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Blog El atril

Fray Antonio Praena Segura, OP

de Fray Antonio Praena Segura, OP
Sobre el autor

27
Sep
2014

Carmina y el arte

4 comentarios

Una persona culta podría echar mano de El Lazarillo o La Celestina para apuntalar un texto con la debida erudición pero difícilmente citaría Carmina o revienta sin pasar por burdo o paleto ante sí mismo o su auditorio.

 

Hoy han puesto en la tele la película dirigida por Paco León y, sí, no sólo es una cinta dentro de la más genuina tradición realista hispana: Carmina contiene un genuino aliento poético.

 

Esos monólogos con cámara subjetiva, al hombro, sin banda sonora, nos presentan el retrato de una forma de ser una de cuyas características es, precisamente, no tomarse demasiado en serio y presentar la realidad no desde el discurso sino desde el diálogo, aunque sea con uno mismo. Se trata de una forma de comedia bastante diferente que toma elementos del realismo artístico español con incursiones, sin marcar la transición, en el también peculiar surrealismo de vis hispana.

 

Recuerdo, por ejemplo, el diálogo de Carmina con su vecina y cómo esta le cuenta que cuando va a Madrid se hospeda en casa de Sofía, la Reina, concretamente en la habitación de Elena, que es una chica muy agradable y muy simpática, y que si Sofía se entera que ha ido a Madrid y no ha ido a su casa se enfada.

 

 

Y luego están esos ambientes, miserables y, a la vez, de hermosa fragilidad: el encuadre desencuadrado del jardín, la cocina en penumbra con cabra incluida, la orilla de la carretera y la brisa interfiriendo en la conversación. Los solitarios cables de la luz al atardecer.

 

La crítica de salón olvida a veces que nuestras obras maestras han nacido de la realidad más callejera. Pensemos en las viejas de Velázquez, en sus enanos dignificados, en sus mendigos y borrachos transmutados en dioses. Súmese a nuestros pícaros y celestinas literarios el mismo Alonso Quijano. Desvarío y realidad se ofrecen imbricados.

 

El arte cobra vida cuando sale de la biblioteca y la academia en busca de la calle y la vida para dejar luego en el papel o el lienzo testimonio de la vida de aquellos de quienes ni la academia ni la historia oficial darían cuenta. Lo que la historia con mayúsculas no recuerda ha de testimoniarlo la literatura o el cine; el arte desacomplejado.

 

En poesía a veces ocurre algo semejante: algunos de los mejores poetas del pasado siglo ni siquiera pasaron por la universidad. Todavía hoy parece que los sesudos currículos vitae, repletos de master y especializaciones, son una mágica carta de presentación que, en algunos casos, eso sí, ni siquiera consigue ofrecernos un puñado de versos para levantar el vuelo un palmo.

 

Como señala José Luis García Martín, la erudición y el artificio pueden ser una excelente manera de camuflar la falta de talento. Un director como Paco León, curtido en la comedia más televisiva y en los personajes más cutres, puede apostar todo su talento en una película barata con su madre y su hermana como protagonistas, ofrecerla gratuitamente y firmar una obra donde verdad y frescura se fusionan.

 

Como comentaba un amigo, si Carmina fuera danesa y la hubiera filmado Lars von Trier, sería una obra de culto.


 

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De "la filóloga" al teólogo
28 de septiembre de 2014 a las 11:53

No pensaba volver a escribirte, pero no me puedo resistir: la verdad es que no te pega para nada este artículo. Eres licenciado en teología, sabes hablar latín y griego, estás preparando tu doctorado, así que tu formación no es ni mucho menos sencilla. Tampoco lo es tu poesía, desde luego.
Hay personas de formación autodidacta que son muy buenos escritores, pero también hay profesores universitarios muy buenos poetas (¡ni que fuera incompatible la escritura con la filología!), como Antonio Carvajal, Luis García Montero y tantos otros. Lo que ocurre es que hay que ganarse el pan, y la Universidad es un sitio tan bueno como cualquier otro. Lo del currículum no se hace por gusto o egocentrismo, sino por mera necesidad.
Esa división que haces últimamente entre filológos y poetas sólo porque has recibido (como todo el mundo) alguna que otra crítica negativa, es absurda. La filología y la poesía se complementan, no se contradicen.

