May
De la amistad y la mentira.
0 comentariosDe vuelta en este blog después de una pausa necesaria para atender otras prioridades. Misión cumplida: ya sólo queda defender mi tesis.
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Empezamos con la recién estrenada película "Felices 140". Una mujer desea celebrar su cuarenta cumpleaños rodeada de las personas que más quiere. Alquila una casa espectacular en una isla lejana e invita a sus mejores amigos, incluida su hermana, su cuñado y su sobrino, para pasar un fin de semana de amistad y celebración.
Lo ha preparado todo a conciencia sin escatimar en ningún gasto, piano incluido como regalo a un amigo, un antiguo amor, que es un excelente músico sin fortuna. No, no tiene ninguna enfermedad terminal, no va a morir pronto ni nada de eso. Simplemente le han tocado 140 millones de euros en el juego de los euromillones. El arranque parece simplista.
Pero la situación se complica. Comienzan a aparecer sentimientos que han estado latentes largo tiempo: recelos, problemas de pareja, amores no superados. La protagonista (una Maribel Verdú extraordinaria) es guapa, inteligente, feliz, triunfa y disfruta con su trabajo… Al fondo de la trama se encuentra una envidia revestida de formas diferentes y hasta de admiraciones diferentes. Ha querido compartir con las personas que más quiere un momento a la vez feliz y de crisis personal, la crisis de los 40, y, en cambio, va a descubrir lo que en realidad sienten hacia ella estos amigos más allá de las apariencias.
Un incidente destapa los sentimientos; el hecho de que ahora sea multimillonaria no hace más que exacerbar la incomodidad, a la vez que provoca que todos quieran sacar partido de esta nueva situación.
Desde que vi hace muchos años “Cuando vuelvas a mi lado” soy fiel seguidor del cine de Gracia Querejeta. Las relaciones humanas, las crisis de identidad personal y de pertenencia, las cuentas no saldas con el pasado, amores no resueltos, son el tema de su filmografía; historias donde la trama siempre nos lleva a profundizar en el ser humano. Como ocurre aquí, sin aspavientos, sin retóricas ni alardes formales, sino con una verdad sostenida, una emoción siempre pegada a la realidad.
En suma: una película absolutamente necesaria para ver, si es posible, junto a alguien que amamos. Porque al final el regalo, quizá el único verdadero regalo de cumpleaños que recibe la protagonista, es el regalo de la verdad: pensaba tener un pequeño puñado de amigos y no tiene ninguno. Casi.