veces las cosas no desnudan sus razones. Y, como este abril no me ha resultado nada cruel, sino todo lo contrario, me he vuelto a preguntar por el sentido del verso de Eliot. ¿Por qué dijo aquello de Abril es el mes más cruel? Pues vete a saber, porque la Tierra baldía ha sido sometida a todo tipo de interpretaciones. Ese es otro de los misterios de la poesía: que nos puede seguir afectando incluso después de decir ¿y a mí qué me importa?

 

Total. Que desde fuera de ella, he encontrado algo que es verdad en la crueldad de abril: la ley de la naturaleza puja en nosotros a vivir, mientras que la ley de la conciencia está ya un poco resignada a la muerte. Y eso cansa y duele y te hace sentir en guerra contigo mismo.

 

Vale, que esto venía a otra cosa –(o no)-. He empezado con la crónica de ABC sobre José Emilio Pacheco. Lo prometo: es el último poema suyo que pongo. Pero es que no me lo aguantan las carnes!

 

LA HORA DE LOS NIÑOS

Los niños traficaban con una nueva especie de ratas
anilladas como langostas y de color magenta y celeste.

Sabor extraño al principio
pero como el hambre no miente
nos habituamos a hornearlas.

Ya que uno es lo que come, en menos de un año

nos volvimos como ellas.
Primero los ojitos alarmados, la pelambre y la cola.

Poco después los dientes de taladro,
las garras como sierra de partir huesos.
(¿Hará falta añadir que a este respecto
no tuvieron gran cosa que enseñarnos?)

Ahora son hombres los niños que vivían de las ratas.
Actúan como sicarios de un poder invisible
y poco a poco pero noche tras noche
nos eliminan sin clemencia.

 

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catalina
26 de abril de 2010 a las 12:58

no se porque las ratas nos dan tanto asco, pero es asi. ¿Es posible que de lo que se vive se refleje? tal vez sea asi. Por eso no debemos juzgar a nadie, no sabemos como seriamos nosotros de haber vivido semejante situacion, Si hubiesemos sido alimentados de ratas, de odio en vez de amor. El amnor lo puede todo, pero el odio seguramente nos hara sufrir hasta que al fin triunfe el amor, No por eso debemos de intebntar seguir amando a pesar de todo

antonio
26 de abril de 2010 a las 13:10

Querida catalina: no es sólo alimentarse de odio, sino también vivir en la miseria. La pobreza no elegida y la miseria engendran guerras y violencias. Lo vemos en muchas situaciones de exclusión y marginalidad. Esas ratas magenta y celestes son, como esos guantes, un golpe en la conciencia. Aunque también muchos niños hoy criados en la abundancia y el capricho se convierten en tiranos. El secreto está en el corazón. en su alimento, como tú bien dices.

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