Logo dominicosdominicos

Blog El atril

Fray Antonio Praena Segura, OP

de Fray Antonio Praena Segura, OP
Sobre el autor

8
Ene
2012

Con ánimo de concordia

5 comentarios


En esta noche de una calma tan extraña que no es calma, sino la certeza de que has sido vencido, vuelvo a encender la tele y encuentro en Televisión Española una miniserie que me ha gustado: Tarancón. El quinto mandamiento.

 

No voy a entrar en valoraciones históricas o políticas; sólo quiero subrayar la calidad de este proyecto desde un punto de vista que relacione arte y ética, forma y contenido.

 

No son pocas las películas sobre personajes importantes desde el punto de vista religioso (San Francisco de Asís, Santo Domingo, Juan Pablo II…). Ante ellas, como realizaciones artísticas, me interesa la forma de narrar. Si el tono de la película, el “tufo” del relato o el enfoque del personaje me parecen almibarados o no hallo relación entre la realidad de las cosas y el modo de contarlas, aunque históricamente todo sea correctísimo, se crea en mí un cierto rechazo.

 

Esta miniserie sobre el Cardenal nacido en Burriana me ha sorprendido por su realización libre de afectación. Se libra de la impostación discursiva que suele amenazar a este tipo de proyectos. Creo que esquiva bien la tentación del efectismo y de los recursos cinematográficos más manidos, comenzando por la pretensión de querer decirlo todo y por la de querer hacer caer bien el personaje a toda la audiencia. También en una buena narración menos es más. Optar, elegir, nos arroja como beneficio el decir incluso más que si se tratara de contar cada detalle o justificar cada comportamiento.

 

Pero, con todo, el rasgo que considero más sobresaliente en este proyecto televisivo es el de traducir bien a la pantalla, con una acertada integración de forma y contenido, una cualidad del personaje: la de armonizar equilibradamente en su persona su dimensión humana y su dimensión religiosa.

 

En un uno de los diálogos, cuando otro prelado expone al Cardenal Tarancón que a veces uno cree que humanamente debe seguir unas opciones mientras la condición religiosa le exigen otras, éste responde que en él las convicciones humanas y las religiosas están unas muy cerca de las otras.

 

Soy en esto tomista y estoy convencido de que la gracia no destruye la naturaleza sino que la perfecciona. Me espantan los comportamientos religiosos que se superponen a nuestra humanidad hasta irla haciendo poco a poco apagarse.

 

Creo que esta convicción no sólo es válida para la vida y la fe, sino también para cualquier arte.

 

En este caso, en el tratamiento artístico del personaje, creo que ha ayudado mucho la forma en que el actor lo ha abordado. Pepe Sancho está acostumbrado a interpretar papeles que caen mal. En esta ocasión, lejos de tópicos y dualismos, no ha elegido el método de “ponerse en el lugar del personaje” o el de “tratar de imitarlo lo más fielmente posible”; ni tan siquiera el método de “tratar de comprender sus razones”. Simplemente se ha vestido la sotana y ha actuado con naturalidad, con la naturalidad de un hombre que no busca el aplauso, la complicidad del público, el quedar bien…, sino encarnar una forma de ser, unos diálogos, unas decisiones con la normalidad del que se siente ante ellas como ante algo propio, naturalmente propio.

 

 

Posterior Anterior


Hay 5 comentarios, comparte el tuyo

En caso de duda, puede consultar las normas sobre comentarios.

Aviso: los comentarios no se publican en el momento. Para evitar abusos, los comentarios sólo son publicados cuando lo autorizan los administradores. Por este motivo, tu comentario puede tardar algún tiempo en aparecer.

Cancelar repuesta


Celeste
8 de enero de 2012 a las 22:53

¿Qué puedo decir? Totalmente de acuerdo contigo. Nunca me he considerado una buena cristiana porque no me siento capaz de dejar de ser. No existir, no tener presencia en el mundo, sí, pero ese no-ser, ese vacío está lleno de angustia. Y mientras escribo esto, me pregunto: ¿no encierra esto algo de egoísmo? ¿No es básicamente la religión el sacrificio de la esencia, convertirse en un vaso para llenarse de lo divino (esta frase no es mía)? Qué difícil aprender este saber que es un no-saber en realidad…