Antonio Praena
28 de septiembre de 2014 a las 19:02

Estimada Celeste:
Y sumo a lo que dices 12 años de docencia universitaria. Tienes razón en todo lo que dices, sólo que miras en la dirección inadecuada. Porque el post no habla de eso. No habla de la filóloga ni habla de mí.
Yo que tengo el grandísimo e incorregible pecado del narcisismo, por una vez no pensaba ni en mi poesía ni en tu crítica, porque creo que te refieres a tu crítica, en la que echabas de menos los poemas más telúricos y terribles de Actos de amor, lo cual es cierto. No conozco otra referencia al respecto. Ojalá las hubiera. Más bien, como indicas, a mí me incluyen entre los poetas de vertiente culturalista -mira una artículo de Angel Luis Prieto de Pauka en Ínsila-, sólo que con tendencia al registro coloquial y a las escenografías postmodernas.
Tú sabes que, consciente o inconscientemente, al escribir hay un lector en nuestra cabeza. Al introducir ese párrafo referido a la poesía, que no es sino un excursus en el post, estaba pensando, si se trata de personalizar las cosas, en la poesía de, por ejemplo, Katy Parra. Y en unos versos que el otro día puse en FB de Miguel Hernández, y que han tenido bastante resonancia. Y en una conversación habida recientemente en la que me enteré que José Hierro no pudo dar cursos -solo "talleres"- en una Universidad de Verano porque no tenía titulación universitaria.
Yo tampoco pensaba entrar en debate, estimada Celeste. Pero no quería que el silencio te pareciera un desaire tampoco. Por lo demás, en Fb es donde puedes encontrar los comentarios a este blog.

Dr.J
2 de octubre de 2014 a las 12:03

A ver, queridos niños, compórtense. ¿Puedo intentar poner paz entre dos personas tan admiradas? Sigan escribiendo, por favor, es muy divertido.
Me gustaría llamar la atención sobre el hecho de que los diez años del Sr. León haciendo televisión infumable (mala en el sentido técnico y en el sentido moral) son los que han permitido esta(s) obra(s) ya que hay segunda parte "Carmina y amén" (me preocupa el amén). ¡A buenas horas hubiera podido hacer una película sin ese bagaje previo!
Por lo demás yo creo que tanto la Universidad (en general) como la poesía española actual (en general) son horribles, trasuntos del horrible país que en la actualidad nos acoge; entre otras cosas por esa maldición del igualitarismo que entiende que todo el mundo puede no ya cursar estudios universitarios (subvencionados) sino ser Profesor y no sólo escribir "poemas" sino publicarlos".
En fin, ahora pueden ponerse los dos a criticarme y así se reconcilian (tengan en cuenta, por favor, mi avanzada edad).
Nota: querido Antonio, la semana pasada tuve la ocasión de hablar en tan sólo 48 horas con Don Pablo D´Ors y D. Álvaro Fierro Clavero (a quien encuentro un gran parecido físico con Paco León pero no se lo diga) una experiencia maravillosa, el mundo está bien hecho.

Celeste
2 de octubre de 2014 a las 17:10

La verdad es que me he reído mucho con su respuesta, Dr. J. No opiné de la película porque no la he visto. Mi madre sí, y pide que diga por aquí que le pareció malísima. De la serie Aída, mejor no hablemos, porque es el colmo del mal gusto.Que conste que no tengo nada contra el Sr. León y que respeto el cariño materno-filial, pero hay maneras y maneras de reflejar ese amor.

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