Mar
Campus de poesía
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-¡Qué torpeza la mía¡ Vengo a una Facultad de Comunicación y ni siquiera traigo un power-point.
-No te preocupes. Aquí, cuando alguien viene, le preguntamos: ¿traes power-point o tienes algo que decir?
-Tengo algo que decir. Y respiré aliviado.
Ha sido una experiencia hermosa. Gracias por la atención dispensada a las inconexas palabras de un poetastro. Me he vuelto de Pamplona con las manos llenas: de vuestra ilusión, de vuestro interés, de vuestro trato exquisito y cercano, de tu tesis, amigo Antonio, de tu poesía en El Ajolote, David, de vuestra Nuestro Tiempo, Sonsoles.
Antonio, Ester y vuestros tres hijos llenáis de verdad la esperanza ejercitada en los campos de la palabra. Porque
tanto más verdadera es una vida
cuanto más hondo en otra invierte sus verdades.
Yo os he hablado de Poesía en tiempos inciertos. Lo necesario de lo inútil, y me habéis hecho sentir menos incierto y menos inútil. Como periodistas, habéis preguntado: ¿cómo nace un poema?, ¿cómo se forma un libro?, ¿qué autores prefieres?
La comida, los cafés, el paseo por el campus tembloroso de primavera.
Nietzsche, fatal profeta de todo lo que estamos viviendo, dijo: Temo que no nos libraremos de Dios, porque aún creemos en la gramática. Creencia y gramática. Tendrían que callar todos los poetas así como los amigos de la gramática para que Dios desapareciese. Mientras ellos no callen, no callemos, Dios seguirá siendo el pulso misterioso del mundo. Mientras cante al cantor, hay esperanza. Gracias por cantar y amar la gramática. Por dejar que lo hagamos juntos.