Jul
Aún puentes
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Hace unas semanas estuvo en Granada Rosa León. Vino invitada por Granada13artes, una asociación que se ha fundado sin otro ánimo que el de realizar actividades de diferentes ramas artísticas y, cuando sea posible, implicar diferentes artes en una misma actuación.
Rosa León vino a hablarnos de su experiencia de amistad y de trabajo con diferentes poetas (Goytisolo, Alberti, Gabriel Celaya, Blas de Otero, Caballero Bonald…), y nos regaló una visión fresca y de primera mano sobre la relación entre vida, amistad, poesía y música en estos autores.
Tras el acto fuimos a tomar algo. Fue un momento precioso. Bueno, la verdad: yo estaba un poco flipado, flipado de encanto. Porque surgió verdadera comunicación y pudimos compartir con total sinceridad. Ninguno de los dos evitamos nuestro momento de vehemencia en la expresión de nuestras convicciones… Pero es que hoy en día es un auténtico regalo encontrar gente con convicciones firmes que las exponga y que escuche a los demás con auténtico interés, sin parapetos de falso respeto escondido en una lánguida condescendencia, sin desprecio. Con pasión pero sin ira.
Fue un regalo para mí, pues podeis imaginaros a alguien que está con una cantanta –como ella se refiere a sí misma- cuyas melodías -(¿recordáis "Al alba"?)- y programas de televisión han acompañado su infancia. Y de pronto una noche, sin máscaras, está con ella conversando a corazón abierto. Hablamos de poesía, de fe, de religión, de cultura, de política, de este mundo. Sí: fuimos vehementes al expresarnos y vehementes al recibirnos el uno a la otra, la otra al uno, con una capacidad de asombro que a veces sentimos ya perdida en esta vida.
Fue un regalo porque, en tiempos de puentes rotos, en tiempos en que bastante gente de la cultura se refugia en las ideas que ya tiene, en los autores que siempre ha leído, en los medios que siempre le informan y, por otro lado, quienes conservan sus convicciones religiosas se presentan a la defensiva, se parapetan en respuestas intocables, confunden creer con credulidad, fe con fideismo..., es un regalo encontrar un puente aún.
No corren buenos tiempor para el diálgo entre la fe y la cultura. El drama de esta separación no ha hecho más que agudizarse desde que Pablo VI lo anunciara. Intentarlo puede abocarte a tierra de nadie, a recibir tortas por la izquierda y por la derecha. Da igual: tengo la cara bastante dura.
Fue por eso un regalo. En algún momento Rosa y yo nos miramos a los ojos y vimos algo más. Nos despedimos con un abrazo muy intenso, de los que llegan a trasfundirse una vibración en el pecho. Hubo ternura y emoción. Comunión más allá de todo.
En su último correo tuvo el detalle de adjuntarme una canción de S. Francisco. Y yo le mandé poemas más cerca de su fe que de la mía. Porque, en verdad, vivimos en el Misterio que todo lo deshace para encontranos donde él quiere.