Oct
Biblioburro
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Habla en primera persona del plural, nosotros, él y sus burros Alfa y Beto, un equipo de trabajo.
Luis Soriano recorre las veredas para llevar sobre sus dos burros libros a los niños. Niños atravesados por una violencia verraca, dice, que nunca irán a una biblioteca y a los que, por tanto, hay que llevarles la biblioteca para que se animen a coger un lápiz y tiñan el mundo de color, para que sean colombianos con mentalidad crítica, constructiva y con mucha imaginación.
En España a veces hay que obligar a los niños a leer. Tienen libros a su alcance y no los valoran; más bien sienten la lectura como una carga, como un castigo. En otros lugares, como vemos en este video, la simple contemplación de un cuento es motivo de alegría, de juego, de asombro y de comunicación entre niños acostumbrados a estar callados y tristes porque aún piensan que se están escondiendo de los monteros y porque han visto hombres mutilados, ahorcados, atemorizados…
A veces se nos llena la boca hablando de cultura y literatura pensando en ella como en algo para eruditos, selectos hombres y mujeres de una sensibilidad superior. Pero no. La verdadera cultura cabalga sobre dos burros en busca de los niños de las veredas.
En la forma de hablar de Luis Soriano y de su madre hay expresiones rebosantes de poesía. Es uno de los aspectos que más me gusta del español hablado en Colombia: que en su expresión coloquial hay color, poesía no buscada ni pretendida, no engolada ni artificial, sino más bien inherente al decir del día a día.
Entrañablemente serio.