Antonio Praena
9 de enero de 2012 a las 10:25

Estimada Celeste:
No creo que la religión sea, ni esencial ni accidentalmente, el sacrificio de la propia esencia. Creo que tu cuestión va al nucleo del asunto porque esa expersión de Santo Tomás de Aquino quiere decir exactemente lo contrario a la definición que tú presentas. Lo de "la gracia no destruye la naturaleza sino que la perfecciona" quiere decir que la Gracia de Dios no nos salva sin nosotros, sin contar con lo que somos. Esa gracia actúa en cada uno según su modo de ser, pues el ser de cada uno es la primera obra de Dios en nosotros. No se trata de anularse sino de ir a lo mejor, a lo más perfecto de nosotros, por el don y la acción de la Gracia, que seduce, conquista, capacita, libera, y eleva nuestra realidad humana.
Efectivamente hay espiritualidades -especialmente no cristianas, pero también algunas cristianas- que expresan esa experiencia espiritual en términos de vaciamiento, de anonadamiento... Yo, antes de interpretarlas como procesos que desctruyan la personalidad, las interpreto como la expresión verbal -véase la misma tradición carmelitana y su vertiente literaria- de una experiencia espiritual en la que advertimos que algo "nos va tomando" y vamos "dejando de ser lo que éramos", pero sin que ello se pueda interpretar como una anulación contra nuestra esencia, sino como el proceso de liberación por el que, libremente y por amor, algo nos va transformando. Si tuviera que exponerlo con una comparación, sin duda lo compararía con el proceso del amor.
Cuando esa relación con Dios es a la fuerza una anulación o aniquilación de la persona que somos -lo cual a veces se ve en algunas formas de religiosidad- no creo que estemos en el buen camino.
Aparte de eso, preferiría desarrollar este planteamiento más en términos de fe que de religión formulado en general y sin distinciones ni matices.

Celeste
9 de enero de 2012 a las 11:26

Tú eres el teólogo (dicho con el mejor sentido), y yo sólo puedo escucharte. Pero entonces, ¿qué quiere decir exactamente este poema de San Juan de la Cruz?

Para venir a gustarlo todo,
no quieras tener gusto en nada.
Para venir a saberlo todo,
no quieras saber algo en nada.
Para venir a poseerlo todo,
no quieras poseer algo en nada.
Para venir a serlo todo,
no quieras ser algo en nada.
Para venir a lo que no gustas,
has de ir por donde no gustas.
Para venir a lo que no sabes,
has de ir por donde no sabes.
Para venir a poseer lo que no posees,
has de ir por donde no posees.
Para venir a lo que no eres,
has de ir por donde no eres.
Cuando reparas en algo
dejas de arrojarte al todo.
Para venir del todo al todo,
has de dejarte del todo en todo.
Y cuando lo vengas del todo a tener,
has de tenerlo sin nada querer.

Antonio Praena
10 de enero de 2012 a las 00:11

Pues sería poco riguroso interpretarlo sin acudir a los propios comentarios de San Juan de la Cruz a sus poemas mayres. Pero creo poder decir dos cosas:
1: No se puede entender este camino por lo desconocido y por lo que no es nada sin partir del hecho de que se camina ala plenitud. Como experiencia, como deseo o como intuición se camina a algo más pleno, ante lo cual todo lo sabido es nada, comparable a la nada y hasta nada misma como experiencia, pues es un ir dejando lo sabido, lo poesido, para entrar en otra dimensión en el camino de la cual no tenemos ningún asidero.
2: Un princio básico teológico nos advierte de que hemos de dsitinguir el lenguaje espiritual de su verdadero análisi teológico. Es distinto el lenguaje, muchas veces poético, en que se expresa la esperiencia mística, teniendo en cuenta que esta misma experiencia requiere lenguajes nuevos, pue se trata del adentramiento en algo que no ha sido dicho antes en ese grado de vivencia, del lenguaje de la teología que procede y se guñia con la razón. Por eso la teolgía y la filosofía son totalmente cosas diferentes: cada una tiene su propio estatuto epistemológico.
... vamos, esto es casi casi también un hablar por hablar

Celeste
10 de enero de 2012 a las 01:30

No, si es muy interesante lo que dices. No digas que es hablar por hablar :))

Suscripción

Suscribirse por RSS

últimos artículos

Archivo

Logo dominicos dominicos