Sep
De hojas y hombres
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Comienzo este otoño con Homero:
Las hojas y los hombres son del mismo linaje.
-versión Luis Alberto de Cuenca, o, si quieren, versión tradicional y contextualizada:
Como el linaje de las hojas, tal es también el de los hombres.
De las hojas, unas tira a tierra el viento, y otras el bosque
hace brotar cuando florece, al llegar la sazón de la primavera.
Así el linaje de los hombres, uno brota y otro se desvanece.
Ilíada VI
Porque ha pasado un verano más y las hojas de los árboles por el suelo nos recuerdan que la vida fluye y algo muere para que sigamos viviendo.
Pisando con sus botas militares las secas hojas se dio cuenta de que no solo hojas y hombres, sino también hombres e historia, son del mismo linaje. Con sus botas militares, también la historia apisona nuestros cuerpo en su avance. Y, aunque esta idea le pareció fatalmente hegeliana, algo de verdad había en ella.
Y aquí estamos. Un otoño más viejos, con ese rictus que la madurez nos deja y nos hace más guapos (todavía).
Al fin y al cabo, la esperanza cristiana también aporta algo a los otoños, los nuestros, los de cada uno. Es una fuerza sed contra que nos evita tomarnos demasiado en serio estos pensamientos dialécticos, otoñales, hegelianos… para saber que nada es cierto cuando es triste. Los teólogos lo llaman reserva escatológica. A las claras: nada se pierde, demasiado, mientras tanto… todavía.