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Belleza terrible
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La belleza abre puertas. Subyuga las voluntades de los fuertes y los débiles. Convoca vasallajes. Hipnotiza inteligencias. Desarticula defensas.
La belleza alcanza a ser terrible. Según alguna teoría, en estas coordenadas se entiende la alianza entre belleza y religión: la belleza como rayo de lo divino y cárcel de la libertad.
Para un poeta actual, J. A. González Iglesias:
Rara vez la belleza es subversiva.
Rara vez la hermosura
es calidad moral.
Sólo en el equilibrio
cuando ya no es belleza transmitida
y
todavía no es belleza transmisible,
cuando
es sólo mensurable con las manos
de otro.
Si en la más reciente modernidad la inteligencia lo era todo, hoy la inteligencia es sólo el adorno de la belleza. Y, a veces, prescindible. Si eres bello, si creas belleza, el mundo es tuyo.
¿Cómo escapar a sus cadenas? ¿Cómo no ser abducidos? ¿Es lo mejor echarse en manos de lo feo?
No. Belleza obliga a misericordia. Aun cuando hayamos de cruzar los tramos de lo terrible.